Los observadores internacionales han concluido que el referéndum presidencialista en Turquía que no ha cumplido con los estándares democráticos, ya que el bando del 'no', jugaba con desventaja debido a la falta de pluralidad mediática y todo tipo de limitaciones a su campaña.
"El referéndum se desarrolló en un ambiente político en el que las libertades fundamentales necesarias para un proceso verdaderamente democrático se vieron restringidas bajo el estado de emergencia", ha denunciado la Tana de Zulueta, líder de la misión de la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE).
En su informe, los observadores aseguran que la persecución de periodistas y medios de comunicación, restricciones al derecho de reunión y expresión, así como un marco legal inapropiado allanaron la victoria del 'sí'.
Denuncian múltiples obstáculos por parte de los detractores de la reforma constitucional para registrarse para hacer campaña y hacer oír su voz así como el uso inapropiado de fondos públicos en favor del 'sí'.
Por ejemplo, el informe destaca que muchos de los miembros de los dos principales partidos de oposición a cargo de la campaña del 'no' se encuentran entre rejas. También subraya que se garantizó una representación adecuada en los medios a los contrarios a la reforma constitucional.
Desde el punto de vista técnico, los observadores señalan que el referéndum estuvo en general bien administrado en los colegios electorales donde estuvieron presentes, pero condenan que en el último momento se aceptaran papeletas sin sellar en contra de las normas, ya que, entienden, elimina una "salvaguarda" en el proceso electoral.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), la principal formación opositora, ha anunciado que pedirá la anulación del resultado, que otorga la victoria a Erdogan con un 51% de los sufragios, denunciando que se llevaron "escrutinios secretos" sin presencia de la oposición.