"Machista", "vergüenza" y "retroceso civilizacional". Estos son algunos de los calificativos que se han utilizado para definir '¿Quién quiere casarse con mi hijo?' y 'Granjero busca esposa' en Portugal. Los dos reality shows, que han empezado a emitirse en dos cadenas privadas de televisión, han desatado la indignación en Portugal por la imagen de la mujer y los estereotipos que fomentan los dos programas.
La Entidad Reguladora de la Comunicación (ERC) ya ha recibido varias quejas sobre los dos programas y ya ha informado de que estudiará el caso y adoptará las medidas que considere adecuadas.
La emisión de los dos reality empezó justo el fin de semana después de las manifestaciones feministas del 8 de marzo, algo que indignó aún más a los telespectadores y críticos de televisión. "El fin de semana creíamos que caminábamos hacia Escandinavia. Pero el sábado regresamos a Portugal", ha dicho Daniel Oliveira, uno de los comentaristas más respetados del país.
"Volvemos a un filón centenario: la mujer como sustituta de la madre, hecha para cuidar y alimentar al hombre, y el marido como sustituto para el padre, que protege y mantiene a la mujer. Nunca serán compañeros paritarios", critica Oliveira.
También la asociación feminista ‘Capazes’ ha expresado su indignación por un formato que "refuerza estereotipos peligrosos", donde "el macho alfa, aparece, otra vez, en una posición de superioridad” y que muestra que “las mujeres tienen que pelearse entre ellas para conseguir la atención de un macho".
Portugal, nada fan de los realitys
"En menos de dos meses y medio 12 mujeres han sido asesinadas por sus maridos" y las televisiones "vienen ensuciar todavía más la sociedad con este machismo retrógrado", dicen en un texto publicado en su web. Y rematan: "El machismo mata".
Una de las entidades que ya ha denunciado el programa ante la ERC es la Asociación de Mujeres Juristas, que pedirá la suspensión del programa, alegando que se está violando los principios del Derecho Internacional que obligan a la lucha contra los papeles estereotipados de las mujeres y hombres en la sociedad.
No es la primera vez que un reality show indigna al país vecino. El año pasado, 'Supernanny' duró dos capítulos. La cadena que lo emitía canceló el programa después de que la Fiscalía obligase a pixelar el rostro de los menores y a distorsionar su voz, para su protección, tras las denuncias de organizaciones de defensa de la infancia y varios psicólogos. Ahora, la historia puede repetirse.