El candidato a canciller del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Martin Schulz, parecía volar hacia la victoria en las próximas elecciones generales alemanas, previstas para el próximo 24 de septiembre. Con su llegada al SPD, había sacado a su partido del pesimismo para ponerlo al mismo nivel que la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel en las encuestas de intención de voto. El otrora presidente del Parlamento Europeo había servido de revulsivo para su partido. Ahora, sin embargo, cabe preguntarse sobre la vigencia de ese fenómeno de recuperación del SPD, bautizado como el 'efecto Schulz'.
El vuelo del aspirante Schulz lleva ahora una trayectoria descendente. A medida que pasa el tiempo al frente de su partido, parece que Schulz gana más lastre que opciones de victoria. Las últimas dos derrotas de su partido en elecciones regionales, en cualquier caso, no le favorecen. Con el revés encajado el domingo en la región norteña de Schleswig-Holstein, ya son dos las derrotas sufridas por el SPD con Schulz al frente de los socialdemócratas alemanes. Éstos también salieron vencidos por la CDU en el Sarre a finales de marzo.
En Schleswig-Holstein, los socialdemócratas, que venían de haber gobernado cinco años junto con ecologistas y regionalistas, recibieron un 27,2% de los votos. La CDU se hizo con un 32%. Los partidos han de negociar ahora qué coalición se ocupará del Land fronterizo con Dinamarca. Pero el socialdemócrata Torsten Albig, pese a haber sido presidente allí el último lustro con relativo éxito, mostraba el lunes cara de auténtico perdedor en la Willy Brandt Haus, la sede del SPD en Berlín.
“Me hubiera gustado traeros una victoria, pero no lo logramos”, reconocía Albig en una alocución organizada junto a Schulz en el cuartel general de los socialdemócratas alemanes. Las caras de los representantes del SPD en dicho acto eran más bien de circunstancias. Sonrisas las había, sí. Pero resultaban forzadas.
“No estamos alegres, no podemos decir que lo estemos”, reconocía el propio Schulz, que había convocado el acto con Albig por “principio de solidaridad”. Poco después de dejarse ver con el líder del SPD en Schleswig-Holstein, Schulz pronunciaba en la Cámara de Industria y Comercio de Berlín un discurso económico prometiendo dar “prioridad a las inversiones”.
En él, ponía de relieve la existencia de una "reserva para inversiones de 140.000 millones de euros". También se quejó de la tendencia germana que consiste en ahorrar los beneficios de las millonarias exportaciones que realiza el país en lugar de dedicar esos ingresos a la inversión. Aquello sonaba a tentativa de aportar concreción a un discurso de Schulz que no pocos observadores califican de difuso.
“Schulz hasta ahora ha sido absolutamente difuso sobre sus propuestas cuando ha hablado, por ejemplo, de justicia social”, dice a EL ESPAÑOL Peter Matuschek, investigador del instituto de estudios de opinión Forsa. De momento, Schulz sólo puede aspirar a sacar réditos de intervenciones como la del lunes en la Cámara berlinesa de Industria y Comercio. No puede hacerlo de los resultados electorales de su partido en los Länder en los que hay comicios. "El rendimiento del SPD no ayuda en estos momentos a Schulz", afirma Matuschek, aludiendo a las derrotas en Schleswig-Holstein y el Sarre.
Brecha en las encuestas
En las encuestas de Forsa, pero también en la de otras instituciones dedicadas a la demoscopia, se observa un nuevo distanciamiento en la intención de voto entre la CDU y el SPD. De haberse repartido a partes iguales dos tercios del electorado hace unas semanas, ahora la CDU está más cerca del 35%, mientras que al SPD se le atribuye un 30% del apoyo de los votantes. Los institutos Forsa, TNS Enmid y Forschungsgruppe Waheln ven al SPD incluso por debajo del 30%.
