Decenas de cámaras de seguridad controlan cada paso de los vecinos y miles de turistas que cada día transitan por las calles empedradas del Barrio Alto de Lisboa, una de las zonas más turísticas y transitadas de la capital lusa. La red de vigilancia forma parte del ‘Gran Hermano’ que casi cualquier ciudad tiene en marcha pero en Portugal, estos ojos que todo lo ven también podrán escuchar y grabar las conversaciones.
El Ministerio de Administraciones Internas del Ejecutivo de Antonio Costa -el equivalente a Interior en España- ha autorizado la realización de escuchas generalizadas al público con el objetivo de aumentar la seguridad y reducir la criminalidad a través de la videovigilancia.
Según el rotativo Diário de Noticias este nuevo recurso ya es casi una realidad en el Barrio Alto. La Policía y la Guardia Nacional Republicana, que coordinan y supervisan las imágenes de estos circuitos cerrados de videovigilancia, puede ahora también ordenar estas escuchas sin necesidad de solicitar siquiera una orden judicial, tal y como ocurre con los pinchazos telefónicos en el país vecino.
La medida se justifica en aras a la seguridad pública y las autoridades pueden captar el sonido y acceder a las conversaciones de los transeúntes siempre que exista un “peligro concreto para la seguridad de las personas y los bienes”, según la ley de Videovigilancia vigente. Sin embargo, el texto legal no concreta los casos ni los desarrolla, dejando lugar a un amplio mar de dudas legales sobre la aplicación de estas escuchas impulsadas por Interior.
“Hay que evaluar muy bien si la captación de sonido trae más ventajas que inconvenientes. Hay que aprovechar los recursos pero siempre con proporcionalidad y con el control de la autoridad judicial”, considera el abogado constitucionalista Jorge Bacelar en el diario luso.
Ley que regula la videovigilancia no contemplaba las escuchas y de hecho prohibía expresamente grabar sonido a petición del organismo que regula la protección de datos en Portugal, el CNPD. La modificación actual no se ha consultado con este órgano y deja al criterio de las fuerzas de seguridad los términos en los que se realicen las escuchas. Sólo estarían exentas de ser grabadas las conversaciones que ocurran en el interior de las casas particulares.
El CNPD ha alertado que la particular morfología del Barrio Alto -con calles muy estrechas- y el lugar dónde están colocados los sistemas de grabación hacen muy posible que sí se terminen captando conversaciones privadas.