Sobre el copiloto del vuelo 4U9525 de Germanwings, el alemán Andreas Lubitz, ha recaído la responsabilidad de la tragedia aérea en la que murieron 150 personas, 50 de ellas españolas. No hubo supervivientes. Este viernes se cumplen dos años de la catástrofe. Según la investigación de las autoridades, Lubitz estrelló deliberadamente la aeronave en los Alpes franceses. El comportamiento del joven co-piloto, que habría aprovechado una salida del piloto de la cabina para encerrarse en su interior y tomar los mandos de la aeronave, se ha explicado en parte a partir de su carácter depresivo. Éste, en último término, habría derivado en una tendencia suicida y asesina.
Este viernes, sin embargo, se escuchaba en el céntrico Martim Hotel de Berlín una versión de los hechos que pone en duda cuanto ha podido saberse sobre la tragedia hasta ahora. La ofrecía el padre del co-piloto, Günter Lubtiz. Rodeado de su abogado y un experto en aviación, el padre del co-piloto aseguraba en una conferencia de prensa que la imagen que ha quedado de su hijo no se ajusta a la realidad. “Nuestro hijo no tenía depresión en el momento del accidente”, afirmaba Günter Lubtiz.
“No hemos elegido este día para herir a los otros familiares”, decía el padre del copiloto en su intervención ante los medios de comunicación. “Mi luto, el mío y de mi mujer, es un luto especial, que se diferencia del luto de los otros familiares, y es que tenemos que vivir no sólo con la pérdida que nuestro hijo, sino que además a los dos días del accidente, la fiscalía francesa decidió nombrarlo como único responsable”, explicaba. “Tenemos que vivir con que en los medios de comunicación se le represente como un 'asesino depresivo' y que él, con una intención suicida, hizo caer un avión, llevando a la muerte a otras 149 personas”, abundaba.
El padre de Andreas Lubitz confirmaba que su hijo sufrió depresión entre 2008 y 2009, pero “seis años después, la había superado”, según los términos del progenitor. Éste fue uno de los puntos abordados en la conferencia de prensa para dudar no sólo de lo que se ha contado sobre Andreas Lubitz hasta ahora, sino también sobre los resultados de las pesquisas realizadas hasta la fecha. El experto de aviación Tin van Beveren, que compareció junto a Günter Lubitz, se ocupó de cuestionar aspectos más técnicos de la tragedia.
“Me asombró que dos días después del accidente, en conferencia de prensa que dio el fiscal Brice Robin, tras 48 horas insisto, la cosa estuviera resuelta, fue el copiloto”, señalaba Van Beveren. “En 25 años de trabajo nunca había visto nada así”, decía el experto, autor de varios libros, artículos y emisiones de televisión sobre aviación además de contar con más de 5.500 horas de vuelo. “El problema es que el señor Robin, 48 horas después del suceso, se expresó sobre lo que pasó en la cabina, pero sus investigadores de la Gendarmería no sabían quién iba sentado en la cabina”, según Van Beveren.
Para él, también falla en la investigación que sólo fueran ingenieros los empleados en las pesquisas, dejando de lado a los expertos del factor humano. “En el 80% de los accidentes aéreos, en algún momento, tienen que ver con fallos de personas”, recordaba Van Beveren, lamentando la falta de implicación de este tipo de expertos en la investigación. Otra de las pistas que Van Beveren indicó como no exploradas lo suficiente es la posibilidad de que el avión presentara un fallo que ocasionara el bloqueo de la puerta de la cabina.
En contra del copiloto van, sin embargo, relevantes detalles filtrados a la prensa procedentes de la investigación realizada por las autoridades, como, por ejemplo, las búsquedas en internet de Andreas Lubitz sobre “suicidio” o “código de la puerta de cabina” previas a la catástrofe. Aún así, Habida cuenta de las cuestiones que señalaba Van Beveren, Günter Lubitz aseguraba que él y su familia “están en busca de la verdad como todos los familiares” de las víctimas.
UNA PROVOCACIÓN CONTRA LAS FAMILIAS DE LAS VÍCTIMAS
En el día del segundo aniversario de la tragedia han podido escucharse en los medios de comunicación germanos a allegados a las víctimas criticando la conferencia de prensa mantenida en Berlín. Así, Ulrich Wessel, director del instituto Joseph-König Gymnasium, ha calificado de “provocación” y “ofensa contra los padres” de las víctimas la presentación del padre de Andreas Lubitz. Dos profesoras y dieciséis alumnos de su centro educativo, situado en la ciudad de Halter, cerca de Düsseldorf (oeste alemán), perdieron la vida en la tragedia.
En ese instituto se organizaba hoy un acto en memoria de las víctimas con la participación de las autoridades políticas y religiosas de la ciudad. La compañía Lufthansa, a la que pertenece Germanwings, organizaba en el segundo aniversario de la tragedia un encuentro en los Alpes con familiares de víctimas, reunidas no lejos del lugar donde se produjo el accidente.
Consciente de las posibles reacciones adversas que podría generar un acto como el protagonizado en Berlín, Günter Lubitz afirmaba al poco de comenzar su intervención: “da igual qué día hubiéramos elegido, nos habrían insultado de todas formas”. Tampoco está claro que su intervención de este viernes vaya a alterar cuanto se sabe la tragedia. Desde el Ministerio de Transportes alemán se insistía este viernes en que no hay “motivos para dudar” de los resultados de las investigaciones realizadas por las autoridades.