Una joven de Reino Unido, Lillian Constantine, de 19 años, ha conseguido que su agresor sea encarcelado después de grabar su propia violación. La joven regresaba a casa por la noche cuando sucedió todo, a tan solo unos metros de la protección de su hogar y su familia.
"Hace un año, un extraño me violó cuando me encontraba apenas a 60 segundos de mi casa. Yo tenía 18 años", cuenta Constantine en una entrevista para la BBC. "Había una oscuridad completa y le di al botón de grabar de mi móvil, pensando que el hombre al ver la luz se detendría".
Era una noche cerrada y las 124 farolas de Ramsgate, al este de Inglaterra, estaban completamente apagadas. El ayuntamiento había decido no dejarlas encendidas durante la madrugada con el objetivo de ahorrar costes. "Es ridículo que no estuvieran encendidas solo para ahorrar dinero", lamenta Constantine.
A pesar de ello, la joven, en una arrebato de valentía y con la cabeza bien fría, decidió grabarlo todo. "¡Te estoy grabando, te estoy grabando! no te vas a salir con la tuya", le gritó a su abusador, "pero me tiró al suelo y me violó sin vacilación. No duró mucho, pero me dio la impresión de que nunca se acababa", explica en la televisión pública.
Gracias a su templanza, Constantine consiguió una prueba irrefutable contra el violador: un vídeo de una duración de dos minutos y 47 segundos. El agresor pudo ser identificado como Ashraf Miah, un hombre de 34 años de Bangladesh, según el Daily Mail. Este hombre llevaba diez años en Reino Unido de manera ilegal, pero las autoridades nunca lo detuvieron.
Momentos previos
Aquella noche, ella había estado grabando imágenes en los bares como parte de un trabajo del curso que estaba haciendo sobre medios de comunicación. Iba acompañada de una amiga, con quien estuvo tomando algo hasta las dos y media de la noche.
Resulta que aquella noche el bangladesí ya había intentado forzar sexualmente a otra mujer, pero la fatalidad se cebó con la joven estudiante. De regreso a casa, no muy lejos, pudo notar, mirando ligeramente por el rabillo del ojo, como una nombra negra la perseguía. Era Miah.
"Tan pronto como me tocó en el hombro, empecé a grabar". Él se acercó por detrás y le preguntó a dónde iba. "A casa", respondió ella. Tan pronto como formuló las palabras, su agresor la tiró al suelo y la comenzó a violar. De poco sirvió que lo estuviera grabando. Sólo cuando sus gritos alertaron a los vecinos, Miah se asustó y se fue. Pero era demasiado tarde. El crimen había sido perpetrado cuando, llega de golpes y con sangre, Lillian llegó a su casa".
"Como una rata de laboratorio"
Al llegar a casa, sus padres llamaron a la Policía. Le dijeron que no se duchara, no se cepillara el pelo, y que no se lavara los dientes. "Parece un gran cliché, pero te sientes tan sucia... todo lo que quería hacer era darme una ducha y sacarme todo de encima", cuenta.
Al día siguiente acudió a un Centro de Referencia de Agresión Sexual. "Hicieron un análisis forense de cuerpo", relata. "Es surrealista. En el momento en que entras te tienes que desnudar por completo. Te tienes que acostar en una camilla de metal mientras alguien te mete cosas en la vagina. Miden los hematomas y los cortes hasta el milímetro."
También le hicieron una prueba de enfermedades de transmisión sexual, de VIH y un test de embarazo. Le recetaron un tratamiento con pastillas llamado profilaxis post-exposición, y así evitar el contagio del sida. "La medicación me dio nauseas y mareos, [...] durante el primer mes me pincharon y miraron constantemente".
"Pasé de ser una estudiante normal y corriente que iba a clase a alguien que visitaba comisarías. Me sentía como una rata de laboratorio", indica. Con la Policía no fue mucho mejor, pues le preguntaron coas extremadamente íntimas, como si le había subido o bajado la falda, o de qué lado la penetraron.
Ahora ayuda a mujeres en su situación
Después de esta traumática experiencia, la joven ha decidido ayudar a otras mujeres que hayan pasado por su misma situación. Esta voluntariedad no es baladí, pues solamente el 15% denuncia las violaciones. Por si fuera poco, solo un 5.7% de los casos denunciados acaban en condena en el Reino Unido.
Constantine jamás se pensó que el proceso judicial que desemboca la denuncia fuese tan duro. "Lloré con histeria y pensé en retirar el caso", pero finalmente consideró que "debía echar de las calles a ese hombre y que si podía hacer eso podía hacer cualquier cosa".
Hace unos meses, la británica ha publicado un vídeo en YouTube un vídeo llamado "Lo que no te cuentan sobre las agresiones sexuales", en cual explica cómo fue todo. En él hay consejos sobre qué hacer durante todo el proceso judicial.
No obstante, la organización británica Rape Crisis, cuyo objetivo es ayudar a las mujeres que han sido violadas, dice que hay que ser cautelosos a la hora de explicar cómo funciona la justicia criminal y los procesos forenses.