La Unión Europa sale al rescate de Theresa May con nuevas aclaraciones para intentar que el Parlamento británico ratifique el acuerdo del brexit, pero sin modificar ni una coma del texto. "Como sabe, no estamos en posición de aceptar nada que cambie o sea incoherente con el Acuerdo de Retirada", avisan el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y el del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una carta conjunta remitida a la primera ministra británica.
Los dos dirigentes de la UE ofrecen a May garantías extra sobre la solución de último recurso (backstop) para evitar una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte. El acuerdo se vota este martes 15 de enero en la Cámara de los Comunes y el propio Gobierno británico reconoce que será rechazado: están en contra tanto los conservadores euroescépticos de May como los laboristas o los unionistas irlandeses.
En su misiva, Juncker y Tusk sostiene que la UE "no desea" que las salvaguardas para Irlanda del Norte "entre en vigor". Si al final no hay otro remedio que activarlas, se aplicarían "sólo de forma temporal" hasta que se encuentre otra alternativa, incluida la posibilidad de encontrar soluciones tecnológicas que eviten una frontera física en la isla de Irlanda. No obstante, la carta no fija ninguna fecha como reclamaba May.
Los dos dirigentes de la UE resaltan además que su objetivo es llegar a un acuerdo ambicioso con Reino Unido sobre sus relaciones futuras como muy tarde el 31 de diciembre de 2020, lo que haría innecesaria la solución específica para Irlanda del Norte. Para ello, lanzarán las negociaciones desde el minuto en que Reino Unido ratifique los papeles de divorcio. El futuro acuerdo se aplicaría de forma provisional incluso aunque no haya sido ratificado por los 27 para evitar que se active el estatus especial para Irlanda del Norte.
El objetivo de estas aclaraciones adicionales es tratar de convencer a los euroescépticos más radicales, que temen que esta solución atrapará a Reino Unido en una unión aduanera permanente con la Unión Europea y les impedirá llevar a cabo una política comercial autónoma. Sin embargo, tanto el Gobierno británico como la UE dan por descontado que el Parlamento británico tumbará este martes el acuerdo de divorcio.
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