Bruselas

Otra semana clave en el laberinto del brexit, que primero se había programado para el pasado 29 de marzo pero después se aplazó al 12 de abril. En teoría, ese día, es decir, el próximo viernes, se producirá una salida caótica de Reino Unido de la UE, a menos que Theresa May presente a tiempo un plan concreto para desatascar el actual bloqueo en el Parlamento británico.

La Cámara de los Comunes ha aprobado este lunes por 390 votos a favor y 81 en contra una moción que obliga a May a pedir un aplazamiento del Brexit si antes del viernes no hay acuerdo. La aprobación de esta iniciativa supones un nuevo revés para May, cuyo Acuerdo de Retirada negociado con Bruselas ha sido derrotado hasta en tres ocasiones en el Parlamento.

En la práctica, los líderes europeos se han resignado ya a dar a Londres una segunda prórroga, probablemente larga, casi sin contrapartidas: ni elecciones nacionales ni segundo referéndum. Lo cierto es que nadie quiere asumir los enormes costes económicos de un brexit salvaje sin acuerdo. Ni siquiera el presidente francés, Emmanuel Macron, pese a su retórica incendiaria, parece dispuesto a ser el que empuje a Reino Unido al precipicio.

El Parlamento británico aprueba la ley que obliga a May a prorrogar el 'brexit' Atlas

La primera ministra británica emprende este martes una minigira de capitales en defensa de su plan: otra prórroga corta, hasta el 30 de junio, para tratar de forjar un acuerdo de unidad nacional sobre el brexit con el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn. Los primeros contactos todavía no han dado resultados concretos. "Theresa May no está dejando ninguna piedra sin remover para intentar resolver el brexit", ha alegado ante sus colegas el ministro británico de Exteriores, Jeremy Hunt, en un intento de justificar el nuevo aplazamiento.

En Bruselas sorprende que May inicie un tour europeo en lugar de quedarse en Londres a negociar. Se ve con la canciller Angela Merkel en Berlín para el almuerzo y con Macron en París para la cena. La decisión final sobre la prórroga se adoptará en la cumbre de emergencia convocada para el 10 de abril: se necesita la unanimidad de los 27 Estados miembros.

"Es una pena que los dos grandes partidos sin cuyo acuerdo no es posible encontrar una solución hayan empezado a discutir tan tarde", se quejaba el ministro de Exteriores, Josep Borrell, en Luxemburgo. Un acuerdo "interpartidario" sobre el brexit entre laboristas y conservadores sería "la mejor solución porque nos daría un respiro a todos", pero "el tiempo ya es muy corto". "Es una esperanza que todavía no se ha perdido, pero lo tienen que hacer los laboristas y los conservadores. La UE no puede resolver los problemas internos de la política británica", admite el jefe de la diplomacia española.

Hacia una prórroga flexible

¿Qué debe hacer la UE en este escenario? ¿Hay que evitar a toda costa un brexit caótico el 12 de abril o este escenario puede ser un mal menor aceptable para acabar con la incertidumbre? "Todos son males menores. Estamos escogiendo entre males menores. Naturalmente, una salida sin acuerdo no nos gusta a nadie", ha respondido Borrell.

Por ello, España está dispuesta a respaldar la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de dar a Londres una prórroga flexible de un año, en lugar de  hasta el 30 de junio como pide May. Reino Unido tendría que participar en las elecciones europeas de mayo y podría marcharse antes de tiempo si logra ratificar el acuerdo de divorcio.

"La voluntad del Gobierno español es hacer lo posible para que no haya un brexit duro. Y si ello implica considerar plazos más largos, seguramente estaremos dispuestos, pero dependerá de en qué condiciones", sostiene el ministro de Exteriores. "Creo que si una prórroga es necesaria, debería concederse. Mi sincera esperanza es que el brexit pueda resolverse de forma ordenada", ha coincidido su homólogo finlandés, Timo Soini.

"Una salida sin acuerdo sería perjudicial para todo el mundo, para Reino Unido, para Irlanda y para la UE", ha resaltado también este lunes el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, tras reunirse en Dublín con el negociador de la UE, Michel Barnier. "Espero sinceramente que sea posible construir un consenso suficiente en Westminster que permita la ratificación del Acuerdo de Retirada y un brexit ordenado después. Desde la perspectiva de Irlanda, estamos abiertos a ampliar el plazo para dar tiempo a que estas discusiones lleguen a una conclusión", sostiene Varadkar. 

Plazos y condiciones, en el aire

Es decir, los países de la UE han desechado definitivamente la opción de forzar un brexit sin acuerdo en las próximas semanas o meses. Este escenario ha sido evocado varias veces por Emmanuel Macron y varios miembros de su Gobierno, que  abandera la línea dura contra Londres.

Pero en Bruselas interpretan estas palabras como un intento de redoblar la presión sobre el Parlamento británico y no como una voluntad real de expulsar a Reino Unido. Lo que se discute ahora es la duración de la prórroga y las condiciones asociadas para evitar que el Gobierno británico trate de bloquear la UE con el fin de mejorar su posición negociadora.

"Sobre la duración de una posible prórroga, espero discutirlo con mis homólogos en el Consejo Europeo del miércoles. Por supuesto que habrá diferentes puntos de vista, pero estoy convencido de que llegaremos a un acuerdo", ha asegurado Varadkar.

Para el primer ministro holandés, Mark Rutte, uno de los aliados más estrechos de May en la UE, "es crucial saber cuándo y sobre qué base ratificará Reino Unido el Acuerdo de Retirada". "Una decisión positiva (sobre la prórroga) depende también de las garantías que dé Reino Unido sobre una cooperación sincera", ha escrito Rutte en su cuenta de Twitter.

Es decir, los líderes europeos van a pedirle a la primera ministra británica que se comprometa a no entorpecer decisiones clave que deben tomar en los próximos meses, como el nombramiento de los presidentes de la Comisión y el Consejo Europeo o la negociación del presupuesto plurianual. El propio Borrell resaltaba los "inconvenientes" de esta segunda prórroga porque "eso significa hacer elecciones, que haya comisario británico y que Reino Unido pueda seguir ejerciendo la plenitud de sus capacidades, entre ellas el veto, a lo largo del próximo año".

El único que sigue insistiendo en el riesgo de un brexit sin acuerdo es el propio Barnier, para dejar claro que "la UE apoyará plenamente a Irlanda" frente a Londres. "Déjenme ser muy, muy claro: si Reino Unido deja la UE sin acuerdo, no volveremos a discutir nada con Reino Unido hasta que haya un pacto sobre Irlanda e Irlanda del Norte, así como sobre los derechos de los ciudadanos y el acuerdo financiero", asegura el negociador de la UE. Es decir, las tres cuestiones que cubre el acuerdo de divorcio. Londres no tiene escapatoria si pretende mantener relaciones amigables con la UE tras su marcha.