Rusia y Estados Unidos quieren recomponer su “degradada relación”. Rex Tillerson, secretario de Estado de EEUU, llegó a Rusia este martes en medio de la crisis abierta por el ataque que su Gobierno ordenó contra Siria la semana pasada. Aunque no estaba claro si el presidente ruso, Vladimir Putin, iba a recibirle en el Kremlin, la reunión tuvo finalmente lugar en la tarde del miércoles, después de que el jefe de la diplomacia estadounidense se reuniera con el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.
En las 24 horas que Tillerson ha pasado en Moscú, la Casa Blanca ha acusado al Gobierno de Putin de tratar de encubrir el rol del régimen sirio en el ataque sobre la localidad siria de Jan Shijún, Trump ha dicho que Asad es “una persona realmente malvada” y es un “animal” y Putin ha afirmado que, desde el cambio de Administración, la “confianza” de la relación entre ambos países se ha deteriorado.
Sin embargo, la intensa jornada diplomática parece saldarse con un acercamiento de posiciones entre “dos grandes potencias nucleares” a las que no les conviene tener mala relación, como ha afirmado Tillerson en la rueda de prensa conjunta con Lavrov después de la reunión a tres bandas.
La situación en Siria, el deterioro de las relaciones bilaterales, la situación en Crimea o la escalada de tensión con Corea del Norte han sido los temas principales que se han abordado en las más de dos horas de reunión.
Pese a mantener una posición enfrentada respecto a la autoría del ataque con con gas sarín sobre la localidad siria de Jan Shijún que mató a más de 80 personas la semana pasada, y del que Occidente culpa al régimen de Bachar al Asad, ambos países han acordado apoyar en el seno de la ONU una investigación sobre el ataque para esclarecer la situación. En este sentido, ha recordado que Siria ya ha dado el visto bueno para la entrada de expertos internacionales en su territorio para que examinen tanto el lugar del ataque (Jan Shijún), como el aeródromo desde el que supuestamente se efectuó (Shayrat) y que fue después bombardeó EEUU.
"Vemos que Estados Unidos está dispuesta a apoyar dicha investigación", ha afirmado Lavrov en la rueda de prensa tras “un largo día” de conversaciones que ha definido como “sustanciales”. “Creemos que es apropiado una resolución de la ONU no para condenar, sino para iniciar una investigación, algo que EEUU apoya”, ha agregado antes de expresar que el conflicto en Siria es un tema sobre el que “tenemos algunas diferencias, pero no tratamos de imponer nada a nadie”.
Más aún, Lavrov ha confirmado que el presidente Putin está “dispuesto” a reactivar el acuerdo aéreo por el que los ejércitos de ambos países se coordinan en Siria y que fue suspendido tras la intervención militar de EEUU el pasado jueves. Eso sí, pone como condición que EEUU se centre en la lucha antiterrorista.
Además, Lavrov ha considerado que uno de los mayores desafíos que afrontan es “lograr una solución a la crisis civil” en Siria. Antes de su reunión de este día, y con Tillerson ya en suelo ruso, Lavrov había advertido a EEUU que la intervención en Siria supone “una violación de la ley” y que “no debería repertirse”.
Respecto a este tema, Tillerson ha afirmado que Rusia y EEUU están de acuerdo en la necesidad de encontrar una solución política al conflicto, con una Siria "unida y estable", y en luchar contra el terrorismo, pero ha reafirmado la posición de EEUU al respecto. “En base a las pruebas que tenemos, creemos que el ataque fue planeado y ejecutado con armas químicas por parte del régimen de Asad. En nuestra opinión, Asad se ha expulsado a sí mismo (del Gobierno)”, ha dicho reconociendo que el tema ha sido abordado. "El reinado de la familia de Asad está llegando a su fin", ha subrayado Tillerson asegurando que la comunidad internacional nunca aceptará que el líder sirio asuma algún rol en el futuro de ese país. En su opinión, la labor de Moscú como aliado "cercano" a Asad, deben hacerle entender esta realidad.
