El lunes de Pascua es día festivo en Alemania. A Taylan, sin embargo, le tocaba trabajar ayer. Lo hacía en el salón de té especializado en tabaco aromatizado para fumar en narguile que regenta en el barrio berlinés de Kreuzberg. Se ocupaba de las mesas y clientes mientras lidiaba con la resaca que le había dejado la jornada electoral del domingo.
Taylan votó en Berlín en el referéndum sobre la ampliación de poderes del presidente en Turquía, cargo que ocupa Recep Tayyip Erdogan. Votó por el 'no' a la ampliación de poderes del jefe de Estado turco como miembro de la comunidad de 3 millones de turcos afincados en suelo alemán.
Esa constituye la mayor comunidad turca fuera de Turquía. Casi la mitad – 1,4 millones – estaban llamados a las urnas el domingo. El 'sí' se hizo con el apoyo de un 51,41%. Gracias a ese porcentaje el 'sí' se imponía por la mínima el domingo pese a las denuncias de amaño de la oposición turca. Por su parte, la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE) señalaba el lunes que el referéndum se había desarrollado en un ambiente donde las libertades fundamentales se habían visto “restringidas”.
Entre clientes, cafés, tés y narguiles, a Taylan aún le costaba el lunes entender el resultado, especialmente el que se extrae de cómo votaron los turcos de Alemania. El 63% de los turcos que participaron en el referéndum desde Alemania votó a favor del 'sí'. “No entiendo que haya turcos que viven en Alemania, en libertad, y que votan por el 'sí', a favor de alguien como Erdogan”, dice a EL ESPAÑOL este joven empresario.
“Los turcos alemanes están acostumbrados a expresarse libremente, pero en Turquía la cosa no es como aquí. Si tú dices allí '¡Qué se joda Erdogan!' acabas en prisión o te ponen una multa”, abunda Taylan. Su local está muy cerca de la Oranienplatz y el 'Kotti', apodo de una zona de Kreuzberg a la que también se conoce por ser el 'pequeño Estambul de Berlín'.
No lejos del salón de té de Taylan, Mert se ocupa del quiosco de sus padres. Este joven licenciado en química acaba de empezar su jornada laboral, vendiendo periódicos, tabaco y refrescos. Reconoce que está “triste” por la victoria del 'sí'.
OPORTUNIDAD PERDIDA
“Cada vez que Turquía vota y tiene la oportunidad de librarse de Erdogan no lo hace”, estima Mert al hablar con este periódico. Con los clientes prefiere no abordar temas políticos. “Uno sabe lo que vota cada cual. Uno sabe quién votó por el 'sí' observando su forma de vestir, el tipo de barba, o la forma en la que hablan, sabes que votaron que 'sí' si son gente que dicen mucho eso de 'In sa Allah' o 'Macha Allah'”, abunda, aludiendo a expresiones que denotan para él religiosidad y conservadurismo.
Un ejemplo del tipo de personas que describe Mert es Halil. Este hombre de mediana edad toma té con tres amigos en una terraza de lo que los berlineses llaman Kreuzkölln, una zona situada entre el barrio de Kreuzberg y el distrito de Neukölln – otra de las áreas más pobladas por turcos de Berlín. Halil está contento con el resultado del referendum. “Es un buen resultado, así la oposición no podrá entorpecer al presidente”, dice este hombre a EL ESPAÑOL. “Además, Turquía, que es un país islámico, tiene por fin la posibilidad real de ofertar el que se pueda vivir el Islam de verdad”, añade.
A él no le afecta para nada que la victoria haya estado marcada por un resultado muy ajustado y por los interrogantes lanzados contra la votación y el recuento por oposición y observadores internacionales. “Sabíamos que el resultado sería muy igualado”, apunta Halil.
Haydar, un hombre que sirve comidas en un restaurante de especialidades turcas en Kreuzkölln, comparte las mismas opiniones políticas que Halil. “Ahora nos debería de ir mejor”, señala a este diario este responsable del restaurante Imren, situado a proximidad de Hermannplatz. Es más, Haydar se atreve a observar con satisfacción: “El ambiente después del referéndum es bueno, muy bueno”.
