Luis de Guindos es el único miembro del Gobierno del PP que ha sabido irse a tiempo y se salva de la quema. El exministro de Economía asume este viernes la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE), justo el mismo día en que su antiguo jefe, Mariano Rajoy, ha perdido la presidencia tras el triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez. En Fráncfort, Guindos disfrutará un mandato no renovable de ocho años, con un salario anual de 340.000 euros, además de una ayuda para la vivienda.
En contraste, el sucesor de Guindos, Román Escolano, se convierte en uno de los ministros con mandato más breve en la historia de la democracia española. Sólo ha tenido tiempo de asistir a tres Eurogrupos. Abandonó la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones (donde cobraba 270.000 euros al año) para tomar posesión como ministro de Economía el pasado 9 de marzo, puesto en el que su salario se redujo a 70.000 euros. Ahora pierde su trabajo porque no es diputado.
Como vicepresidente del BCE, Guindos se convierte en el número dos de Mario Draghi y se encargará específicamente de las áreas de Estudios y de Política Macroprundencial y Estabilidad Financiera, es decir, de regulación de los bancos. En su primer día en la oficina, ni él ni Draghi han hecho declaraciones a la prensa. Su primera aparición pública será en la rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Gobierno el 14 de junio en Riga.
Un pragmático para preparar subidas de tipos
Es la primera vez que un ministro en ejercicio salta directamente al directorio del BCE, una maniobra que fue criticada por la Eurocámara por poner en riesgo la independencia del organismo. Durante las audiencias previas a su elección, los eurodiputados le afearon a Guindos su falta de experiencia en política monetaria. El exministro no ha querido posicionarse en el combate entre "halcones" y "palomas". Se define como "pragmático" y hace valer su contribución a la reestructuración del sector bancario español tras el rescate de la UE y a la recuperación económica.
En la vicepresidencia del BCE, cargo en el que sustituye al portugués Vítor Constâncio, Guindos tendrá como principal reto la normalización de la política monetaria tras la artillería de estímulos desplegados durante la crisis. Los analistas esperan que Draghi ponga fin al programa de compra de deuda pública este año (ahora compra 30.000 millones al mes) y empiece a subir los tipos de interés a partir de 2019, algo que afectará a los países más endeudados como España, Grecia o Italia.
Una estrategia que podría verse complicada por las turbulencias que ha generado en los mercados la llegada al poder precisamente en Italia de los euroescépticos de La Liga y el Movimiento Cinco Estrellas. Si el nuevo Gobierno de Roma decide llevar hasta el final el enfrentamiento con la UE, el BCE se vería obligado a actuar de nuevo como cortafuegos para evitar el contagio a otros Estados miembros. El Eurogrupo ya ha expresado su temor a que vuelva a repetirse una crisis como la de Grecia.