Geerte Piening, una joven de 23 años, había salido a tomar unas copas con sus amigos cerca de la popular plaza Leidseplein, en Ámsterdam, una zona frecuentada por cientos de bares y muy popular para practicar el ocio nocturno. De vuelta a casa y en medio de la noche, las necesidades propias del cuerpo humano le urgieron. Necesitaba orinar.
Los locales de la zona ya habían echado el cierre, por lo que Piening, ante la insistente llamada de la naturaleza, decidió buscar el baño público para mujeres más próximo. El más cercano se encontraba a un par de kilómetros, por lo que emprendió la búsqueda de un recogido y apartado emplazamiento donde poder iniciar la evacuación, protegida de la mirada del gentío.
Piening encontró un callejón y se dispuso a realizar su cometido, escoltada por sus amigos. Sin embargo, la desdicha le encontró en su recóndito cobijo cuando tres policías que pasaban por la zona la descubrieron y, aplicando las leyes de la ciudad holandesa, la multaron por orinar en la vía pública con 90 euros.
"En el momento no quise meterme en una discusión, pero al día siguiente pensé: un momento, no me voy a quedar de brazos cruzados", rememora la joven del acontecimiento que tuvo lugar hace dos años, según la BBC.
Un delito con nombre propio: wildplassen
La joven, que había sido sancionada por lo que se conoce en Holanda como wildsplassen, o lo que es lo mismo, miccionar en la calle, trató de recurrir la multa alegando la lejanía del servicio público.
Su demanda llegó a los tribunales y el juez que asumió el caso le dijo que debía haber usado un baño de hombres, más cercano y fácil de encontrar. Su caso consiguió acaparar la atención y algunas mujeres iniciaron una campaña en redes sociales, con el hagstag de #wildsplassen, para pedir la instalación de más aseos públicos para mujeres.
Lo cierto es que en Ámsterdam hay 35 urinarios para hombres instalados mientras que las mujeres sólo disponen de tres lavabos de uso colectivo, según The Telegraph. Las palabras del juez, que también comparó este delito con arrojar basura al suelo, fueron objeto de burla cuando los usuarios manifestantes indicaron que las papeleras, además de abundantes, son de género neutro.
Un debate sobre la igualdad
Este suceso ha servido para abrir un debate en torno a la igualdad entre hombres y mujeres en Holanda. Piening aseguró que fue al callejón como último recurso, argumentando que en otras ciudades europeas las mujeres disponen de instalaciones públicas muy superiores.
"¿No es una vergüenza para una ciudad turística como Ámsterdam que las mujeres no tengan ningún lugar adonde ir?", criticó en una entrevista para el diario AD. "No era mi intención que esto se convirtiera en esta enorme cosa feminista. Por otro lado, es bueno que este tema esté siendo abordado", agregó.
Cathelijne Hornstra, una de la organizadora de las protestas, hizo un llamamiento en internet para que las mujeres acudan este jueves al centro de la ciudad para utilizar y fotografiarse en los baños callejeros para hombres. Hasta el momento, más de 5.000 personas han aceptado asistir a la cita.
Hornstra ha afirmado que quiere demostrar el absurdo que significa agacharse en el urinario "medio borracha con mis nalgas sobresaliendo bajo el borde". El problema de la recomendación del juez de que las mujeres usen los utilitarios masculinos es que, además de poder sentarse, la puerta sólo cubre de cintura para arriba. De este modo, al agacharse, las mujeres quedan totalmente descubiertas y a la vista de cualquiera.
La respuesta de las autoridades
"Apenas eres la segunda mujer que veo en los tribunales por este motivo", le dijo el juez a Piening el día de juicio. Esta idea es la que repiten desde el ayuntamiento. Los funcionarios del consistorio de Ámsterdam aseguran que nunca ha habido una política sobre los urinarios públicos.
"Hay más instalaciones para hombres que para mujeres solamente porque así ha sido", dijo Paul Ekker, portavoz del vicealcalde, a la BBC. "Obviamente, debería ser igual (para ambos géneros) y cualquiera coincidiría en que puede hacerse mejor, pero ¿cuáles son los costos?, ¿hay espacio para ello?, ¿merece la pena hacerlo?", se preguntó, por lo que todo apunta a que este caso irá para largo.