El presidente francés, Emmanuel Macron, ha admitido abiertamente este martes que necesita el apoyo de Berlín si quiere sacar adelante su ambiciosa hoja de ruta para refundar la UE y acelerar la integración en materia militar, migratoria o económica. Por eso ha elegido cuidadosamente el mejor momento para presentar sus planes: apenas dos días después de las elecciones alemanas. Su objetivo es influir en las negociaciones de la nueva coalición que tendrá que forjar la canciller, Angela Merkel, según ha confesado a su auditorio en la Universidad de la Sorbona.
La gran paradoja es que el resultado de los comicios alemanes complica el triunfo de las propuestas de Macron. Merkel, que en las últimas semanas se había mostrado receptiva a discutir sus iniciativas más controvertidas, ha quedado debilitada debido a su retroceso electoral. Los socialdemócratas de Martin Schulz, los que más simpatizan con las ideas del presidente galo, rechazan reeditar la gran coalición. Y los liberales del FDP, previsibles nuevos socios de la canciller en una 'coalición jamaicana', son hostiles a los planes de Macron para reformar la eurozona.
Como se esperaba, el presidente francés ha apostado en su discurso de la Sorbona por "convertir la zona euro en el corazón de la potencia económica de Europa en el mundo". Para ello se necesita un presupuesto que permita financiar inversiones conjuntas y garantizar la estabilización frente a las crisis económicas, que deberá ser gestionado por un superministro de Economía. En ningún caso se trata de "mutualizar deudas pasadas", ha resaltado Macron, que tampoco ha dado detalles nuevos sobre sus ideas.
Como contrapartida, Francia está dispuesta a asumir su responsabilidad y a poner en marcha "reformas inéditas", por ejemplo en el mercado laboral, para corregir su desajuste presupuestario y generar crecimiento y empleo. "Yo no tengo líneas rojas, sólo tengo horizontes", ha dicho Macron en un mensaje claramente dirigido a Berlín.
Pero las críticas al discurso de la Sorbona procedentes de Alemania no se han hecho esperar. "El problema de Europa no es la falta de financiación pública, sino la falta de reformas. Un presupuesto de la eurozona establecería exactamente los incentivos equivocados", ha dicho el jefe del FDP en la Eurocámara, Alexander Lambsdorff, minutos después de que Macron hablara, según informa Reuters. Ya en la noche electoral, el líder del FDP, Christian Lindner, dijo que un presupuesto que sirviera para transferir recursos de Alemania a Italia o Francia "sería impensable y una línea roja para nosotros".
Alemania, un socio difícil para Macron
"El resultado de las elecciones alemanas hace mucho más difícil que las propuestas de Macron prosperen", explica a EL ESPAÑOL Claudia Schmucker, investigadora del think tank Consejo Alemán de Relaciones Exteriores. "La nueva coalición estará formada probablemente por la CDU de Merkel, el FDP y los Verdes. El FDP dejó claro durante la campaña que se opone a los rescates, a un presupuesto de la eurozona, a la mutualización de la deuda y a un euroministro de Finanzas fuerte y político", apunta.
"Esta posición goza de un amplio apoyo entre la opinión pública alemana y eso significa que una coalición que incluya al FDP será un socio de negociación muy difícil para Macron. Y es muy probable que el FDP se quede con el ministerio de Finanzas" que hasta ahora ocupaba el todopoderoso Wolfgang Schäuble, señala Schmucker.
Los planes del presidente Macron han tenido una mejor acogida en Bruselas, especialmente por parte del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que también aboga por dar un gran salto adelante en la integración europea una vez que Reino Unido se haya marchado. "Un discurso muy europeo de mi amigo Emmanuel Macron. Europa necesita coraje", ha escrito Juncker en su cuenta de Twitter. A su juicio, los líderes europeos tienen que tomar decisiones sobre el futuro antes de las elecciones a la Eurocámara de mayo de 2019, cuando ya se habrá consumado el brexit.
Más integración en todas las políticas
El discurso de la Sorbona no se limita a la reforma de la eurozona, sino que detalla un catálogo de medidas concretas para profundizar la integración europea en todos los ámbitos. Es la única forma, sostiene Macron, de detener el auge del populismo y del nacionalismo en Europa, cuyo último episodio ha sido la entrada de Alternativa para Alemania en el Bundestag como tercera fuerza política.
En materia de defensa, la UE debe dotarse de una fuerza común de intervención, un presupuesto militar y una doctrina para actuar. Para combatir mejor el terrorismo yihadista, el presidente francés plantea crear una academia europea de inteligencia y que la fiscalía comunitaria se ocupe también de estos delitos. En materia de inmigración, propone una auténtica policía de fronteras y un programa de formación e integración para los refugiados financiado con dinero de la UE.
Macron aboga por crear una tasa a las transacciones financieras internacionales, cuyos ingresos se destinarían a financiar la ayuda al desarrollo de África. También apuesta por un impuesto sobre el carbono en frontera con el fin de penalizar las importaciones procedentes de países que no combaten el cambio climático. La UE debe fijar una horquilla de tipos para el impuesto de sociedades con el fin de combatir el dumping fiscal entre Estados miembros.
Bruselas tiene que dotarse además de una Agencia para la Innovación adaptada al entorno digital y poner en marcha un programa industrial de apoyo a los coches limpios. Finalmente, en materia cultural, el presidente francés pide crear universidades europeas y facilitar que al menos la mitad de los jóvenes menores de 25 años estudien seis meses en otro país de la UE.
La nueva Europa que propone Macron no avanzará al mismo ritmo sino que se construirá necesariamente a varias velocidades. "Ningún país debe quedar excluido. Pero ningún país debe poder bloquear a los que quieran ir más rápido o más lejos", ha resaltado. Su hoja de ruta se desplegará progresivamente de aquí a 2024.
La primera oportunidad que tendrán los líderes europeos de discutir estas propuestas será en la cumbre informal que celebrarán el jueves y el viernes en Tallinn (Estonia). El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha cancelado su asistencia debido a la crisis catalana. Macron espera que los países que comparten su visión lancen en las próximas semanas un grupo para la "refundación" de Europa.