En algunos países, el mes de mayo se ha celebrado como el 'Mes Internacional de la Masturbación'. No es habitual en Alemania escuchar esta reivindicación. Sin embargo, en Bielefeld (oeste germano) sí que comenzó mayo con el tema de la masturbación como protagonista.
Ocurrió en la Universidad de Bielefeld. Allí, su asociación de estudiantes, el Comité General Estudiantil (ASTA, por sus siglas alemanas), organizaba a principios de ese mes unas jornadas dedicadas a la “autodeterminación de género y sexual”. De esos días de actividades se ha terminado hablando bastante en Alemania. En concreto, porque entre los talleres presentados había uno dedicado a la eyaculación femenina.
Johanna Müller, una joven estudiante de 24 años de la Universidad de Bielefeld, formó parte del grupo de 16 mujeres participantes en ese taller. No se llama Johanna Müller de verdad. Prefiere mantenerse en el anonimato al hablar con EL ESPAÑOL. El taller en cuestión ha generado demasiada atención mediática. A la vista está el titular del diario Die Welt, uno de los periódicos de referencia del país: En la Universidad de Bielefeld las mujeres pueden aprender a masturbarse.
Müller niega que el taller tuviera algo que ver con la masturbación. “No, no era sobre la masturbación, aunque haberlo hecho sobre eso hubiera sido una buena idea porque también es un tabú”, comenta esta estudiante que cursa estudios de género en la Universidad de Bielefeld. El curso que ella hizo, sin embargo, versaba sobre otro tabú, uno que daba título al curso: “Eyaculación vaginal”.
“La intención del taller era hacer un curso para informar y formar. Para conocer que el tema de la eyaculación femenina es un tema del que no se habla, o del que se piensa que no hay que hablar porque es un tabú”, comenta Müller, que también formó parte del grupo organizador del evento. “Queríamos romper ese tabú”, abunda.
250 euros por el taller
Guiado por una estudiante berlinesa que se hace llamar Pia Voz-Picunt, una activista integrante de la red feminista Río de la Felicidad, el taller duró tres horas. Tuvo dos partes, una teórica y otra práctica. Para realizar el workshop en cuestión, había que pagar 250 euros y llevar consigo al taller un espejo de mano y una toalla. También había que ser rápida en momento de la inscripción, según cuenta Müller, porque esa clase generó mucha expectación. “Hubo muchísimas plazas solicitadas, sólo pudimos aceptar quince”, apunta la estudiante de la Universidad de Bielefeld.
“El taller ofrecía, sobre todo, pedagogía. Primero hubo una hora y media de teoría, que fue como un curso de biología. Hay personas con vagina que no están informadas sobre lo que tienen, sobre su propia anatomía, las funciones de su cuerpo o dónde está el punto G o la próstata, porque la eyaculación viene de la próstata”, asegura Müller. “Luego hubo otra parte, práctica, en la que uno pudo ver con experiencia propia cómo es”, añade, aludiendo a la eyaculación femenina.
Voz-Picunt ha explicado que, ante todo, la clase trata de responder a preguntas entre las participantes como “¿dónde se encuentra la próstata?, ¿cómo la siento? o ¿qué le pasa a la próstata cuando estimulo el punto G?”. Müller sabe que el tema es controvertido, especialmente cuando se publicita en el ámbito universitario. El taller se celebró en el marco de unas jornadas en las que, sobre todo, hubo conciertos, charlas y debates sobre un amplio espectro de temas, desde el antisemitismo hasta el colonialismo. También hubo actividades para socializar, incluidas manualidades. Las autoridades universitarias dejaron en todo momento que las jornadas tuvieran lugar.
Oposición de los estudiantes conservadores
A diferencia de la mayoría de actividades, la 'clase' de Pia Voz-Picunt tuvo lugar en un apartamento cedido para la ocasión, lejos de la universidad. Pero en las aulas y pasillos del centro hubo más de una queja airada. El Círculo de Estudiantes Demócrata Cristianos (RCDS, por sus siglas alemanas), por ejemplo, protestó ante la acción. “No nos podemos creer la oferta, porque la semana de actividades trata un tema importante y sensible que ahora está siendo dañado”, ha señalado, Kathrin Krause, presidenta de ese grupo de estudiantes, al que Müller conviene en llamar “conservadores”.
Müller ve en este tipo de reacciones “las estructuras de la sociedad que hacen que se mire con vergüenza y asco, en general, determinadas partes del cuerpo”. “De ahí muchas reacciones frente al taller fueran: ¡Es asqueroso!, ¡eso no se hace!, ¡os tendría que dar vergüenza!...”, apunta la participante del workshop. El vicepresidente del RCDS dijo que el controvertido taller de Müller y compañía le parecía “una mala broma”.
El propio tema de la eyaculación femenina resulta “controvertido” en el ámbito científico. Con ese adjetivo suele aparecer descrito ese fenómeno incluso en la literatura especializada. El mexicano Alberto Rubio Casillas, investigador del Laboratorio Biológico de la Escuela Regional de Autlán de la Universidad de Guadalajara (México), ya afirmaba en un análisis bibliográfico de 2011 sobre la cuestión que, “aunque hay registros históricos mostrando la existencia desde hace 2.000 años de la así llamada 'eyaculación femenina', éste es aún un tema controvertido”.
“Se ha creado un paradigma que incluye cualquier expulsión de fluido [por parte de la mujer] durante la actividad sexual en el nombre de 'eyaculación femenina'”, escribía Rubio Casillas. Su artículo titulado Nuevos conocimientos sobre un caso de eyaculación femenina, publicado a finales de 2011 en la especializada The Journal of Sexual Medicine, diferenciaba entre la existencia de “una 'real' eyaculación femenina” de lo que se ha venido a llamar “squirting” en inglés, o “chorrear”.
“No hubo masturbación, sino eyaculación”
En sus conclusiones, Rubio Casillas aseguraba que “la eyaculación femenina y el chorreo son dos fenómenos diferentes. Los orgasmos y los mecanismos que los producen son auténticamente distintos”. “La 'eyaculación femenina real' es la expulsión de un líquido escaso, espeso y blanquecino de la próstata femenina, mientras que el chorreo es la expulsión de un fluido de la vejiga”, planteaba el investigador.
Müller afirma que el taller de Pia Voz-Picunt fue sobre “la eyaculación de la próstata, que puede ocurrir en el orgasmo pero también cuando se estimula el punto G de la vagina”. La propia responsable del taller lo explicaba a Jetzt, la revista online dedicada al público juvenil del diario generalista Süddeutsche Zeitung. “Una eyaculación femenina no ha de llegar al mismo tiempo que el orgasmo”, según la responsable del taller. “En el taller no hubo masturbación, sino eyaculación”, ha tratado de aclarar Voz-Picunt, acusada por la RCDS de organizar una “un seminario de masturbación” o, peor aún, “una orgía”.
La estudiante que asistió al taller de Voz-Picunt reconoce a este periódico que “sí, la eyaculación puede pasar cuando una mujer está siendo estimulada sexualmente”. “Todas las personas pueden hacerlo, pero a algunas les puede pasar simplemente bajo la ducha, ejerciendo presión donde hace falta”, adhiere Müller. Ella encuentra que la clase magistral de Voz-Picunt fue “un éxito”. “La mayoría de las mujeres que participaron lo encontraron muy bien, la atmósfera era muy cómoda”, concluye Müller.