Tal y como se esperaba, la enésima discusión de los jefes de Estado y de Gobierno sobre el futuro de la eurozona se ha saldado sin ningún resultado concreto. No hay consenso sobre las reformas necesarias para aumentar su capacidad de resistencia frente a futuras crisis. La anterior de 2008-2012 estuvo a punto de hacer estallar la moneda única y dejó al descubierto sus defectos de construcción. Pero la actual bonanza económica ha instalado un sentimiento de complacencia entre los líderes europeos, que además no se ponen de acuerdo sobre qué hacer.
En la cumbre de la eurozona de este viernes se ha vuelto a poner de relieve la fractura que enfrenta a los países del norte contra los del sur. Los primeros, cuyo líder es ahora el holandés Mark Rutte, rechazan transferir más poder o dinero a la UE. Su fórmula consiste en disciplina fiscal y reformas a nivel nacional. Los segundos -impulsados por el presidente francés, Emmanuel Macron- sostienen que se necesitan más instrumentos a nivel europeo para asistir a los países en crisis, dado que la pertenencia a la eurozona les impide recurrir a la receta tradicional, que era devaluar su moneda.
Durante la discusión, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha explicado a los líderes que la economía de la UE ha regresado a su nivel anterior a la crisis y se mantiene "extremadamente fuerte". El BCE se encuentra entre los más interesados en la reforma de la eurozona porque quiere descargarse de la responsabilidad de ser la única institución con capacidad para salvar al euro, como hizo en 2012.
¿Son necesarios nuevos instrumentos?
"Estamos experimentando la situación más favorable desde la introducción del euro, lo que hace que este sea un muy buen momento para reflexionar estratégicamente sobre nuestras ambiciones a largo plazo", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Estas reformas de la eurozona a largo plazo ya han sido abordadas en varias ocasiones por el Ecofin, pero "sólo han logrado un limitado grado de consenso hasta ahora", admite Tusk en el documento de discusión preparado para los líderes europeos.
Los jefes de Estado y de Gobierno han concentrado el debate este viernes en una de las propuestas centrales de Macron, la creación de un presupuesto de estabilización específico para la eurozona. Ni siquiera han abordado otras medidas, como el superministro de Finanzas que defiende el presidente francés para coordinar la política económica de la UE. Pero tampoco eso ha servido para aplacar al club de los nórdicos. "La base de una unión fuerte es que sus miembros sean fuertes. Todos los miembros deben poner su casa en orden. Es esencial que todo el mundo cumpla las reglas y respete sus compromisos", ha defendido Rutte.
"A mis colegas les he dicho que no deben fijarse sólo en cuestiones institucionales y nuevos instrumentos, de los que hay que cuestionarse si son realmente necesarios, sino también en la economía. Porque el crecimiento económico no viene de las instituciones de Bruselas sino de fortalecer la economía de cada país", sostiene el primer ministro holandés. Holanda ha firmado una carta con otros siete países -Irlanda, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Letonia y Lituania- en la que se rebela contra las reformas radicales que propugna Macron. La misiva no está suscrita por Alemania, aunque los holandeses sostienen que participó en su elaboración.
Escenificación de unidad de Merkel y Macron
Macron y la canciller alemana, Angela Merkel, han buscado escenificar un acercamiento de posturas dando una rueda de prensa conjunta al término de la cumbre. "Hemos avanzado mucho juntos", ha sostenido el presidente francés. Habrá nuevas reuniones bilaterales del motor francoalemán en abril y mayo. El objetivo es presentar una hoja de ruta común al resto de socios en junio. Sin embargo, Merkel ha evitado comprometerse sobre ninguna medida concreta e incluso se ha cuestionado si se necesitan instrumentos adicionales a lo que ya existe, al presupuesto general de la UE.
Lo cierto es que las grandes expectativas que generó el nuevo Gobierno de Gran Coalición de Merkel, cuyo programa estaba centrado en la UE, se han enfriado rápidamente. El nuevo ministro de Finanzas, el socialdemócrata Olaf Scholz, ha dejado claro que su intención es seguir los pasos de su antecesor, el conservador Wolfgang Schäuble, impulsor de las políticas de austeridad en la UE. "No queremos ni podemos pagar por todo el mundo. Un ministro alemán de Finanzas es un ministro alemán de Finanzas, independientemente de su afiliación política", sostiene Scholz.
Rajoy apoya al presidente francés
Macron cuenta con el apoyo del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y de países como España, Italia, Portugal o Grecia. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha defendido que la eurozona necesita "un presupuesto común que pueda apoyar a los países en un momento de crisis". A su juicio, el acceso a estas ayudas debería condicionarse a que los países hagan reformas. De lo contrario, se darían "situaciones injustas económica y políticamente". No obstante, admite que este debate va "más lento". "La unión fiscal aún nos llevará algún tiempo. Europa no se ha construido en 24 horas", alega Rajoy.
Estas diferencias irreconciliables entre los países del norte y del sur hacen presagiar otro acuerdo de mínimos sobre la reforma de la eurozona en junio, el plazo que se han marcado los líderes europeos para tomar decisiones. En lo único en lo que parece haber acuerdo es en la creación de un Fondo Monetario Europeo, que en la práctica sería poco más que cambiarle el nombre al actual fondo de rescate de la UE (MEDE).
La otra gran medida pendiente, la creación de un sistema europeo de garantía de depósitos, el tercer pilar de la unión bancaria, continúa bloqueada porque implicaría una mutualización de riesgos a la que se niegan los nórdicos. Lo más probable es que los jefes de Estado y de Gobierno aprueben en junio otra hoja de ruta (la primera data de 2012 y la mayoría de sus iniciativas aún no se han puesto en marcha) que retrase de nuevo las reformas. ¿Estará prepara la eurozona cuando estalle la próxima crisis?