Martin Schulz está agazapado bajo una ventana, acurrucado en una esquina de una oscura habitación. Se tapa las orejas con las manos. En su cara, marcada por su característica y desaliñada barba, los ojos miran desconfiados hacia arriba. En la calle, se ve por la ventana a Angela Merkel. Ella grita como una efusiva enamorada: “¡Martin!, ¡Hola Martin!, ¿Dónde estás?, ¡Te estoy buscando!”.
La imagen la pintaba hace unos días con caricaturales trazos Klaus Stuttman en el diario berlinés Der Tagesspiegel. Describía con acierto la situación del líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Martin Schulz, ante el fracaso de las negociaciones de Merkel para formar una coalición jamaicana con liberales y ecologistas.
El SPD de Schulz había afirmado por activa y por pasiva que no repetiría una alianza gubernamental con la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel. Insistir en eso mismo fue lo primero que hizo la dirección de los socialdemócratas tras darse por terminadas las reuniones exploratorias entre los cristianodemócratas, los liberales del FDP y Los Verdes. El SPD de Schulz parecía enrocado en esa posición tras las elecciones del pasado 24 de septiembre.
Pero al líder socialdemócrata le ha tocado salir de su escondite, acudir al encuentro de una Merkel desesperada por formar Gobierno y afrontar la dura realidad política de su país. Martin Schulz, el político que afirmaba con aplomo después de llevar a su partido al peor resultado de su historia reciente (20,5%) que “nunca” entraría en un Ejecutivo liderado por Merkel, se juega su futuro estos días.
“La posición de Schulz es muy complicada ahora mismo. Está luchando por su supervivencia”, dice a EL ESPAÑOL Josef Janning, responsable en Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés), un think tank europeísta.
A Schulz le toca pronunciar un “donde dije digo, digo Diego”. La maniobra le puede costar mucha credibilidad. Tras reunirse a finales de la semana pasada con el presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, el líder socialdemócrata ya daba cuenta de su disposición para que el SPD vuelva a tener responsabilidades en el Ejecutivo, siempre y cuando las bases den el visto bueno a la decisión. “Si las conversaciones llevan a que participemos en un Gobierno, las bases del partido deberán votarlo”, según Schulz.
“La posición del SPD de quedarse en la oposición ha dejado de estar justificada y no se podía mantener”, apunta Janning. Ser la principal fuerza de la oposición en el Bundestag ofrecía a los socialdemócratas la posibilidad de renovarse, algo que puede interesar a figuras de creciente influencia en el partido como Andrea Nahles, presidenta del grupo parlamentario del SPD.
A Schulz también le debía convenir algo así. Al fin y al cabo, lleva menos de un año al frente del partido y parece que aún debe afianzar su liderazgo. Especialmente después del deplorable resultado que cosechó en las elecciones de septiembre.
Schulz cede a las presiones
Hay sectores del SPD que presionan a Schulz para no considerar una 'Gran Coalición'. Pero son más fuertes las presiones ejercidas sobre él para poner de nuevo a los socialdemócratas al servicio de la estabilidad del país y, aunque les duela, al servicio de Angela Merkel.
“Hay presiones de los diputados del propio partido que ya han sido votados”, comenta a EL ESPAÑOL Steffan Marschall, politólogo de la Universidad de Düsseldorf (oeste germano). Alude este experto a los 153 diputados que sólo muy a desgana querrían jugarse el escaño el año próximo en una nueva eventual cita con las urnas. Para Marschall, también juega un papel relevante que el propio Frank-Walter Steinmeier, un ex alto cargo del SPD, no vea con buenos ojos repetir elecciones desde la Presidencia de la República.
Kai-Olaf Lang, responsable de estudios europeos del Instituto Alemán para la Política Internacionales y de Seguridad (SWP, por sus siglas alemanas), no hay que olvidar las “expectativas” que tienen en la UE. “En Europa se está esperando que Alemania pueda asumir responsabilidades y se entiende que un Gobierno sólido en Berlín es una condición previa para que haya nuevas iniciativas en la UE”, dice Lang a EL ESPAÑOL.
