A una semana de las elecciones europeas, la incertidumbre política se cierne sobre Austria tras la inesperada ruptura el sábado de la coalición de gobierno entre democristianos (OEVP) y ultranacionalistas (FPÖ) que subió al poder hace un año y medio.
Lo más probable es que los austríacos acudan a las urnas tras las vacaciones del verano para elegir un nuevo Gobierno y Parlamento, una fecha tentativa defendida este domingo por el presidente de la República, Alexander Van der Bellen.
"Dados los plazos establecidos por la Constitución, abogo por elecciones en septiembre, si es posible a principios de septiembre", declaró el presidente austriaco en una breve comparecencia ante la prensa junto al canciller federal, Sebastian Kurz, quien calificó de "necesarios" los nuevos comicios, algo inimaginable en este país hasta el viernes por la tarde.
En ese momento, los medios alemanes 'Der Spiegel' y 'Süddeutsche Zeitung' publicaron un vídeo, grabado en 2017 en una finca de Ibiza preparada previamente con micrófonos y cámaras ocultas, que mostraba cómo el vicecanciller y líder del ultranacionalista FPÖ, Heinz Christian-Strache, estaba dispuesto a cometer actos de corrupción y tomar medidas para controlar la prensa nacional.
En el vídeo habla con Alena Makarova, letona, que se presenta como sobrina de Igor Makarov, un oligarca ruso, creador de creador de la compañía de gas Itera. Ella ofrece financiación de hasta 250 millones de euros si se le permite acceso a contratos públicos.
La grabación cayó como una bomba en la opinión pública austríaca e hizo saltar por los aires a la coalición en menos de 24 horas.
Consecuencias políticas
Horas después de que Strache dimitiera como vicecanciller y líder del Partido Liberal (FPÖ), Kurz anunció anoche la convocatoria de elecciones anticipadas, aunque no fijó una fecha concreta.
En la recta final de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran entre los próximos días 23 y 26, la nueva situación pilla por sorpresa y poco preparados a los partidos, sobre todo al socialdemócrata SPÖ, el mayor de la oposición, sacudido por divisiones internas y sin recuperarse aún de la derrota sufrida en 2017.
El canciller en funciones de Austria, Sebastian Kurz, propuso este lunes la destitución del ministro del Interior, el ultraderechista Herbert Kickl, para poder esclarecer por completo todos los aspectos del escándalo.
Los observadores políticos dan por sentado que el FPÖ será el más castigado por los votantes y el Partido Popular (ÖVP) del joven Kurz, de 32 años, el más beneficiado, pero no tanto como para lograr la mayoría absoluta, por lo que la incógnita es con quién conseguiría una necesaria alianza para seguir en el poder.
Kurz dio un giro radical hacia la derecha a su partido que comenzó a mediados de 2017, poco después de provocar el fin de la coalición en el poder que formaba entonces como socio minoritario con los socialdemócratas.
Tras triunfar en las urnas en octubre del mismo año y aliarse después con el FPÖ, el acercamiento a posturas de los populistas de derecha y euroescépticos se acentuó aún más, algo que ha quedado reflejado, entre otros, en su restrictiva política de inmigración y en su exigencia de reducir las competencias de Bruselas.
Esas posturas parecen difícilmente compatibles con una eventual alianza con el SPÖ, e incluso con las demás formaciones opositoras (la neoliberal NEOS y las ecologistas lista JETZT y Verdes) que además son, de momento, demasiado pequeñas, aunque de aquí a septiembre puedan crecer con un mayor apoyo popular.
Y la opción de que el ÖVP vuelva a pactar con los ultras es la que se presenta al día de hoy como la menos probable, dado que la debacle de las últimas horas ha fortalecido a los muchos miembros del partido críticos desde un principio a la cooperación con los ultranacionalistas.
No solo el futuro tras las legislativas anticipadas se aparece incierto: todavía no está claro siquiera cómo será el Ejecutivo interino que gestionará el país hasta las elecciones.
Kurz ha dejado clara su aspiración a continuar "trabajando" en el gobierno, mientras que la oposición coincide en exigir la sustitución inmediata de los actuales ministros de Interior, Defensa y Justicia, todos del FPÖ, por expertos independientes.
Solo así se puede garantizar "un esclarecimiento completo e independiente" de las sospechas a que dan pie el contenido del vídeo citado, dijo la líder del SPÖ, Pamela Rendi-Wagner, este domingo en Viena, poco antes de una reunión extraordinaria de la cúpula de su partido, que previsiblemente confirmará su candidatura a canciller.
Además, el llamado "escándalo de Ibiza" ha despertado serias dudas sobre la adjudicación de contratos por parte del ministerio de Infraestructuras, también en manos de los ultras, y tanto los Verdes como los Neos advirtieron al presidente del riesgo de que los funcionarios salientes borren datos necesarios para hacer una investigación a fondo.
Frente a esta situación, será clave la mediación del presidente de la República, que ha prometido hablar con todos los líderes políticos en los próximos días.
"Ahora hay que hacer todo lo posible por recuperar la confianza (...) tan rápido como lo permita la Constitución", dijo Van der Bellen en el palacio Hofburg, sede de la presidencia, tras reunirse on Kurz.
"Tenemos aún una semana de campaña electoral al Parlamento Europeo y luego meses de negociaciones intensas en la UE, importantes para el futuro de la Unión. En ese periodo Austria tiene que estar en condiciones de actuar como socio confiable", destacó.