Un brexit salvaje sin acuerdo el próximo 31 de octubre como el que persigue el primer ministro británico, Boris Johnson, tendría un impacto económico negativo en la UE equivalente al de una gran catástrofe natural. Así lo ha admitido este miércoles la Comisión Europea como argumento para activar el Fondo de Solidaridad, un instrumento que se creó en 2002 con el propósito de prestar ayuda de emergencia a los países miembros afectados por inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas, incendios o sequía grave.
Bruselas ha propuesto reservar un total de 600 millones de euros (la mitad de la dotación anual del Fondo de Solidaridad) con el fin de cubrir los "costes financieros graves" que sufran los Estados miembros "directamente imputables" a una salida de Reino Unido y que ni siquiera los preparativos previos hayan podido evitar. El dinero se utilizará para rescatar a empresas, tomar medidas de apoyo al empleo y garantizar el funcionamiento de controles aduaneros y sanitarios en las fronteras.
"Aunque (el brexit salvaje) sería un acontecimiento singular, sus efectos disruptivos y su consiguiente impacto en las finanzas públicas, directamente imputable al caso de una retirada sin acuerdo, podría constituir una gran catástrofe y por tanto la activación del principio de solidaridad, que está en el núcleo del Fondo de Solidaridad, estaría justificada con el fin de mitigar esos efectos", sostiene la Comisión Europea en su propuesta de reforma.
El Ejecutivo comunitario propone también dedicar otros 180 millones de euros del Fondo de Ajuste a la Globalización para ayudar a recolocar a los trabajadores despedidos como consecuencia de un brexit caótico. En total, 780 millones de euros de dinero nuevo para lidiar con el impacto de un divorcio brutal con Reino Unido. Además, Bruselas facilitará que los países redirijan los fondos regionales, agrícolas y pesqueros que ya tienen asignados a los sectores más afectados.
A tan sólo 8 semanas de la fecha del brexit el 31 de octubre, la Comisión ha lanzado un llamamiento final a todos los ciudadanos y las empresas de la UE a fin de que se preparen para un escenario de retirada sin acuerdo. Bruselas considera que una salida a las bravas es ahora mismo "una posibilidad muy clara" teniendo en cuenta la inestabilidad política en Londres y el bloqueo en la ratificación del pacto de divorcio sellado con Theresa May en noviembre del año pasado.
Pese a que Boris Johnson ha presumido ante el Parlamento británico de que ha logrado avances importantes en sus negociaciones con Bruselas para eliminar la salvaguarda irlandesa, lo cierto es que las conversaciones están en punto muerto. El Gobierno británico todavía no ha propuesto ninguna alternativa que permita el objetivo de evitar una frontera física en la isla de Irlanda.
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