Bruselas

Después del frenazo sufrido durante la segunda mitad de 2018 que disparó todas las alarmas en el Banco Central Europeo, la economía de la eurozona ha vivido un efecto rebote en el primer trimestre del año y más potente de lo previsto. El crecimiento se aceleró al 0,4% entre enero y marzo, el doble que en el trimestre anterior y una décima más de lo que calculaba el consenso de los economistas, según la estimación preliminar difundida este martes por la oficina estadística comunitaria Eurostat.

En el conjunto de la UE, el producto interior bruto se expandió un 0,5% durante el primer trimestre de 2019, frente al 0,3% en el último del año pasado. En términos interanuales, el crecimiento alcanza el 1,2% en la eurozona y el 1,5% en la UE-28. El ritmo de actividad vuelve a los niveles de principios de 2018, pero todavía está muy lejos de los máximos registrados en 2017.

España también recupera impulso y vuelve a situarse a la cabeza de la eurozona en crecimiento: un avance del 0,7% entre enero y febrero, según los datos del INE. Esta tasa es una décima superior a la registrada en el cuarto trimestre y también ha sorprendido a los analistas por su fuerza. El crecimiento interanual del PIB sube al 2,4%, también una décima más que en el trimestre precedente. La demanda interna se mantiene como principal motor de la expansión y compensa la debilidad de las exportaciones.

Por su parte, la economía francesa creció un 0,3% durante el primer trimestre de 2019, la mitad que España, y al mismo ritmo que en el trimestre anterior, según la oficina estadística francesa. La fuerza del consumo de los hogares consigue contrarrestar la ralentización de la inversión y la contribución negativa al crecimiento del sector exterior debido frenazo en el comercio mundial. Austria se expande también a un ritmo del 0,3%, mientras que Alemania todavía no ha hecho púbicos sus datos.

En otro impulso para la eurozona, Italia vuelve al crecimiento, aunque débil, tras haber vivido su tercera recesión en una década. La economía italiana se expandió un 0,2% entre enero y marzo, después de haberse contraído un 0,1% tanto en el tercer como en el cuarto trimestre de 2019. Un retroceso que los analistas atribuyen al choque entre el Gobierno populista de Roma y la Comisión Europea a cuenta de los Presupuestos, que se resolvió con un acuerdo a finales del año pasado.

La reducción del paro es uno de los principales factores que ha impulsado la demanda interna y el crecimiento en la eurozona. La tasa de desempleo de la eurozona bajó del 7,8% al 7,7% en marzo de 2019, la cifra más baja desde septiembre de 2008, el punto álgido de la Gran Recesión. En el conjunto de la UE, el paro cae del 6,5% al 6,4%, la tasa más baja desde que Eurostat empezó a recoger los datos en enero de 2000.

Sin embargo, este descenso oculta importantes divergencias entre los Estados miembros. España se mantiene como el segundo país de la UE con mayor tasa de paro, el 14%, el doble de la media de la eurozona. Sólo le supera Grecia (18,5%). También está en segunda posición en paro juvenil (33,7%).

En contraste, las tasas de desempleo más bajas en marzo de 2019 se registraron en República Checa (1,9%), Alemania (3,2%) y Holanda (3,3%).

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