La primera ministra británica, Theresa May, contiene la cadena de dimisiones desatada tras la publicación del acuerdo del brexit y recabó el respaldo explícito de algunos de los miembros más euroescépticos de su Gobierno, aunque aún persisten las amenazas contra su liderazgo.
El ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, expresó su apoyo a la jefa de Gobierno después de insistentes rumores sobre su posible dimisión, mientras que el titular de Comercio Internacional, Liam Fox, uno de los más fervientes partidarios de un brexit duro en el Ejecutivo, rompió también su silencio para asegurar que May tiene su "total confianza".
Liderazgo en cuestión
El mayor riesgo a corto plazo que afronta la primera ministra es que 48 diputados conservadores -el 15 % del grupo parlamentario- reclamen que se convoque una moción para tratar de desbancarla como líder de la formación.
Más de una veintena de tories han hecho ya pública esa petición, descontentos con un acuerdo que en su opinión mantendrá al Reino Unido demasiado integrado en las instituciones comunitarias tras su salida de la Unión Europea (UE), prevista para el 29 de marzo.
Diputados conservadores han asegurado que algunos miembros del partido pueden haber enviado la carta demandando una moción de confianza sin anunciarlo y que el límite se puede alcanzar en breve, lo que obligaría a May a someterse a una votación en la que necesitaría el apoyo de al menos la mitad de sus 315 diputados.
El "número dos" de la mandataria conservadora, David Lidington, advirtió sin embargo de que si se produce la moción de confianza May podría ganarla "generosamente".
Un banquero euroescéptico, nuevo ministro del 'brexit'
A pesar de las turbulencias, la primera ministra sigue adelante con su defensa del pacto alcanzado con Bruselas y sustituyó a su dimitido ministro del brexit, Dominic Raab, con un abogado experto en seguros y servicios financieros, Stephen Barclay.
Se trata de un diputado conservador relativamente desconocido para los ciudadanos que defendió la salida de la UE antes del referéndum de 2016 y que hasta ahora era secretario de Estado de Salud y Cuidados Sociales.
Fuentes cercanas al Gobierno han indicado a medios británicos que la facción de euroescépticos en el gabinete puede haber decidido mantenerse por el momento al lado de la primera ministra para tratar de presionarle en favor de volver a la mesa de negociaciones en Bruselas y buscar más concesiones, algo a lo que la UE no se ha mostrado dispuesta.
Sin candidatos claros a suceder a May
Otro de los motivos que pueden contribuir a frenar los ataques contra May es la falta de candidatos claros para reemplazarla en un momento crítico, cuando el Reino Unido puede verse forzado a abandonar la UE sin un pacto en caso de que el Parlamento no respalde el acuerdo de 585 páginas hecho público esta semana.
El posible sustituto debería ser alguien que "esté o haya estado en el gabinete" y que crea en "abandonar la Unión Europea con (un acuerdo de) libre comercio y no siendo un satélite" de Bruselas, dijo el "tory" Steve Baker, uno de los impulsores de la moción de confianza.
Tanto Dominic Raab como su predecesor en el departamento del brexit, David Davis, que también renunció al cargo, en julio, aparecen en las apuestas como posibles aspirantes.
El freno en la cascada de dimisiones y los apoyos que ha recabado la primera ministra estabilizaron a la libra esterlina, que el jueves llegó a desplomarse casi un 2 % frente al euro. May trató de apaciguar las aguas con una intervención en la emisora de radio londinense LBC en la que respondió a preguntas de los oyentes.
"Entiendo que usted ha tenido un trabajo muy difícil y le felicito por haber intentando negociar cualquier tipo de trato con la Unión Europea. Pero también es verdad que desde el principio usted ha intentado mantenerse en un punto medio para contentar a todo el mundo y eso no ha funcionado", le dijo un oyente que se identificó como votante conservador.
La primera ministra insistió en que el acuerdo al que ha llegado es el mejor posible y subrayó que su principal tarea en las próximas semanas será tratar de convencer a sus propios diputados y a los del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), sus socio parlamentario, para que respalden el pacto en el Parlamento.