Bruselas

¿Teme Josep Borrell que los independentistas catalanes torpedeen su confirmación parlamentaria como Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad? "Si pueden, lo harán", contestaba el todavía ministro español durante su última visita a Bruselas antes de la pausa veraniega. Borrell ha denunciado una "terrible campaña de desprestigio del independentismo catalán" contra él -que en redes se basa en la etiqueta #StopBorrell- cuyo objetivo sería tumbar su nombramiento, decidido por los líderes europeos el pasado 2 de julio como premio de consolación para Pedro Sánchez.

El ministro de Exteriores se espera un examen muy difícil en la Eurocámara y no quiere dar por sentado el aprobado. Todos los candidatos a comisarios deben superar un riguroso proceso de audiencias en el Parlamento Europeo, en el que los eurodiputados les interrogarán sobre sus antecedentes, su compromiso europeo, el conocimiento de su cartera y sus dotes de comunicación. Las evaluaciones del equipo de Ursula Von der Leyen tendrán lugar entre la última semana de septiembre y la primera de octubre.

En el caso de Borrell, la prensa europea ya ha destacado una serie puntos débiles de su candidatura, trapos sucios que a buen seguro saldrán a relucir durante su examen en la Eurocámara. En primer lugar, su dimisión forzada como presidente del Instituto Universitario Europeo en 2012 por haber ocultado que al mismo tiempo cobraba 300.000 euros al año como consejero de Abengoa. Un doble trabajo que según la institución educativa con sede en Florencia podía degenerar en conflictos de interés.

El otro escándalo que persigue al ministro de Exteriores en Bruselas es la multa de 30.000 euros que le impuso el año pasado la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) precisamente por la venta de 10.000 acciones de Abengoa en noviembre de 2015.

La CNMV cree que, en su calidad de consejero, Borrell disponía de "información privilegiada" sobre la compañía de renovables, que solicitó el preconcurso de acreedores justo después de que el ministro se desprendiera de estas participaciones. Borrell lo niega, pero no ha recurrido la sanción escudándose en la "responsabilidad política" por ser miembro del Gobierno.

En la UE también han llamado la atención ciertas declaraciones destempladas de Borrell, caracterizadas por un tono brusco y poco diplomático nada acorde con las exigencias del cargo de Alto Representante. "Estados Unidos tiene muy poca historia detrás. Nacieron a la independencia prácticamente sin historia, lo único que habían hecho era matar a cuatro indios", dijo en noviembre del año pasado en un foro de la Complutense en Madrid.

El pasado mayo, Borrell indignó a Vladimir Putin al declarar en una entrevista a El Periódico que "nuestro viejo enemigo, Rusia, vuelve a decir 'aquí estoy yo' y vuelve a ser una amenaza". El ministerio ruso de Exteriores convocó entonces al embajador español en Moscú, Fernando Valderrama, para trasladarle su "sorpresa y decepción por las declaraciones inamistosas". 

El otro hándicap que se cita invariablemente en todas las crónicas de la prensa europea sobre la candidatura de Borrell es el hecho de que España se mantenga como uno de los cinco países de la UE que no reconocen la independencia de Kosovo. Una posición que complica que el ministro de Exteriores pueda ejercer de árbitro imparcial para facilitar la reconciliación entre Kosovo y Serbia.

¿Significa todo esto que la Eurocámara tumbará el nombramiento de Borrell? Es improbable. El Parlamento Europeo no puede vetar a comisarios individuales, sino que votará al colegio de Von der Leyen en conjunto. Pero sí que tiene la prerrogativa de declarar no apto a un comisario y forzar así su dimisión bajo la amenaza de cargarse al Ejecutivo comunitario en su conjunto. Cada candidato se examina ante la comisión parlamentaria de su ámbito de responsabilidad. A Borrell le tocaría en principio Asuntos Exteriores.

No obstante, la Eurocámara sólo ha rechazado a un total de cuatro comisarios en los 15 años que lleva en marcha el procedimiento de audiencias por miedo a provocar crisis institucionales. El aspirante lo tiene que hacer muy mal en el examen o resultar extremadamente polémico para ser obligado a retirarse. También es cierto que esta vez el Parlamento Europeo está particularmente indignado por haber sido marginado en la elección de Von der Leyen y podría buscar cobrarse más piezas como expresión de su malestar. 

