"Se ha logrado mucho, pero queda mucho por hacer", ha escrito este lunes el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, en su carta de felicitación al nuevo primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. La interminable crisis de deuda de Grecia ha triturado ya desde su inicio en 2010 a Gobiernos de todos los signos políticos: primero al socialista George Papandreou, después al conservador Andonis Samaras y ahora a la izquierda radical de Alexis Tsipras.
Los tres intentaron en algún momento renegociar los ajustes exigidos por Bruselas a cambio de una asistencia financiera sin precedentes que totaliza 273.700 millones de euros concedida por la UE y el Fondo Monetario Internacional. Los tres acabaron capitulando y aplicando las medidas de austeridad impuestas por la troika, aunque a regañadientes y con retrasos que se arrastran hasta la actualidad.
El caso más extremo es el de Tsipras: en verano de 2015, hace ahora cuatro años, llevó a su país al borde de la salida del euro en un intento de lograr concesiones de sus acreedores: convocó un referéndum contra la troika y lo ganó. El resultado fue una huida de capitales que obligó a introducir un corralito en Grecia. Días más tarde, el líder de la izquierda radical griega dio marcha atrás, se rindió a las exigencias de Bruselas y pidió el tercer rescate que había prometido que nunca aceptaría.
Desde entonces, Tsipras ha venido aplicando -aunque casi siempre tarde y mal- las medidas de austeridad y las reformas más urgentes que le pedían la UE y el Fondo Monetario Internacional. Grecia salió de la era de los rescates en agosto de 2018. Además, el líder de Syriza se ha distanciado de la izquierda radical y se ha acercado a la socialdemocracia clásica: en la última cumbre, delegó su voto en Pedro Sánchez para ir a un mitin electoral. Incluso se ha ganado el respeto de Bruselas como hombre de Estado por el acuerdo con Macedonia del Norte.
Los electores griegos han castigado los constantes bandazos de Tsipras y han dado la mayoría absoluta a Nueva Democracia, uno de los partidos tradicionales que estuvo en el origen de la crisis al maquillar las cifras de déficit. El nuevo primer ministro ha prometido en campaña revertir la mayoría de las medidas adoptadas por Syriza, llevar a cabo una bajada generalizada de impuestos y renegociar el objetivo del 3,5% de superávit primario que exige la UE a Grecia. ¿Podrá esta vez convencer a sus acreedores o repetirá los mismos errores que sus antecesores?
"Debemos cumplir nuestros compromisos. Esa es la única manera que conozco de ganar credibilidad. Hay muchas alternativas para conseguirlo: no le corresponde a la Comisión ni al Eurogrupo decir cómo hacerlo. Pero los compromisos son compromisos y si los rompemos, la credibilidad es lo primero que se derrumba y produce una pérdida de confianza que afecta a la inversión y al crecimiento. Así que mi consejo (al nuevo Gobierno griego) sería: cumplid los compromisos", ha dicho el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno.
La ventaja de Mitsotakis es que la economía se ha estabilizado y se recupera: tras registrar una expansión del 1,9% el año pasado, Grecia crecerá un 2,2% tanto en 2019 como en 2020 gracias al impulso de la demanda doméstica, según las previsiones de Bruselas. Sin embargo, persisten graves lastres como el alto nivel de deuda pública, el paro o la morosidad bancaria. Estos son las cuatro tareas más urgentes que debe afrontar el nuevo Gobierno griego, según el último informe de vigilancia de la Comisión.
1.- Una deuda disparada
El nivel de deuda pública de Grecia alcanzó el 181,1% el año pasado, el más alto con diferencia de la UE. Hasta ahora, Tsipras había cumplido e incluso sobrepasado la meta de un 3,5% de superávit primario anual exigido por sus acreedores hasta 2022. Es la condición previa para garantizar la sostenibilidad de la deuda helena, según Bruselas. Sin embargo, esta meta está en duda para 2019. En un último intento infructuoso de convencer a los votantes, el líder de Syriza aprobó el pasado mayo un paquete de medidas fiscales que según Bruselas se desvían de los objetivos comprometidos: rebaja del IVA para alimentos, restaurantes, gas y electricidad y una paga extra para los pensionistas. El coste supera el 1% del PIB y se traducirá en una reducción de las prestaciones sociales para los sectores que más lo necesitan, como los jóvenes, según el Ejecutivo comunitario. Estas medidas reducen el margen de maniobra de Mitsotakis a la hora de aplicar su prometida rebaja de impuestos.
2.- La tasa de paro más alta de la UE
Grecia sigue siendo el país de la UE con mayor tasa de paro (18,1%) y de desempleo juvenil (40,4%). Además, la reducción del paro se detuvo en octubre de 2018 y desde entonces la tasa se mantiene estancada en niveles elevados. El Ejecutivo comunitario reclama vigilar el impacto sobre el empleo de la subida del 10,9% en el salario mínimo aprobada por Tsipras a principios de año. También ve prioritaria la reforma del sistema educativo griego, que adolece de una distribución inadecuada de recursos, escasa autonomía, resultados educativos pobres, desajuste entre cualificaciones y necesidades del mercado laboral y mal gobierno de las universidades.
3.- Alta morosidad de los bancos
La situación del sector financiero griego sigue siendo preocupante: las mejoras son lentas y persisten vulnerabilidades importantes. El volumen de créditos tóxicos se ha reducido progresivamente, pero se mantiene elevado: 81.800 millones de euros, frente al máximo de 107.200 millones registrado en marzo de 2016. Esta cifra equivale a una tasa de morosidad del 45,4%, es decir, apenas 1,8 puntos porcentuales más baja que el año anterior. "Pese a los progresos realizados hasta ahora, se requieren esfuerzos importantes adicionales para lograr una reducción más rápida de la tasa de morosidad", dice la Comisión.
4.- Estancamiento en las privatizaciones
Bruselas exige al nuevo Gobierno griego que acelere las privatizaciones porque en su opinión se trata de una medida clave para "estimular la inversión privada, aumentar la eficiencia y conseguir financiación para el Estado". El calendario al que se había comprometido Tsipras sufre importantes retrasos por lo que se refiere a compañías como la petrolera HELPE, la empresa de gas DEPA, la autopista Egnatia, el aeropuerto internacional de Atenas o los puertos regionales, denuncia el Ejecutivo comunitario.