A Joey Hoofdman, monitor deportivo y gerente de una tienda de Vodafone de 30 años, casi se le cae el iPad de las manos cuando vio por primera vez un retrato del doctor Jan Karbaat de joven. "Era como si la foto del médico fuera una imagen de mi mismo. Me dio un susto de muerte", ha relatado a la prensa holandesa. Su madre había acudido a una clínica de fertilidad cerca de Rotterdam, donde se sometió a un tratamiento de fecundación in vitro supuestamente con el semen de su marido, el que Joey pensaba que era su padre biológico.
Pero ahora se ha descubierto que el dueño de la clínica, el doctor Karbaat, utilizó su propio semen para inseminar a decenas de mujeres (hasta 60, según presumía él mismo), en lugar del de los supuestos donantes, saltándose todos los límites éticos y legales. La mayoría de sus hijos biológicos nacieron en los años 80.
Las familias afectadas -un total de 22 padres e hijos personados en este caso, entre ellos el propio Hoofdman- acaban de obtener una importante victoria judicial en este caso. Un tribunal holandés autorizó el viernes a realizar un test de ADN póstumo al doctor Karbaat, que falleció el pasado abril a los 89 años. Para ello se utilizarán algunos objetos personales que la policía requisó de su casa el pasado 2 de mayo mediante una orden judicial, entre ellos su cepillo de dientes. En vida, el doctor se negó siempre a hacerse estas pruebas y su familia sigue oponiéndose escudándose en el derecho a la intimidad.
La primera prueba lo confirma
No obstante, se trata todavía de una victoria parcial. El tribunal en cuestión considera que aún no hay pruebas suficientes de que el doctor utilizara su propio semen para las fecundaciones in vitro en su clínica de fertilidad. Ahora, los hijos y sus familias deben aportar pruebas adicionales. De momento, los resultados del test de ADN se preservarán sellados y no se cotejarán con los perfiles de sus supuestos hijos hasta que lo autorice un juez.
"De repente, tengo 41 hermanos y hermanas", ha explicado a la prensa holandesa Wendy Nendels-Swinkels, otra de las supuestas hijas biológicas del doctor Karbaat. Eso es lo "único positivo de la situación": que han formado piña y se intercambian 400 mensajes al día. "No hay duda de que somos sus hijos. Todos tenemos los mismos dientes grandes y párpados caídos (...) Mintió a todo el mundo, estoy muy enfadada con él. Me siento engañada", se lamenta.
El caso dio un vuelco el mes pasado. Uno de los hijos reconocidos de Karbaat aceptó someterse a un test de ADN, que mostró que el doctor podría ser el padre de 19 niños nacidos de fecundación in vitro. No está claro si estos 19 están entre los 22 personados en el procedimiento judicial. Y se necesita la prueba definitiva de ADN del supuesto padre biológico.
La clínica de Karbaat fue cerrada en 2009 por irregularidades administrativas después de dos inspecciones realizadas por las autoridades de salud pública y numerosas quejas. El doctor falsificaba los datos, los análisis y las descripciones de los supuestos donantes y superó el límite permitido de seis niños por donante.
"Podrías ser mi hija"
Entre los casos sospechosos, el de un niño de ojos marrones cuando el supuesto donante de esperma tenía ojos azules, o el de otro niño que se parecía físicamente al doctor, según explica la BBC. En 2015, una investigación gubernamental concluyó que ninguna de las identidades de los donantes archivadas en la clínica podía considerarse fiable.
Otra de las demanantes en el caso, la psiquiatra Moniek Wassenaar, de 36 años, conoció su posible relación genética con el doctor Karbaat hace algunos años gracias a una pista anónima. Wassenaar había aparecido en un artículo periodístico en el que relataba la búsqueda de su padre biológico y alguien le hizo ver los parecidos de su fotografía con Karbaat. La psiquiatra fue entonces a visitar al doctor, que ya tenía más de 80 años, y éste admitió que posiblemente era su padre biológico.
"Me dijo: 'Déjame ver tus manos; podrías ser hija mía", ha contado Wassenaar al periódico New York Times. Manos y boca grandes, frente amplia y pómulos altos eran algunos de sus rasgos compartidos. "Creo que soy su hija biológica y espero tener la confirmación. Espero haber hecho bien al confiar en mi instinto", explica.
La clínica de fertilidad del doctor Karbaat funcionó entre 1980 y 2009. Antes, el médico había trabajado en otro hospital de Rotterdam, donde fue responsable de fertilidad durante 15 años. Algunos de los casos de posibles coincidencias de ADN se remontan ya a aquella época.
El caso ha dejado al descubierto los fallos en los controles sanitarios en Holanda. El país prohíbe pagar a los donantes de esperma. Además, desde 2004, la legislación holandesa exige que la identidad de los donantes se facilite a los niños concebidos con su esperma cuando cumplen los 16 años. Dos factores que han contribuido a la escasez de esperma en las clínicas de fertilidad del país.