Al mismo tiempo, resaltó que EEUU considera "muy importante que la salida de Asad se produzca de manera estructurada y organizada, para que todos los grupos (étnicos sirios) sean representados en la mesa de negociaciones".
Según Tillerson, el régimen sirio ha utilizado armas químicas en más de 50 ocasiones. El ataque realizado sobre la provincia de Idleb “sólo fue uno de los casos relacionados con el uso de armas químicas por parte del régimen de Asad”, ha asegurado. Sobre si el régimen de Asad fue quien ordenó el ataque con armas químicas, Lavrov mantenido el mensaje: "tenemos diferencias en muchos de estos aspectos". El ministro ruso ha comparado la situación con el derrocamiento que promovió EEUU de los líderes de la antigua Yugoslavia, Libia e Irak, y ha afirmado que la caída de Asad solo beneficiaría al grupo terrorista Estado Islámico.
Antes de esta reunión, Tillerson llegó a afirmar que Rusia, en su papel de garante del desarme sirio, era “o un tonto o un incompetente” ya que el Gobierno sirio seguía teniendo armas químicas, incumpliendo el acuerdo que firmó con la ONU en 2013. Ante una pregunta directa de una periodista de CBS al respecto, Tillerson ha tratado de salir al paso respondido que “no tenemos más información sobre la implicación de las fuerzas rusas en el ataque”, y ha reiterado que lo que han confirmado hasta el momento es que “el ataque fue planeado y ejecutado por fuerzas del régimen sirio”.
El secretario estadounidense llegó a Moscú con un ultimátum para Putin, al que exige elegir entre el régimen sirio de Bachar al Asad y una alianza con Occidente, pero al comenzar esta mañana su encuentro con Lavrov se mostró abierto y constructivo. Tras la comparecencia conjunta es evidente que ambas partes han bajado el tono y, pese a mantener una evidente confrontación sobre la autoría del ataque en la provincia de Idlib, que Putin haya recibido a Tillerson se interpreta como una señal positiva del Gobierno ruso hacia EEUU.
"Las amenazas entre ambos han sido obvias. Vamos a dejarnos guiar por el sentido común y no por las emociones", ha afirmado Lavrov en un evidente gesto de conciliación.
Reconstruir las relaciones bilaterales
En un tono abierto y conciliador, el ministro ruso ha afirmado que si la relación entre Moscú y Washington es de cooperación, el beneficio “no es sólo para nuestros países, sino para toda la comunidad internacional”.
En la misma línea, Tillerson ha reconocido que “hay un bajo nivel de confianza” entre ambos países y que “dos potencias nucleares mundiales (como lo son ambos países) no pueden estar en este punto”.
“Hay temas que requieren atención inmediata, entendemos que la mejora de la relación requiere que avancemos en temas sobre los que tenemos diferentes puntos de vista”, ha subrayado el secretario estadounidense tras con valorar como positivas las conversaciones mantenidas durante la jornada. “Necesitamos más comunicación, diplomática y militar, de primer nivel entre nuestros países”, ha dicho Tillerson mostrándose consciente de que algunas de las diferencias entre ambos gobiernos requieren “trabajo de largo recorrido”.
Corea y Crimea, otros dos frentes abiertos
Sobre Crimea, Lavrov ha evitado detenerse y sólo ha apuntado que el acuerdo de Minsk "es el camino" a seguir. Tillerson, en tanto, ha afirmado que no habrá cambios en las sanciones que se impusieron a Rusia a causa de la anexión de Crimea.
Otro punto en el que sí han estado de acuerdo es en el peligro que supone la escalada de tensión con Corea del Norte y en la necesidad de desnuclearizar la península. Respecto a si EEUU planea alguna acción unilateral tras enviar un portaaviones a la región el pasado fin de semana, el secretario de Estado ha afirmado que ese movimiento no tiene "un motivo particular".