El bloque conservador de la canciller alemana, Angela Merkel, y los socialdemócratas de Martin Schulz alcanzaron un acuerdo para formar un gobierno de coalición, más de cuatro meses después de las elecciones, según informó el digital del semanario Der Spiegel.
Tras cerca de 24 horas reunidos en la sede de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Berlín, fuentes de los equipos negociadores citadas por los medios señalaron que se han superado las principales discrepancias y se ha acordado el reparto de los ministerios, aunque falta cerrar definitivamente algún punto.
Los socialdemócratas asumirán previsiblemente, entre otros departamentos, los ministerios de Asuntos Exteriores, Finanzas y Trabajo.
El acuerdo puede acabar con un largo período de incertidumbre política en Alemania, después de que en noviembre fracasara el primer intento de Merkel, una alianza con liberales y verdes.
Pero este pacto todavía debe ser refrendado en una consulta vinculante a la que están llamados los cerca de 464.000 militantes socialdemócratas, más 24.000 de ellos afiliados desde principios de año. Está por ver cuántos de ellos han atendido la llamada de las juventudes socialistas, que pidieron nuevas afiliados para votar "no" a la gran coalición con Merkel.
Este miércoles Schulz informó a los miembros de su partido que abandonará la dirección del SPD si la militancia aprueba el acuerdo. Su puesto lo ocuparía Andrea Nahles, el número uno del partido en el Parlamento. Se espera que Schulz se convierta en el próximo ministro de Exteriores.
Negociaciones infinitas
Las negociaciones entre conservadores y socialdemócratas se prolongaron más allá del plazo inicialmente previsto, que concluía el domingo.
Merkel admitió ayer, al inicio de la última jornada de reuniones, que se necesitarían "compromisos dolorosos" por ambas partes y se mostró "dispuesta" a afrontarlos si las ventajas predominaban sobre las desventajas por "el bien del país".
Schulz, por su parte, aseguró tener "buenos motivos" para suponer que alcanzarían en esta jornada "decisiva" unos "resultados buenos, constructivos, sólidos y compartidos" para Alemania y para conformar un "gobierno estable" y "duradero".
Las conversaciones con el SPD han sido asimismo complejas porque, tras su debacle en las elecciones de septiembre, los socialdemócratas habían rechazado reeditar la gran coalición de la pasada legislatura (2013-2017).
Entre numerosas presiones, Schulz dio un giro de 180 grados, negoció un preacuerdo con Merkel y convenció a su partido en un congreso extraordinario de que se debían iniciar conversaciones formales, aunque sólo el 56 % le dio la luz verde.