El pasado domingo tocaba sesión nocturna de oración. Decenas de personas acudieron a la iglesia Regina Pacis de Reggio Emilia para rezar por la inclusión de los homosexuales en la vida religiosa. El párroco, Paolo Cugini, decidió adherirse a una iniciativa que se extiende esta semana por toda Italia, aprovechando la jornada mundial contra la homofobia, transfobia y bisfobia, que se celebra este miércoles.
Para el sacerdote no se trata sólo de poner un hito en el calendario. Explica al teléfono que todas las semanas atiende a grupos de homosexuales que acuden en su ayuda buscando un camino espiritual. “Tomamos una pizza juntos, charlamos sobre un problema que suelen plantear ellos y después acudimos a una capilla de la iglesia a rezar”, cuenta. Cugini fue misionero durante 15 años en Brasil y al regresar a su tierra, gais y lesbianas de la región le pidieron que organizara estos encuentros, ya que se sentían “excluidos de la Iglesia”.
“Vienen personas muy heridas. Por ejemplo, una pareja que tenía un hijo homosexual que publicaba mensajes en las redes sociales en los que se apreciaban tendencias al suicidio”, narra. Atendió a la familia entera, haciéndoles ver que la orientación sexual es una conducta como cualquier otra. En ocasiones acuden también heterosexuales, que comulgan con su visión de las escrituras. “No es más que lo que dice el Evangelio: cuando el hijo pródigo regresa, su padre no le pregunta lo que ha hecho, sólo lo abraza”, sentencia.
Así que la vigilia del pasado domingo era sólo un acto más, en el que estuvieron presentes no sólo los habituales fieles, sino el vicario (responsable de las parroquias de la zona) y una decena de sacerdotes, sostiene Cugini. Tampoco es la primera vez que el Proyecto Gionata -coordinado por voluntarios que defienden la inclusión de los homosexuales en la Iglesia- organiza estos actos, pero sí la primera ocasión en la que se inscriben numerosas parroquias y comunidades católicas de toda Italia. Cerca de una decena en territorio transalpino, en una iniciativa que ha llegado también a Sevilla, Barcelona, Ámsterdam, Liverpool o Malta.
Otra veintena de vigilias se están celebrando esta semana en Italia en iglesias evangélicas, que son las que en años anteriores han acogido mayoritariamente esta convocatoria. Como la Evangélica Bautista de Milán, que celebró doble sesión viernes y domingo. La pastora Daniela Di Carlo explica también a través del teléfono que la cita fue un éxito, “con más de un centenar de asistentes y testimonios de homosexuales perseguidos en Chechenia y Nigeria”.
En todas las oraciones estuvo presente un pasaje del Evangelio de Luca: "Bendecid a aquellos que os persiguen, bendecid y no maldecid", convertido en lema de la jornada. “Nuestra Iglesia ha sido mucho más abierta a los homosexuales que la católica, que no ha actuado tradicionalmente como la casa de Dios, sino como lugar de exclusión”, afirma la pastora evangélica. Asegura que una gran parte de sus fieles han acudido a ellos buscando también refugio ante el rechazo de la confesión mayoritaria. “Aunque además de la vigilia, se celebró una marcha desde nuestro templo a la iglesia católica de Santa María”, asegura Di Carlo.
En Roma, fuera de la iglesia
Algo que en Roma no se llegará a producir. Pese a que en prácticamente todas las ciudades italianas la oración contra la homofobia se está celebrando en iglesias, en la capital italiana se realizará en la plaza del Campidoglio, sede del consistorio romano. Habrá conferencias, se presentará un libro sobre el tema, pero nada de lugares religiosos. Los organizadores, en este caso, son dos colectivos de homosexuales cristianos: Caminos de Esperanza y la Red Evangélica de Fe y Homosexualidad.
El portavoz de Caminos de Esperanza, Andrea Rubera, declara que hasta septiembre del año pasado celebraban sus reuniones en sendas parroquias romanas, pero “en ese momento llegó una carta de la diócesis de Roma [cuyo obispo es el papa, aunque en la práctica está dirigida por el cardenal vicario Agostino Vallini] que prohibía a las iglesias celebrar cualquier tipo de acto con contenido LGTB”. Añade que en el acto estarán presentes también cristianos de otros credos, por lo que había que encontrar un “lugar neutral”.
Caminos de Esperanza no está formado por sacerdotes, todos los miembros son laicos, pero Rubera insiste en que su lugar “está en las parroquias”. “Nos sentimos miembros de la Iglesia, nuestro objetivo es proponer un camino de conciliación entre la fe y la homosexualidad”, remarca. Asegura que colaboran de forma habitual con la Conferencia Episcopal Italiana, pero con el Vaticano “no hay ninguna relación”.
El cambio del papa Francisco
El portavoz de esta asociación opina que el cambio de Francisco, al que siempre se le recordará aquella frase de ‘quién soy yo para juzgar a un homosexual’, no ha sido meramente retórico, sino “inscrito en el lenguaje lento y complejo que caracteriza al Vaticano”. “Aunque no hay una mayoría para modificar los cimientos, ha sido el primer papa en hablar de los gais y en el sínodo de los obispos sobre la familia de 2015 dejó claro que la postura del clero debe ser la inclusión”, reflexiona.
Las líneas maestras de la Iglesia no han cambiado, aunque algunos cardenales se han rebelado públicamente ante la “interpretación demasiado ambigua de la doctrina” por parte de Francisco. Para el párroco de Reggio Emilia, jornadas como la vigilia contra la homofobia “no se podrían realizar sin el consentimiento del vicario de la zona, pero sobre todo sin la actitud tolerante del papa”. Aunque sea también en su región, donde un grupo católico ha propuesto la celebración de una “procesión de reparación”, ante la voluntad de los colectivos LGTB de celebrar el orgullo gay.