Comisión Barroso I: caen el italiano Buttiglione y la letona Udre 

El procedimiento de las audiencias se estrenó con escándalo en 2004 durante la investidura del primer equipo del conservador portugués José Manuel Durao Barroso. Barroso había adjudicado a Rocco Buttiglione, el candidato italiano designado por Silvio Berlusconi, la vicepresidencia y la cartera de Justicia e Interior. Pero las declaraciones de Buttiglione durante su examen en la Eurocámara incendiaron la investidura. "La familia existe para permitir que las mujeres tengan hijos y que un hombre las cuide", proclamó el candidato italiano. La homosexualidad es "un pecado índice de desorden moral", añadió en la misma audiencia.

Las fuerzas de izquierda se movilizaron contra la candidatura de Buttiglione y la Eurocámara acabó declarándole no apto para el cargo por machista y homófobo. Aunque el italiano intentó en un primer momento resistir, acabó retirándose 20 días más tarde al comprobar que la investidura de la Comisión Barroso corría peligro. Le sustituyó el entonces ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini. Buttiglione fue el primer candidato a comisario vetado por la Eurocámara y el caso que a día de hoy más se recuerda a día de hoy. ¿Ocurrirá lo mismo con el candidato que presente ahora el Gobierno populista italiano?

Junto a él cayó también la candidata letona, Ingrida Udre, que iba a ser la comisaria de Fiscalidad. Sin embargo, a la Eurocámara no le convencieron las explicaciones sobre la presunta financiación irregular de su partido ni tampoco su confesión de profesar un "euroescepticismo sano". Fue sustituida por Andris Piebalgs, ex ministro de Finanzas y ex embajador de Letonia en la UE. Finalmente, el Parlamento forzó el cambio de cartera del socialista húngaro Laszlo Kovacs, cuestionado por su pasado comunista, que migró de Energía a Fiscalidad.

Comisión Barroso II: la candidata búlgara se retira por incompetente

Una vez disfrutado el poder de tumbar a comisarios, el Parlamento Europeo ya nunca ha renunciado a él, aunque lo ejerce en pequeñas dosis. A principios de 2010, la candidata de Bulgaria para el segundo mandato de Barroso al frente de la Comisión Europea, Rumiana Jeleva, se retiró de la carrera tras ser acusada por la Eurocámara de no estar capacitada para el cargo y de conflictos de interés por haber ocultado datos sobre sus actividades económicas. Jeleva era ministra de Exteriores de su país y se le había adjudicado la cartera de Ayuda Humanitaria. Tuvo que dimitir de los dos cargos. El Gobierno búlgaro tuvo una gran rapidez de reflejos y la sustituyó por una candidata indiscutible: Kristalina Georgieva, que era entonces vicepresidenta del Banco Mundial. Tras cuatro años en el equipo de Barroso, Georgieva fue comisaria de Presupuestos los dos primeros años de la Comisión Juncker. Ahora su nombre vuelve a sonar como candidata de la UE a dirigir el Fondo Monetario Internacional.

Comisión Juncker: adiós a la comisaria que se nombró a si misma

La última cabeza cortada que exhibe la Eurocámara en su historial es la de la ex primera ministra eslovena Alenka Bratusek en 2014. El presidente saliente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, le había nombrado vicepresidenta responsable de la Unión de la Energía. Pero tras someterle a examen, el Parlamento Europeo concluyó que apenas tenía conocimientos sobre su cartera. Los eurodiputados cuestionaron además su poco ortodoxo método de nombramiento: se autodesignó a si misma como comisaria cuando su Gobierno ya estaba en funciones y las elecciones las había ganado una coalición de centro izquierda. Le sustituyó Violeta Bulc, que es la actual comisaria de Transportes.

El otro comisario que lo pasó muy mal durante las audiencias de 2014 fue el español Miguel Arias Cañete, que recibió duras críticas por sus declaraciones machistas durante la campaña a las europeas (por las que pidió disculpas) y por posibles conflictos de interés por los vínculos de su familia con la industria petrolera. Los socialistas españoles votaron en su contra, pero al final Cañete sobrevivió y ha llegado al final del mandato anunciando que dejará la política a partir del 1 de noviembre.

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