Emmanuel Macron ha conseguido pasar la prueba de fuego de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. El líder de En Marche! se ha configurado en un tiempo récord como un candidato "presidenciable" gracias a un movimiento alejado de los partidos políticos convencionales. Una apuesta que se dibujaba como una utopía, dada la dificultad de financiar una campaña presidencial, exenta de ayudas públicas y, por lo tanto, necesitada de un importante desembolso.
Desde su creación, en abril de 2016, el movimiento consiguió reunir la nada desdeñable cifra de 8 millones de euros gracias a sus 30.000 donantes privados, como reveló el diario digital Mediapart a principios de marzo. Esta forma de financiación despertó los recelos de sus contrincantes en la carrera a la presidencia.
Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, bautizaba al exministro de Economía como "el joven banquero". Mientras, Benoît Hamon desafiaba al candidato centrista a publicar la lista de sus donantes, sospechando un entorno construido en torno "a poderes económicos, bancarios y a lobbies privados".
Observando de cerca el equipo de Emmanuel Macron, parece que ambos aspirantes no se equivocaban en sus sospechas.
En su círculo más cercano encontramos a Christian Dargnat, exdirigente del banco BNP Paribas, encargado de la colecta de fondos de la campaña, y a Françoise Holder, cofundadora de la famosa cadena de panaderías 'Paul' y exresponsable nacional del Medef (Movimiento de Empresas de Francia). Ahora es delegada nacional de En Marche!.
La lista continúa. Bernard Mourad, exbanquero en Morgan Stanley, especializado en el sector de las telecomunicaciones y responsable de la compra de la operadora SFR por el segundo operador francés Numericable; Mathieu Laine, empresario e intelectual liberal, propietario de la empresa de consultoría y estrategia Altermind; o Marc Simoncini, fundador de la web de citas Meetic, forman parte del entorno de amigos y consejeros de quien se dibuja como favorito en la carrera al Palacio del Elíseo.
Si bien la mayoría de sus simpatizantes han contribuido a su campaña con una donación de 50 euros, más de 160 han apoyado su inédita aventura con más de 5.000.
Según Mathieu Magnaudeix, periodista encargado de seguir la campaña de Emmanuel Macron en Mediapart, el líder de En Marche! y su equipo han conseguido reunir una buena parte de los fondos gracias a eventos y fiestas privadas con un público dispuesto a desembolsar cifras nada triviales. Quizás el mismo público con el que celebró su victoria la noche del domingo en el restaurante parisino La Rotonde, lo que le granjeó comparaciones con el expresidente conservador Nicolas Sarkozy.
CONTACTOS EN LAS ALTAS ESFERAS
Más allá de su pasado como banquero de Rothschild, cabe preguntarse cómo Emmanuel Macron comenzó a codearse con tal élite económica. Hace falta remontarse hasta 2008, cuando el joven Macron pasó a formar parte de una comisión de expertos sobre el crecimiento económico. Un encargo de Sarkozy, por aquel entonces presidente de la República, dirigido por Jacques Attali, exconsejero de François Mitterrand.
Su participación en dicha comisión supuso un atajo para el candidato centrista, relacionándose con grandes empresarios de la escena económica francesa: Peter Brabeck, presidente de la multinacional Nestlé; Claude Bébéar, fundador de la aseguradora Axa; o Serge Weinberg, presidente del fondo de inversiones Weinberg Capital Partners.
Sin duda, Emmanuel Macron conoce la gramática de los negocios, lo que le ha permitido convertir su movimiento en una particular start-up aplaudida y respaldada por la élites económicas y los partidos tradicionales, que le han brindado su apoyo para frenar a la ultranacionalista Marine Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales en mayo.
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