La mujer del candidato de la derecha a las presidenciales francesas, François Fillon, asegura que hacía "tareas muy variadas" como asistente parlamentaria de su marido, al que le ha dicho que continúe "hasta el final" en su candidatura al Elíseo.
En una entrevista publicada este domingo por Le Journal du Dimanche, Penelope Fillon habla por primera vez en público del escándalo que está haciendo tambalear la campaña de su esposo y dice que lo hace por iniciativa propia, no por motivaciones políticas, y que lo que quiere es acabar con los "rumores locos" que circulan.
Sobre la sospecha de que estuvo contratada con empleos ficticios por su marido y también por el diputado al que cedió la circunscripción, Marc Joulaud entre 1998 y 2013 con alguna interrupción, pagada con dinero público, su explicación es que hacía un trabajo real.
"Mi papel era ayudarle en su relación de cargo electo con la gente", aclara, e insiste en que siempre estuvo asociada a la carrera política de François Fillon.
"Me encargaba -precisa- del correo junto con la secretaria, preparaba a mi marido notas y fichas sobre las manifestaciones locales de la circunscripción (...), le hacía una especie de revista de la prensa local, la representaba en manifestaciones, releía sus discursos".
François Fillon "tiene una confianza total en mí por mi discreción, pero también por mi lealtad. Le digo la verdad, lo que no siempre ocurre con colaboradores... Y al contrario que otros, yo no le abandonaré", dice.
La esposa de Fillon, que afirma haber respondido a todas las preguntas de los investigadores cuando fue interrogada por este asunto el mes pasado y que confía en la justicia, señala que entregó documentos para probar la realidad de su trabajo.
Se trata de "correos con anotaciones que prueban que pasaron por mí; intercambios de correos electrónicos con otros colaboradores". Pero puntualiza que la mayor parte de las notas que hacía para él no las ha conservado, en particular las anteriores a 2007: "¿Quién guarda documentos de ese tipo de hace diez, quince o veinte años?".
"Necesitaba que alguien hiciera esas tareas"
Preguntada sobre si no podría haber hecho todo eso sin ser pagada -recibió 500.000 euros brutos de dinero público-, insiste en que su marido como diputado "necesitaba que alguien hiciera esas tareas muy variadas" y que si no hubiera estado ella, habría tenido que pagar a otra persona y "por tanto, se decidió que sería yo".
En cuanto a las razones para poner fin a su empleo de asistente parlamentaria, lo justifica porque en 2013 François Fillon decidió prepararse para las presidenciales de 2017 y ella por su parte se consagró a unos estudios por internet de literatura inglesa que había empezado en 2006.
Penelope Fillon también niega que fuera un empleo ficticio el que tuvo en una publicación literaria propiedad de un millonario amigo de su marido, La Revue des deux mondes, como consejera literaria.
Precisa que ha entregado a los investigadores "diez notas" de críticas de libros que entregó -se publicaron dos-, y reconoce que dimitió por haber percibido "una cierta hostilidad", en alusión a su relación con el director de la revista, Michel Crépu, al que ni siquiera fue presentado, y que considera abiertamente que se trató de un empleo ficticio.
Confía en su marido y cree que "hay que seguir hasta el final"
La esposa del líder de la derecha, que se dice de naturaleza "reservada" y poco dada a la vida mundana, admite que "la asociación de (su) nombre con este inmenso escándalo" le ha hecho "mucho mal".
Y en cuanto a la continuidad de su marido con la campaña, asegura que confía en él y "en lo que quiere hacer por Francia", y "cree que vale la pena".
"Le he dicho -revela- que hay que continuar hasta el final. Cada día le digo eso. Él decidirá. (...) Es el único candidato que tiene la experiencia, la visión, el proyecto y la determinación necesaria para dirigir Francia". Además, avanza que ella le acompañará "de todas formas, allí donde vaya.
La entrevista se publica en un día clave para el futuro de la candidatura presidencial de Fillon, que esta tarde espera movilizar a decenas de miles de personas en París para manifestarle su apoyo en respuesta a las peticiones para que se retire teniendo en cuenta el escándalo que arrastra, y que en los últimos días han llegado masivamente de su propio campo político.