Ninguno llega a los 40 años. La mayoría se formó políticamente en las juventudes socialistas francesas, han pasado las últimas vacaciones de verano juntos en un roadtrip por Montenegro y Bayona y en octubre todos estuvieron en la boda de Aurélien Taché, diputado de En Marche! en la Asamblea Nacional.
Son, entre otros, Sacha Houlié, vicepresidente del Parlamento; Gabriel Attal, portavoz de La Republique en Marche!, Pierre Person; Guillaume Chiche; Mickaël Nogal y Aurore Bergé. Todos ellos diputados de la aplastante mayoría parlamentaria que sostiene en el poder a Emmanuel Macron, el presidente más joven de la historia de la República francesa.
Aunque sus nombres son prácticamente desconocidos para el gran público incluso en el país vecino, se turnan en las tertulias políticas en televisión para predicar la palabra del Macronismo. No están en primera línea política ni ostentan cargos de responsabilidad en el Ejecutivo pero tienen línea directa con el Elíseo y la prensa francesa señala que, además de tender puentes con la sociedad y acercar la acción de Gobierno al pueblo tienen una misión primordial: preparar la segunda parte del mandato de Macron.
“En unos meses habremos terminado de aplicar el programa presidencial. ¿Cuál será la nueva hoja de ruta?”, se preguntaba hace unos días Houlié en las páginas de Journal de Dimanche.
En menos de un año, Emmanuel Macron ha sacado adelante sus grandes promesas: la polémica reforma laboral ha sido aprobada con menos contestación de la esperada, las manchas en el expediente de su equipo han sido eliminadas sin casi dejar rastro y ha terminado con el largo periodo de estado de alarma por el yihadismo poniendo en marcha una nueva ley antiterrorista.
El presidente francés, que cumplió la semana pasada 40 años y pasa ahora unos días de descanso junto a su mujer en los Pirineos, tiene razones para brindar. Superado con éxito el primer tramo de su mandato, Macron mira al 2018 como un capítulo en blanco que quiere llenar de más reformas. La indemnización por desempleo, la formación profesional, o la igualdad entre hombres y mujeres son algunos de los temas que se impulsarán el año próximo. El líder galo detallará sus planes en el tradicional discurso de Nochevieja.
Para esta nueva etapa contará con la opinión de estos fieles escuderos, cuya ambición y proximidad con Macron han levantado celos entre otros miembros de la ‘corte’ del mandatario. “Es un comando de jóvenes diputados sin reparos, se movilizan en un minuto y su lealtad es inquebrantable”, explica una persona cercana al presidente en el diario Le Monde.
Estos parlamentarios son más que un grupo de amigos que coquetean con el poder desde sus escaños. El presidente les escucha y están muy bien organizados. Cada uno tiene un área política asignada (acceso a la Universidad, reforma constitucional, cultura, política familiar…), se reúnen al menos cuatro veces al mes y están en contacto permanente a través de un chat en la red social Telegram, se hacen llamar ‘Team Macron’.
Camino despejado en la UE
A medio plazo, el presidente francés tiene señaladas en su calendario las próximas elecciones europeas de 2019. Con Merkel fuera de cobertura y el Reino Unido en plena operación salida, Macron tiene el camino despejado para ser y ejercer de líder y guía espiritual de la UE.
No es ningún secreto que a Macron le gustaría introducir listas transnacionales para las europeas, una forma de marcar su compromiso comunitario y de paso cubrir las lagunas de implantación territorial que tiene En Marche! en Francia.
Christophe Castaner, hasta hace poco portavoz del Elíseo, ha desembarcado en el partido para darle impulso y tratar de mitigar la dependencia que ahora tiene de la figura del presidente francés.
Además, la cita europea supondrá para Macron la primera prueba de fuego en las urnas desde que llegó al poder y un test de cómo de engrasada está la maquinaria electoral de su partido.