En la propia noche electoral de las elecciones francesas, Matteo Renzi no desaprovechó la oportunidad de arrimar el ascua a su sardina. “Ha nacido el PD también en Francia, ahora espero que venza en Europa”, decía el ex primer ministro italiano en la conversación periódica que suele tener con sus lectores en Facebook.
El éxito del candidato Emmanuel Macron en Francia es el del hombre sin una formación política, pero al PD al que se refiere el político florentino es su Partido Democrático, que trató infructuosamente de hacer suyo por vías maquiavélicas y en el que este domingo busca una reválida en primarias.
Al igual que el candidato al Elíseo, el joven Renzi irrumpió en la escena de su país dispuesto a modernizar el discurso y a sacarlo de la esclerosis burocrática. Y como buen heredero del genio político del Renacimiento, disfrutó incluso de la oportunidad desde el Gobierno sin antes pasar por las urnas. Impuso un acelerado ritmo de reformas económicas y políticas –que dejó a la mitad en la mayoría de los casos–, le imprimió un carácter personalista al Ejecutivo y fracasó en su intento de convertir un profundo cambio en la Constitución en un plebiscito sobre su figura.
De haber salido adelante y con la ley electoral vigente en diciembre, el escenario habría sido un sistema más presidencialista con una probable segunda vuelta entre un Renzi defensor de Europa y del sistema contra un Movimiento 5 Estrellas (M5E), que apunta a Bruselas como causa de los males de su país. El M5E no es la ultraderecha de Le Pen, pero al ex primer ministro italiano le hubiera gustado ponerse el traje de Macron y recibir los apoyos de sus socios europeos, como ha mostrado al italianizar el eslogan del candidato francés ('¡En Marcha!") para presentar batalla en las primarias del PD bajo el lema de 'In cammino'.
El diputado del Partido Democrático y convencido defensor de Renzi, Andrea Romano, asegura que el buen resultado de Macron “ha sido valorado muy positivamente” en su formación, porque lo consideran “la victoria de una plataforma europeísta y la derrota del populismo antieuropeo”. Ambos líderes comparten “el objetivo de refundar la Unión, el sistema social y el mercado de trabajo” en el continente, remarca el diputado.
Aunque Romano no olvida el varapalo en las urnas del socialista francés Benoit Hamon y pronostica un resultado similar para el laborista británico Jeremy Corbyn. “Sólo la elección de un reformismo valiente hace a la izquierda competitiva en términos electorales”, preconiza. Un eufemismo para referirse al renzismo, convertido en modo de ejercer el poder, y con el que no todos los miembros de su partido han estado de acuerdo. La parte más izquierdista del PD se ha escindido y de la batalla ideológica menos traumática han surgido dos candidatos que le discutirán a Renzi la secretaría general del movimiento.
Son Andrea Orlando, actual ministro de Justicia, y Michele Emiliano, presidente de la región de Apulia. El primero representa un perfil joven no muy alejado al del ex primer ministro, aunque con un tono más conciliador; mientras que el segundo recuerda al del político más tradicional, que trata de recuperar las esencias virando a la izquierda. Sin embargo, ni uno ni otro tienen unas expectativas demasiado altas, como quedó reflejado en un debate a tres en televisión el pasado miércoles.
Una discusión de guante blanco para gloria del único aspirante real a encabezar el PD. Ante las críticas paniaguadas de Orlando y la falta de telegenia de Emiliano, Renzi salió si cabe más reforzado. “Estas primarias parecen más encaminadas a asentar el liderazgo que a contribuir al debate en el seno partido”, opina la profesora de Ciencia Política de la Universidad Roma Tre, Barbara Pisciotta. Aunque para la experta, el exceso de crítica intestina que se vio durante los últimos meses del gobierno de Renzi también contribuyó a desgastar la imagen de su formación.
Orlando ya advirtió de que el triunfo del ex primer ministro denotaría que al partido le ha faltado una catarsis interna para superar el fracaso del referéndum constitucional. Renzi siempre ha admitido que se equivocó en la forma de afrontar aquel voto, pero no en su estilo ni en sus políticas. Para la profesora Pisciotta, el único modo de medir que las primarias pueden hacer reencontrarse al PD con su electorado descontento es la participación. Y según los últimos sondeos, ésta va camino de convertirse en un fracaso.
Este domingo, casi con toda probabilidad, Renzi será ungido de nuevo secretario general del Partido Democrático. Y una vez recuperada la vara de mando, insistirá en ir a elecciones lo más pronto posible. Bajo el Gobierno interino de Paolo Gentiloni, el debate para reformar la ley electoral había quedado congelado los últimos meses. El remiendo más probable será una norma que ofrezca un sistema proporcional con un premio de mayoría a la lista más votada, que imposibilitará el frente PD-M5E, pero que no impedirá que Renzi vuelva a erigirse como el Macron italiano contra el populismo antieuropeo.