En cualquier caso, Martin Schulz volverá reunirse el jueves con Steinmeier para buscar salidas a la incertidumbre política que dejó la última cita con las urnas. Desechada la posibilidad de una 'Coalición Jamaica' por los desencuentros del FDP con ecologistas y conservadores, la solución más realista es repetir una 'Gran Coalición' como la de la última legislatura.
Ni nuevas elecciones ni Gobierno en minoría
Un Gobierno en minoría de la CDU con Los Verdes es algo que casi nadie apoya en el país. “Los Gobiernos en minoría no gustan en Alemania, no tenemos experiencia con ellos. La opinión pública desea que haya en Alemania un Gobierno estable que tenga una mayoría en el Parlamento”, según Janning, el responsable de la oficina berlinesa del ECFR.
Volver a celebrar unas elecciones generales tampoco interesa a los principales partidos. “Unas nuevas elecciones significarían que, con toda probabilidad, hasta principios del próximo verano no tengamos un Gobierno”, plantea Marschall, el politólogo de la Universidad de Düsseldorf. “Los partidos no tienen claro si repetir elecciones es algo que les haría ganar o perder votos”, añade.
La edición dominical del diario Bild presentaba ayer un sondeo del instituto Emnid según el cual CDU y SPD obtendrían un porcentaje de votos muy similar al que lograron hace dos meses. A los cristianodemócratas les atribuía un 33% y a los socialdemócratas un 22%. Esos números iban ligeramente al alza porque la discusión política parece ahora enfocada hacia la formación de una nueva 'Gran Coalición'. De hecho, según los datos de Emnid, un 52% de los alemanes quiere que CDU y SPD se planteen una nueva alianza gubernamental.
Así, Horst Seehofer, líder de la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, partido hermanado a la CDU de Merkel, decía en declaraciones al Bild am Sonntag que una “alianza entre la CDU/CSU y el SPD es la mejor variante para Alemania”. Una 'Gran Coalición' probablemente sea la solución que mayor estabilidad política aporte al país.
“Si se repite una 'Gran Coalición' habrá continuidad en Europa y en Alemania, con una gran base parlamentaria, capaz de mover grandes mayorías para decidir en cuestiones clave”, subraya Lang, el experto del SWP.
Volver al “trauma” de la 'Gran Coalición'
Ahora bien, para el SPD, el mal resultado cosechado en septiembre también se explica en base a su participación en un Ejecutivo de Angela Merkel y su CDU. “Trauma” es una palabra que aparece a menudo para describir lo que supone para los socialdemócratas gobernar con los conservadores, especialmente después de aquella 'Gran Coalición' que dirigió al país entre 2005 y 2009.
En las elecciones generales de 2009, el apoyo del electorado al SPD cayó once puntos porcentuales. Desde entonces el partido de Schulz se identifica con poco más del 20% de los votos en comicios y sondeos. Sin embargo, Marschall, el politólogo de Düsseldorf, señala que tras la posible reedición de la 'Gran Coalición', la “baraja cambiaría”. Porque “Merkel no volvería a presentarse como canciller para un quinto mandato, lo que plantea mejores opciones al SPD que tras la última 'Gran Coalición'”, sostiene.
En cualquier caso, “de entrar en una nueva 'Gran Coalición', el SPD tendría que asegurar medidas de orden social y en el ámbito europeo, para poder justificar su decisión ante las bases y el electorado”, apunta Janning. En este sentido, ya se escucha a cuadros del partido de Schulz pedir a la CDU que demuestre si quiere “mover al país hacia una dirección de mayor justicia social”, según Karl Lauterbach, vicepresidente del grupo socialdemócrata en el Bundestag.
La 'Gran Coalición', desestimada demasiado pronto por Schulz, es ahora la única alianza que puede sacar de la incertidumbre en la que lleva instalado el país más influyente de Europa desde hace dos meses.