El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, da por perdida la batalla. Está convencido de que el pleno del Parlamento Europeo activará este miércoles la denominada 'opción nuclear' contra Hungría, el artículo 7 del Tratado, como respuesta a la deriva autoritaria de su Gobierno. Un procedimiento que podría acabar con la suspensión del derecho de voto de Budapest en la UE. Incluso su propia familia política, el Partido Popular Europeo, le deja caer. Pese a su soledad durante el pleno de la Eurocámara celebrado este martes, Orbán ha optado por defenderse con un duro ataque al Parlamento Europeo, al que acusa de vengarse por su negativa a acoger inmigrantes.
"No es una condena a un Gobierno, sino a un país y a una nación (...) El informe que tienen delante de ustedes insulta a Hungría y a la dignidad del pueblo húngaro (...) Por primera vez se quiere excluir a una nación de la toma de decisiones europeas", les ha dicho Orbán a los eurodiputados en un breve y combativo discurso de ocho minutos. La resolución parlamentaria que activará el artículo 7 contra Hungría -elaborada por la verde holandesa Judith Sargentini- contiene hasta 37 "errores graves" y se elaboró sin enviar una misión oficial a Hungría, sostiene el primer ministro. Las autoridades húngaras han enviado a todos los diputados un texto de 108 páginas para rebatirla.
Orbán se ha presentado como una víctima. El pliego de cargos de la Eurocámara, sostiene, viene motivado por la negativa de Hungría a participar en el reparto de refugiados organizado por la UE. Pero no servirá para que su Gobierno cambie de política. "Es la primera vez en la historia de Europa en la que una comunidad condena a sus propios guardias de fronteras. Hungría va a ser condenada porque los ciudadanos húngaros han decidido que este país no va a ser un país de migrantes. Con el debido respeto pero con toda firmeza, tengo que rechazar las amenazas, el chantaje y la defamación de las fuerzas que apoyan a los migrantes", ha dicho el primer ministro húngaro.
La ponente del informe ha acusado al Gobierno húngaro de silenciar a los medios de comunicación independientes, poner en riesgo la libertad académica, sustituir a los jueces incómodos o hacer la vida imposible a las ONGs. Además, ha denunciado que el entorno de Orbán se ha enriquecido mediante el fraude con fondos europeos. Los valores europeos están siendo vulnerados de forma sistemática en Hungría y por eso la Eurocámara tiene que actuar, ha sostenido Sargentini.
A la Comisión Europea también le preocupan los excesos autoritarios de Orbán, aunque de momento no ha activado el artículo 7 contra Hungría. Su excusa es que las autoridades húngaras siempre han mantenido abiertos los canales de diálogo con Bruselas. Un diálogo que era imposible con Varsovia, y por eso sí pulsó la 'opción nuclear' contra Polonia en diciembre de 2017. Pero al Ejecutivo comunitario se le acaba ya la paciencia con Orbán, según ha dicho su vicepresidente primero, Frans Timmermans.
El PPE deja caer a Orbán
"Tristemente, la Comisión comparte las inquietudes expresadas en el informe (de la Eurocámara), en particular por lo que se refiere a los derechos fundamentales, la corrupción, el tratamiento de los gitanos y la independencia del poder judicial", ha dicho Timmermans durante el pleno. El Ejecutivo comunitario ya ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo por la ley que limita la actividad de las ONGs y por la norma que pretende cerrar la Universidad Centroeuropea, propiedad del magnate estadounidense de origen húngaro George Soros. También ha expedientado a Budapest por criminalizar la asistencia a los demandantes de asilo. El vicepresidente ha prometido mantener una vigilancia "implacable" sobre Hungría.
Pero quizá lo más destacado del debate en la Eurocámara ha sido la posición del grupo popular europeo, que hasta ahora había dado cobertura a los excesos verbales y las políticas de Orbán. Su partido, Fidesz, está adscrito al PPE, del que también forman parte la canciller Angela Merkel o los presidentes de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y del Consejo, Donald Tusk. "Ahí viene el dictador", le espetó de forma cariñosa Juncker a Orbán durante una cumbre en mayo de 2015. Pero en los últimos meses, el primer ministro húngaro se ha mostrado más cerca de populistas euroescépticos como el ministro del interior italiano, Matteo Salvini, que del PP.
El líder del PPE en el Parlamento Europeo, el alemán Manfred Weber, que ya ha anunciado su candidatura para suceder a Juncker al frente del Ejecutivo comunitario, ha sido inusualmente duro con Orbán este martes. Ha censurado en particular sus ataques a las ONGs y a la Universidad Centroeuropea, así como sus constantes descalificaciones al islam, que a su juicio dan alas a los yihadistas. Y le ha avisado de que si el Gobierno húngaro rechaza el diálogo para resolver sus problemas con Bruselas, el PPE dejará de apoyarle.
Por su parte, el presidente del PPE, el francés Joseph Daul, ha escenificado su ruptura con Orbán mediante un tuit publicado durante el debate en la Eurocámara. "La UE está basada en la libertad, la democracia, la igualdad, la libertad académica, el Estado de derecho, el respeto de los derechos humanos y una sociedad civil libre. Estos son valores inviolables que el PPE no va a poner en riesgo independientemente de la afiliación política", ha escrito.
El único respaldo con el que ha contado Orbán en el debate de la Eurcámara ha sido el de los grupos euroescépticos, como el UKIP de Nigel Farage, o de extrema derecha como La Liga de Salvini. Farage ha elogiado al primer ministro húngaro por defender la soberanía de su país frente al asalto de Bruselas y le ha aconsejado que se una al "club del brexit".
Una "amplia mayoría" de los populares europeos votarán este miércoles a favor de activar el artículo 7 contra Hungría, según han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes parlamentarias. Un apoyo que garantiza que la censura a Orbán salga adelante en la Eurocámara. Sin embargo, es improbable que el procedimiento acabe en sanciones reales contra Hungría. Para ello se requiere el apoyo unánime de todos los Estados miembros y Orbán cuenta de entrada con el apoyo de Polonia y de Italia. De hecho, el expediente contra Varsovia está paralizado desde hace meses pese a que el Gobierno de Ley y Justicia ha seguido adelante con la toma de control del poder judicial.
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