La situación presupuestaria de Italia ni siquiera estaba en la agenda oficial del Eurogrupo celebrado este lunes en Luxemburgo, pero ha acabado adueñándose de todas las conversaciones. El ministro de Finanzas italiano, el tecnócrata Giovanni Tria, ha pedido "tranquilidad" a sus socios europeos y les ha prometido que la deuda de su país seguirá bajando. Pero en la UE cunde la alarma por la decisión del Gobierno populista de Roma de disparar el gasto público en los presupuestos de 2019, aumentando el déficit hasta el 2,4%, el triple de lo comprometido. En Bruselas se teme una repetición de la crisis de deuda que a punto estuvo de hacer estallar el euro.
"Todos somos conscientes de lo que está en juego. Estamos ligados por el euro y necesitamos políticas sólidas para protegerlo. Corresponde al Gobierno italiano demostrar que tiene un plan presupuestario creíble y sostenible", ha sentenciado el presidente del Eurogrupo, el socialista portugués Mário Centeno, al término de la reunión. "Los recientes anuncios del Gobierno italiano han suscitado preocupaciones sobre su deriva presupuestaria, preocupaciones que deben abordarse pronto", ha reclamado.
El Eurogrupo todavía espera que Italia rectifique y se avenga a respetar las normas comunitarias que le obligan a reducir el déficit. Por eso los ministros han optado por una estrategia de contención, de eludir el choque directo con el Gobierno de Roma y pedir diálogo. "A nadie le interesa que Italia, un gran país en el corazón de la eurozona, entre en crisis y tampoco a la UE le interesa provocar una crisis con Italia", sostiene el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. Pero ni el líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, ni el de La Liga, Matteo Salvini, han dado muestras de querer recular.
"Las señales que hemos recibido hasta ahora no son muy tranquilizadoras. Al mismo tiempo, los detalles aún no están claros y por lo que sé las negociaciones en Italia continúan", ha dicho el holandés Wopke Hoekstra, tradicionalmente entre los más duros. Eso sí, Hoekstra le pide a la Comisión Europea que a la hora de juzgar el presupuesto italiano tenga en cuenta "el interés de Italia, pero también el interés de la Unión en su conjunto". Es decir, que recurra a las sanciones si es necesario para preservar la estabilidad de la eurozona.
El finlandés Petteri Orpo, otro de los halcones del Eurogrupo, sigue la situación en Italia "muy atentamente" y se declara "un poco preocupado". "Las reglas son las mismas para todos, estamos todos en la misma eurozona y es importante que Italia haga su parte", ha subrayado. "Las reglas son muy importantes y deben ser cumplidas por todos los Estados miembros, porque la estabilidad de la eurozona depende del cumplimiento de estas reglas", coincide el ministro de Finanzas chipriota, Harris Georgiades, cuyo país tuvo que ser rescatado durante la crisis de deuda.
Incluso el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, cuyo país aboga tradicionalmente por más flexibilidad con el déficit, se ha mostrado particularmente estricto con el Gobierno populista italiano. "Hay unas reglas y las reglas son las mismas para todos los Estados miembros porque nuestros futuros están entrelazados", asegura Le Maire. Aunque Francia ha incumplido en el pasado las reglas, su actual presidente, Emmanuel Macron, sí está respetando el déficit y haciendo las reformas que le pide Bruselas por ejemplo en el mercado laboral, ha defendido el ministro galo.
"A nadie beneficia que se desencadene un episodio de inestabilidad financiera y menos que a nadie a Italia", alega por su parte la ministra de Economía, Nadia Calviño. Aunque el Gobierno de Pedro Sánchez también revisó unilateralmente la senda de déficit al llegar al poder, Calviño se ha esforzado en marcar distancias con la situación italiana. "No cabe ninguna duda de nuestro compromiso con la reducción del déficit público y con la estabilidad de la deuda pública y en ese sentido no tengo una preocupación especial por un efecto contagio que no vemos en ningún lugar", ha apuntado.
Bruselas podría sancionar a Italia
¿Qué hará la Comisión Europea en respuesta al desafío que le plantea el Gobierno de Roma? Al igual que el resto de países de la eurozona, Italia tiene de plazo hasta el 15 de octubre para remitir su plan presupuestario a Bruselas. A partir de ahí, el Ejecutivo comunitario dispone de tres opciones: darle luz verde, un escenario ya descartado; entablar un diálogo para lograr correcciones; o simplemente rechazar el presupuesto y pedir otro nuevo, algo que nunca hasta ahora ha ocurrido y que supondría un choque frontal entre Italia y la UE, que podría acabar en sanciones.
El vicepresidente responsable del Euro, el conservador letón Valdis Dombrovskis, parece tener ya claro que se inclina por la tercera alternativa. "A primera vista, el plan presupuestario italiano no parece compatible con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento", ha afirmado categórico. Pero incluso Moscovici, siempre más indulgente, ha dejado claro que el 2,4% de déficit supone una "desviación importante" e incluso ha endurecido el tono tras escuchar las explicaciones de Tria en el Eurogrupo.
"La Comisión va a asumir sus responsabilidades para salvaguardar los intereses de los ciudadanos italianos y de todos los europeos a corto, medio y largo plazo", anuncia el comisario de Asuntos Económicos. "Sé lo que los ministros esperan, que la Comisión juegue su papel y su papel es hacer que se respeten las reglas. Nos han reprochado a menudo ser indulgentes en los casos poco claros y en este caso esperan que seamos precisos y rigurosos a la hora de hacer respetar las reglas del Pacto de Estabilidad. Y eso es lo que haremos".