UN BERLÍN DIVIDO COMO TURQUÍA
En realidad, los turcos de Berlín quedaron divididos por la votación del domingo. Según las cuentas de Oktay Celebi, secretario general en la capital alemana del Partido Republicano del Pueblo (CHP), formación de la oposición en Turquía, el 50,1% de los turcos berlineses votaron por el 'sí'. El 'no' se quedó en un 49,9%. “Berlín está tan divido como Turquía”, señala a EL ESPAÑOL Celebi, cuyo partido hizo campaña por el 'no'. “En Berlín perdimos por sólo 125 votos”, lamenta.
Comparado con cómo han votado los turcos de Alemania en otras ciudades, el resultado de Berlín es una excepción. Abundan los ejemplos que dan cuenta de esto. En Múnich, el 'sí' ganó con el 62,7%, en Colonia con el 64%, en Stuttgart con el 66%. En Essen votó por el 'sí' tres de cada cuatro participantes en el referéndum.
“En Alemania tenemos muchos nacionalistas y conservadores que también son conservadores desde un punto de vista religioso”, afirma Celebi. En otros países Europeos, como Austria o los Países Bajos el apoyo al 'sí' entre los turcos con derecho a participar en la votación superó el 70%. En Bélgica alcanzó el 75,1%.
En la pequeña república alpina el 'sí' firmó un 73% y en suelo neerlandés el 'sí' contó con un apoyo del 71%. En Francia se impuso el 'sí' con un 65%. Sin embargo, lo ocurrido en Alemania, Austria, Los Países Bajos o Francia es una “anomalía”. Así lo entiende Asli Aydintasbas, investigadora turca del think tank europeísta Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas inglesas).
“Es muy enigmático que en países como Alemania haya habido ese resultado, pero seguro que tiene que ver con que el AKP [siglas del partido de Erdogan, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, ndlr.] ha sabido movilizar totalmente a su electorado allí”, dice a El ESPAÑOL Aydintasbas.
Para ella también han jugado un papel las tensiones diplomáticas desatadas con motivo de la campaña del referéndum. En Alemania, al igual que en Holanda, se prohibieron intervenciones de destacados miembros del Ejecutivo turco a favor del 'sí'. Aquello no gustó a un Erdogan que llegó a acusar a Alemania el pasado mes de marzo de llevar a cabo prácticas “nazis”.
UNA SOCIEDAD PARALELA
La victoria del 'sí' entre los turcos de países como Alemania no se ajusta a la realidad de Turquía, según Aydintasbas. “Turquía es un país dividido en varios ejes, a saber el que diferencia la población urbana de la rural, el de los que tienen educación y los que no, el de los que disfrutan de elevados sueldos y los que no” y “cuanto más educado y rico es uno en Turquía menos probable resulta que vaya a votar por Erdogan”, asegura la investigadora del ECFR.
A su entender, el “empuje exagerado” en Europa a favor de Erdogan puede deberse a que los turcos de Alemania, por ejemplo, “sienten que forman parte de otra sociedad, algo de lo que puede aprovecharse Erdogan”. De esto mismo se muestra convencido Celebi, el secretario general del CHP en Berlín. “Muchos turcos de Alemania viven en una sociedad paralela, no son gente que tienda a vivir a la occidental, de forma moderna. Viven en su propio mundo, no necesariamente vinculados a Europa. Esto es un problema”, reconoce Celebi.
Mert, el licenciado en química que vende tabaco, periódicos y refrescos en el quiosco de sus padres, no forma parte de ese colectivo. Le incomodan resultados electorales como el del domingo. “Resulta que también soy una minoría entre los turcos de Alemania”, se revuelve. Él no participó en el referéndum. Sólo tiene la nacionalidad alemana. Si que lo hizo su madre. “Imagino que ella votó por el 'no', pero si no lo hizo, creo que tenemos que hablar”, afirma Mert entre risas.
Paradójicamente, que la victoria del 'sí' por el que hacía campaña Erdogan haya sido pírrica también se veía en Berlín como un resultado que invitaba al optimismo. “No fue una campaña justa, Erdogan se ha servido de todos los medios del Estado en esta campaña, ha contado con el apoyo de grandes empresas, no hay libertad de prensa pues tenemos a 150 periodistas en la cárcel y la gente se cree los medios que sólo hablan bien de Erdogan, y, aún así, casi ganamos”, comenta Celebi.
En este sentido, Aydintasbas apunta que el triunfo de Erdogan “no es una victoria clara”. “Era un contexto muy injusto en el que votar y, a pesar de ello, el 'sí' logró apenas el 51%”, concluye.