“A nivel nacional, el SPD puede que ya no esté en todas las encuestas por encima del 30% pero sigue mejor que antes de la llegada de Schulz”, apunta a EL ESPAÑOL Arndt Leininger, politólogo de la Universidad de Maguncia (centro oeste germano). Con el predecesor de Schulz al frente del SPD, Sigmar Gabriel, la intención de voto nunca llegó al 25% durante el último año.
“Lo que estamos viendo es que el 'efecto Schulz' no está calando en las elecciones regionales”, sostiene por su parte en declaraciones a este periódico Mathias Albert, profesor de ciencia política de la Universidad de Bielefeld, prestigioso centro académico de Renania del Norte-Westfalia, Land del oeste alemán. “Los temas regionales están siendo lo más importantes en esas votaciones”, agrega Albert.
Este domingo precisamente se celebran elecciones regionales en la populosa región de Renania del Norte-Westfalia. Allí parece disfrutar de una situación relativamente favorable Hannelore Kraft, la presidenta de esa región germana. “La situación en Renania del Norte-Westfalia es especial, ese Land es un bastión para el SPD, una derrota allí sería mucho peor que las dos últimas que ha registrado”, según Leininger, el politólogo de la Universidad de Maguncia.
A finales de la semana pasada, un estudio de Forschungsgruppe Waheln veía igualados con un 32% de la intención de voto a socialdemócratas y conservadores en el Land del oeste germano.
LA CDU NO CREE EN EL 'EFECTO SCHULZ'
Estos porcentajes han de reconfortar a la canciller Angela Merkel y dar esperanzas a la CDU de la región, liderada por Armin Laschet. “Siempre fui escéptico sobre el 'efecto Schulz', ¿es algo de los responsables del SPD o es algo que afecta a la gente de verdad?”, se ha preguntado irónico Laschet.
“Las elecciones en el Sarre fueron el primer test fallido, en Schleswig-Holstein tampoco tuvo influencia el 'efecto Schulz' y, en suma, tengo la gran esperanza de que el domingo lo que se decida esté en función de la política del Land y no sobre 'efectos'”, según el análisis de aspirante de la CDU.
La fiabilidad en el Sarre de Annegret Kramp-Karrenbauer – una “mini Merkel”, según los medios germanos – y los errores propios de Albig en Schleswig-Holstein explican mucho de los últimos triunfos de la CDU. Sobre la votación del domingo, Malte Kaysser, del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Kiel, indica a EL ESPAÑOL que el electorado no sentó nada bien que el socialdemócrata hablara en términos despectivos de la que todavía es su esposa, de la que vive separado. Ella siempre se ocupó de los dos hijos que tienen en común.
“En un momento dado mi vida se desarrolló más rápido que la suya. Tuvimos pocos momentos en los que nos miramos a los ojos a la misma altura”, comentó Albig en una entrevista con el semanario Bunte, una publicación con información 'rosa' sobre celebridades.
“Schleswig-Holstein es una región más bien conservadora, aquí la CDU suele ser bastante fuerte y, de hecho, la última victoria de los socialdemócratas fue una sorpresa”, comenta Malte Kaysser desde la Universidad de Kiel, el centro académico de referencia de la capital de la región del norte germano.
MERKEL, AL ACECHO
Temas de orden político y no personal están, por ahora, dominando la campaña en Renania del Norte-Westfalia. “Allí la presidenta socialdemócrata Hannelore Kraft gusta más al electorado que Laschet, pero, por otro lado, hay una gran insatisfacción con el Gobierno regional, la situación es más complicada que hace cinco años en materias como educación, tráfico y seguridad”, según resume Matuschek los resultados de las investigaciones de Forsa en la región del oeste germano.
En esa insatisfacción residen las posibilidades de la CDU. “No es seguro que después de las elecciones del domingo no haya un Gobierno en Renania del Norte-Westfalia en el que no participe el SPD. Pero si el SPD acaba por no poder estar en el Gobierno, eso tendría una fuerte influencia sobre la campaña de las elecciones generales”, concluye Albert, el profesor de la Universidad de Bielefeld.