Bruselas

La sexta ronda de negociaciones de divorcio entre Reino Unido y la UE concluye este viernes sin ningún avance reseñable. Un nuevo fracaso. Londres sigue sin aclarar cuánto está dispuesto a pagar en concepto de factura del brexit. Bruselas reclama hasta 100.000 millones de euros, mientras que la primera ministra, Theresa May, sólo ha ofrecido hasta ahora 20.000 millones. Ante este bloqueo persistente, los 27 han lanzado un ultimátum: el Gobierno británico tiene tres semanas, de aquí a finales de noviembre, para hacer más concesiones sobre la factura y el resto de temas del divorcio

De lo contrario, los líderes europeos tampoco darán luz verde para pasar a la segunda fase del brexit en la cumbre que celebran el 14 y 15 de diciembre. Esta segunda fase es la única que interesa a May. Se trata de definir las relaciones comerciales futuras entre la UE y Reino Unido tras el divorcio, así como un periodo transitorio. Si no se despeja rápidamente la incertidumbre sobre estas cuestiones, se acelerará la fuga de empresas desde Londres al continente por los riesgos del brexit.

"El tiempo apremia", ha dicho este jueves el negociador jefe de la UE, el conservador francés Michel Barnier. "Se acerca el momento de ofrecer aclaraciones reales" sobre la factura, subraya Barnier. El resto de temas de la separación son los derechos de los europeos residentes en Reino Unido y la frontera con Irlanda, para no poner en riesgo los acuerdos de paz en el Ulster. Los 27 exigen "progresos suficientes" en estas tres cuestiones antes de pasar de pantalla.

En su anterior cumbre de octubre, los jefes de Estado y de Gobierno ya denegaron a la primera ministra británica su petición de empezar a discutir sobre las relaciones futuras. Pero en un gesto de buena voluntad, se comprometieron a iniciar los preparativos internos para definir su posición negociadora. Desde entonces, se han celebrado ya dos reuniones a nivel de embajadores y se ha fijado un calendario provisional.

El plazo límite, final de noviembre

En las próximas semanas, el trabajo se desarrollará a nivel técnico. Se trata de definir los elementos básicos de la posición de la UE: el tipo de acuerdo que se quiere con Reino Unido, la duración del periodo transitorio o los mecanismos de resolución de disputas. A finales de noviembre empezaría ya la parte más política, el borrador de nuevas directrices negociadoras que deberían aprobarse en la cumbre de diciembre.

Sin embargo, en su última reunión celebrada este miércoles, los embajadores "pusieron el énfasis en que si no hay progresos suficientes, no habrá directrices negociadoras (sobre comercio) en diciembre". "Eso ofrece una ventana de oportunidad muy limitada. Significa que en estas semanas se aumenta la presión sobre Reino Unido para que haga movimientos", explican fuentes diplomáticas.

"A todos los Estados miembros les preocupa el tiempo y consideran que se tiene que mandar este mensaje a Reino Unido de que es importante avanzar", aseguran las fuentes consultadas. El problema es que Bruselas y Londres ni siquiera han fijado más rondas negociadoras de aquí a diciembre. El bloqueo de las negociaciones aumenta el riesgo de un brexit caótico, sin acuerdo de divorcio. Según el FT, May quiere evitar este escenario y estaría dispuesta a ofrecer otros 20.000 millones de libras a la UE en las próximas semanas.

Veto sobre Gibraltar

El embajador español aprovechó la discusión del miércoles para volver a insistir en que España debe tener poder de veto en cualquier decisión sobre las relaciones futuras entre la UE y Gibraltar tras la salida de Reino Unido, según las fuentes consultadas. Los 27 ya reconocieron el veto español en las directrices aprobadas en abril, pero Gibraltar no está entre los temas del divorcio y no se ha discutido hasta ahora. El paso a la segunda fase cambia el escenario y el embajador español ha querido refrescar su posición al resto de socios.

Por su parte, Barnier ha recordado a los británicos todas las limitaciones que tendrán las relaciones futuras entre la UE y Reino Unido. En Bruselas creen que los euroescépticos británicos todavía no son conscientes de los costes del brexit. "Todos debemos entender y explicar de forma objetiva lo que significa abandonar la UE, el mercado único y la unión aduanera", les replica el negociador de la UE.

"No se puede estar mitad fuera y mitad dentro del mercado único. No se puede poner fin a la libre circulación de personas y querer conservar la libre circulación de mercancías, servicios y capitales a través de un sistema de equivalencias generalizadas. No se puede querer salir del mercado único y continuar dictando sus reglas. No se puede salir de la unión aduanera y querer beneficiarse de un comercio sin fricciones con la UE", ha avisado Barnier.

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