¿Tiene el horario de verano los días contados en la Unión Europea? El cambio semestral de los relojes al que obliga la legislación comunitaria -una hora más en primavera, una hora menos en otoño- pretende maximizar las horas de luz natural y ahorrar energía. La próxima cita está fijada para el 25 de marzo: cuando sean las dos de la madrugada, las agujas se avanzarán hasta las tres. Pero cada vez son más las voces que piden poner fin a esta práctica. Alegan que los beneficios del cambio de hora son insignificantes, mientras que el impacto en la salud puede ser grave. El Gobierno finlandés ha pedido oficialmente este viernes la abolición de la directiva de la UE sobre la hora de verano. Y la Eurocámara lo debatirá en su pleno el próximo 8 de febrero.
"El Gobierno ha decidido proponer la abolición del horario de verano", ha anunciado la ministra finlandesa de Transportes, Anne Berner, en su cuenta de Twitter. "Nuestro objetivo es abandonar el cambio de hora de forma uniforme en toda la UE. Los Estados miembros deben acordar conjuntamente si adoptan de forma permanente el horario de invierno o el horario de verano", ha agregado.
Cambiar los relojes provoca transtornos en el sueño a corto plazo, un peor rendimiento laboral y escolar y problemas de salud, según las autoridades finlandesas. Y en Helsinki apenas genera beneficios ya que en invierno hay menos de seis horas de luz solar y en verano casi 19 horas. Una iniciativa ciudadana para acabar con el horario de verano ha recogido en los últimos meses más de 70.000 firmas, lo que obliga al Gobierno finlandés a actuar. El problema es que no puede hacerlo unilateralmente sino que necesita reformar la legislación de la UE.
Finlandia ya planteó informalmente su petición al resto de socios durante el Consejo de Transportes del pasado 5 de diciembre. Ahora reclama a Bruselas que acelere el nuevo estudio que está realizando sobre el impacto del cambio de hora en todos los sectores económicos, y que en principio debía haber publicado en 2017. Pero la Comisión no parece tener mucha prisa. "Es un tema muy complejo y estamos analizando todas las pruebas disponibles", ha dicho este viernes el portavoz, Enrico Brivio. No hay ningún plazo para presentar las conclusiones.
Por su parte, la Eurocámara ya ha discutido en varias ocasiones la abolición de la directiva sobre la hora de verano, aunque en febrero será la primera vez que apruebe una resolución en pleno sobre este tema. Tras el cambio de reloj, las mujeres y las personas mayores en particular se enfrentan a un riesgo mayor de problemas cardiacos. Y el número de accidentes de tráfico aumenta hasta un 30% durante la semana siguiente, según los estudios que manejan los eurodiputados. La medida provoca un jetlag social a los ciudadanos dos veces al año porque deben adaptar su reloj biológico al reloj europeo.
¿Verano todo el año?
En el caso de España existe además una particularidad añadida. La dictadura franquista decidió adoptar el mismo huso horario que Alemania como gesto hacia Hitler. El resultado es que, como ocurre en Francia y Bélgica, la hora oficial va una hora por delante de la hora solar. Ello hace que para España el efecto del cambio de hora sea mucho más pronunciado.
En octubre de 2016, el Parlamento balear aprobó una resolución en la que pedía mantener el horario de verano todo el año. Una medida que se ha debatido también en la Comunidad Valenciana. La industria hotelera del Mediterráneo ha cuantificado que en la semana siguiente al cambio de hora en invierno se pierden hasta siete puntos en la ocupación hotelera, precisamente por el recorte drástico de las horas de sol por la tarde.
Lituania, Polonia, Suecia, Dinamarca, Alemania, Holanda, Eslovaquia, República Checa, Francia o Bélgica son otros de los países en los que han surgido iniciativas ciudadanas o parlamentarias que reclaman abolir el cambio de hora. Pero Finlandia es el primer Estado miembro que plantea esta reivindicación en la UE a nivel gubernamental, lo que podría provocar un vuelco al debate en los próximos meses.
El ahorro energético es mínimo
La idea origina del horario de verano se atribuye al constructor británico William Willet. En un panfleto titulado El desperdicio de la luz del día (1907), Willet adujo como principales argumentos la reducción de los costes de iluminación y la ampliación de horarios para actividades en el exterior tras el fin de la jornada laboral. El cambio de hora se implantó por primera vez en 1916, durante la Primera Guerra Mundial, en Alemania, seguida de cerca por otros países europeos y Estados Unidos. El objetivo era ahorrar el máximo de energía.
El argumento del ahorro energético volvió a imponerse en los años 70, cuando la mayoría de países de la UE introdujeron el horario de verano como respuesta a la crisis del petróleo. Bruselas decidió actuar al ver que cada Estado miembro fijaba fechas diferentes para el cambio de hora, lo que amenazaba con fragmentar el mercado interior y sobre todo el transporte internacional. Por ello, la UE aprobó en 1980 la primera directiva para armonizar calendarios: el cambio debía realizarse los últimos sábados de marzo y octubre. La última directiva de 2001 impone la aplicación del horario de verano de forma indefinida.
Los últimos estudios revisados por la Eurocámara concluyen que el ahorro energético por el cambio de hora es "relativamente pequeño", entre el 0,5% y el 2,5% del total del consumo dependiendo del país. Para otros sectores económicos como el transporte o la agricultura, el efecto es nulo porque se han ajustado a lo largo del tiempo. En contraste, por lo que se refiere a la salud, las investigaciones más recientes muestran que la perturbación del ritmo biológico podría ser mayor y más duradera de lo que se pensaba.
En la actualidad, alrededor de 60 países de todo el mundo aplican el cambio de hora. El horario de verano está particularmente extendido en Europa, América del Norte y Oceanía. En contraste, apenas se utiliza en África (con las excepciones de Marruecos y Namibia) y en Asia. En el vecindario de la UE, Turquía, Rusia y Bielorrusia han abandonado el cambio de hora en los últimos años. También ha habido iniciativas para abolir el horario de verano en varios estados de Estados Unidos, como California, Alaska, Colorado, Florida o Utah, pero ninguna de ellas se ha convertido en ley.