Los resultados de las elecciones presidenciales en Francia suponen un importante respiro para la Unión Europea y sus múltiples crisis. No sólo ha sido derrotada la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, cuyo objetivo confeso era la destrucción del euro y de la UE. Su victoria hubiera significado muy probablemente el fin de la Unión. Pero además, la elección como presidente del centrista Emmanuel Macron significa el triunfo del único candidato europeísta sin complejos, que Bruselas espera que sea capaz de resucitar el proceso de integración comunitaria.
La euforia de la UE con Macron ha llegado al punto de que los líderes comunitarios se han saltado su tradicional neutralidad ante las elecciones nacionales, y no han dudado en apoyarle abiertamente desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta de las presidenciales.
Las felicitaciones de los dirigentes comunitarios tampoco se han hecho esperar. El primero en manifestarse ha sido el presidente de la Eurocámara, el conservador italiano Antonio Tajani. "Contamos con una Francia en el corazón de Europa para cambiar juntos la Unión y acercarla a los ciudadanos", ha escrito en su cuenta de Twitter. El Parlamento Europeo ya ha invitado a Macron para que explique ante el pleno su visión de la UE.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha sido la segunda en darle la enhorabuena al candidato de En Marche! "Tu victoria es una victoria para una Europa fuerte y unida y para la amistad franco-alemana", ha afirmado el portavoz de Merkel, que también ha escrito su mensaje en francés.
El presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, se ha declarado "feliz" porque los franceses "han escogido un futuro europeo". "Me alegro de que las ideas que usted ha defendido de una Europa progresista que protege a todos sus ciudadanos sean las que Francia aportará bajo su presidencia en el debate sobre el futuro de Europa", ha señalado Juncker en su carta de felicitación a Macron.
"Felicidades a Emmanuel Macron, a los franceses que han escogido la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad y que han dicho no a la tiranía de los fake news (las noticias falsas)", ha proclamado por su parte el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
¿Freno al populismo?
Es la segunda bola de partido que salva la UE en este año 2017. En marzo, el primer ministro holandés, el liberal Mark Rutte, se impuso en las elecciones al islamófobo y antieuropeo Geert Wilders, que como Le Pen defendía convocar un referéndum de salida de la UE. Otra amenaza existencial para Bruselas. Los dirigentes europeos interpretan la indiscutible victoria de Macron como un signo de que la explosión populista, que vivió su máximo auge el año pasado con el brexit y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, está remitiendo.
La última prueba de fuego serán las elecciones alemanas del 24 de septiembre. Pero hay pocas dudas de que también allí triunfarán las tesis proeuropeas. Tanto Merkel como el candidato socialdemócrata, Martin Schulz, ex presidente de la Eurocámara, defienden dar un nuevo impulso al proyecto comunitario. Y el partido antieuropeo de Alternativa por Alemania (AfD) no para de perder apoyo entre crecientes disputas internas.
Pero el triunfo de Macron no significa que automáticamente vaya a haber una revolución proeuropea. Para empezar, tras las elecciones anticipadas del 8 de junio en Reino Unido comenzarán las negociaciones del brexit, el primer proceso de amputación de la UE en su historia. Y por lo que se ha visto en la fase previa, las conversaciones de divorcio no van a ser nada cordiales. Además, Bruselas seguirá paralizada hasta las elecciones alemanas de otoño.
El eje franco-alemán
Tampoco está garantizado que el triunfo del candidato de En Marche! sea suficiente para reactivar el eje franco-alemán, sin el cual la Unión Europea no funciona. Macron se reunió con Merkel en marzo y la clase política alemana le ha apoyado activamente en esta segunda vuelta. El nuevo presidente ha prometido también hacer las reformas económicas y los ajustes presupuestarios necesarios para que Francia cumpla por fin las exigencias de Bruselas en materia de déficit y deuda.
Pero las ideas del nuevo presidente francés sobre el futuro de la eurozona están mucho más cerca de las tesis defendidas por los países del sur, como España, que de la ortodoxia de Berlín. Macron quiere un comisario de Asuntos Económicos con competencias extendidas, equivalente a un ministro de Economía plenipotenciario. Y sobre todo aboga por crear un presupuesto de la eurozona para asistir a los países en crisis. Un anatema para Alemania, que hasta ahora ha vetado cualquier iniciativa en este sentido, incluso las más modestas de un seguro de paro europeo.
La incógnita ahora es si Macron sabrá distanciarse de su predecesor, François Hollande, y logrará margen de maniobra frente a Berlín. Hollande empezó su mandato reclamando el fin de la austeridad y el impulso de políticas de crecimiento. Pero al final no consiguió definir un perfil político propio en la Unión, sino que, al paralizarse las reformas en Francia, acabó absorbido por la política económica impulsada desde Alemania.