Bruselas ve "puntos problemáticos" en el plan del primer ministro británico, Boris Johnson, para mantener abierta la frontera en Irlanda tras el brexit, pero ha decidido no tumbarlo de entrada. Lo acepta como base para seguir negociando y tratar de evitar una salida salvaje sin acuerdo el próximo 31 de octubre. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha hablado por teléfono con Johnson y le ha dicho que la Unión Europea "quiere un acuerdo" y que está dispuesto a trabajar "24 horas al día y 7 días a la semana" para conseguirlo.
"El presidente Juncker celebra la determinación del primer ministro Johnson de hacer que avancen las conversaciones de cara al Consejo Europeo de octubre y de progresar hacia un acuerdo", ha dicho el Ejecutivo comunitario en un comunicado para dar cuenta de la conversación telefónica entre los dos mandatarios.
Juncker ve "avances positivos" en el plan de Johnson, en particular "la plena armonización normativa para todos los productos y el control de los productos que entren a Irlanda del Norte desde el Reino Unido". El primer ministro británico ha aceptado que Irlanda del Norte se quede en el mercado interior europeo para productos agrícolas e industriales mientras que el resto del Reino Unido se marcha. Esta solución estaba prevista en la salvaguarda irlandesa original y permite evitar los controles regulatorios en frontera.
"No obstante, el presidente de la Comisión también ha puesto de relieve que hay todavía algunos puntos problemáticos que necesitan más trabajo en los próximos días, en particular lo que se refiere a la gobernanza de la salvaguarda". Johnson ha propuesto que el parlamento norirlandés de Stormont tenga que dar el consentimiento para esta armonización regulatoria con la UE antes del brexit y una vez cada cuatro años. Bruselas defiende que la salvaguarda no puede tener un límite temporal.
"Otra preocupación que debe abordarse es la cuestión de las reglas aduaneras", avisa Juncker. De acuerdo con el plan del primer ministro británico, Irlanda del Norte abandonaría la unión aduanera con la UE junto al resto de Reino Unido. Esto en la práctica obligaría a establecer puestos de control para verificar el pago de aranceles e impuestos, entre otras cosas. Johnson ha prometido que estos puestos estarán lejos de la frontera, pero no explica cómo funcionará el sistema.
En todo caso Juncker le ha confirmado a Johnson que la Comisión "examinará ahora el texto legal de forma objetiva y a la luz de nuestros bien conocidos criterios". "Debemos tener una solución legalmente operativa que cumpla todos los objetivos de la salvaguarda: evitar una frontera dura, preservar la cooperación norte-sur y la economía isleña y proteger el mercado interior de la UE y el lugar de Irlanda en él", insiste el Ejecutivo comunitario.
En los próximos días se celebrarán nuevas reuniones en Bruselas entre los equipos negociadores de la UE y Reino Unido. La fecha clave es el Consejo Europeo que se celebrará el 17 y 18 de octubre.
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