¿Puede la celebración del 70 cumpleaños de la OTAN acabar degenerando en un funeral protagonizado por el cruce de reproches entre los familiares del muerto? Es el temor que parecen albergar los organizadores de la cumbre de la Alianza Atlántica que comienza este martes en Londres. Los actos del aniversario se han limitado a una recepción vespertina ofrecida por la reina Isabel II en el palacio de Buckingham y una sesión de trabajo de apenas tres horas en un hotel de lujo en las afueras de Londres el miércoles por la mañana. Se trata de minimizar las oportunidades de que los líderes de la OTAN se peleen.
La OTAN se fundó en abril de 1949, en plena Guerra Fría, como una alianza militar cuyo objetivo era la defensa colectiva de sus miembros frente a cualquier ataque exterior. Una asociación que vinculaba la seguridad de los Estados Unidos con la de sus socios europeos frente a la amenaza de la Unión Soviética. Pero al cumplir sus primeros 70 años sus achaques se han multiplicado y muchos de sus 29 socios se preguntan sobre su utilidad o cuestionan incluso su supervivencia.
En las semanas previas a la cumbre de Londres se ha producido una escalada de tensión entre los principales líderes de la Alianza. En realidad, fue Donald Trump el que inició los ataques públicos contra la OTAN al tacharla de "obsoleta". El presidente norteamericano reventó la anterior cumbre celebrada en Bruselas en julio de 2018 abroncando a los líderes europeos, en particular a Angela Merkel, por considerar que se aprovechan indebidamente del paraguas de seguridad de EEUU para no pagar por su defensa. Amenazó incluso con dejar la OTAN si el resto de socios no aumentan su gasto militar.
A este diagnóstico crítico se ha sumando ahora Emmanuel Macron, que en una polémica entrevista con The Economist sostenía que la OTAN se encuentra en una situación de "muerte cerebral". Unas declaraciones que para el presidente francés son una "llamada de atención" cuyo objetivo es poner en evidencia que los EEUU no se coordinan en materia militar y de defensa con sus socios europeos y otro miembro fundamental de la Alianza, Turquía, ha actuado por libre en la crisis de Siria, sin tener en cuenta los intereses de la UE.
"La intervención militar que llevó a cabo Turquía hace unas semanas en el noreste de Siria suscita auténticos interrogantes que debemos abordar. (...) Uno no puede pedir solidaridad y apoyo y al mismo tiempo lanzar una intervención militar que pone en riesgo la actuación de la Coalición contra el Estado Islámico, de la que la OTAN además es miembro", insistió Macron la semana pasada tras reunirse en París con el secretario general de la Alianza, el noruego Jens Stoltenberg.
¿Es Rusia aún el enemigo?
El presidente francés lamenta que las últimas cumbres de la OTAN se hayan concentrado en discutir la factura del gasto militar como exige Trump, en lugar de abordar las prioridades estratégicas de la organización. A su juicio, la Alianza debe dejar de considerar a Rusia como su enemigo público número uno y concentrarse en la lucha contra el terrorismo yihadista. Un llamamiento a la reconciliación con Moscú que alarma a Polonia y los países bálticos, que siguen considerando a Vladimir Putin como un peligro inminente.
"La OTAN es una organización de defensa colectiva, ¿pero contra qué o contra quién? ¿Quién es nuestro enemigo común? Debemos aclararlo. Y es una cuestión muy estratégica. A veces oigo a algunos que dicen que nuestro enemigo es Rusia o China. ¿Debe ser el objetivo de Alianza Atlántica identificar a uno u otro como nuestros enemigos? No lo creo. Nuestro enemigo común es el terrorismo que golpea a nuestros países", sostiene Macron.
Las declaraciones del presidente francés han provocado un choque diplomático con Turquía. Su presidente, Recep Tayipp Erdogan, le acusa de tener una percepción "enferma y superficial" de la OTAN. "Me dirijo al señor Macron desde Turquía y lo diré en la OTAN: debería verificar primero si es usted el que está cerebralmente muerto", le espetó la semana pasada. Un comentario que el Gobierno francés interpretó como un insulto y por el que convocó al embajador turco en París para quejarse.
Pero el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, ha ido un paso más allá y ha acusado a Macron de amparar al terrorismo por su apoyo a la milicia kurda de las Unidades de Protección Popular, que ha luchado contra el Estado Islámico en Siria. "Él es el patrocinador de la organización terrorista y les recibe constantemente en el Elíseo", asegura Cavusoglu, que se burla además del papel del presidente francés en la UE: "Ahora mismo hay un vacío en Europa, él está intentando ser su líder, pero el liderazgo es algo que se tiene de forma natural".
Turquía ha indignado al resto de aliados por bloquear los planes de defensa de los países bálticos como medida de presión para que la OTAN considere a esta milicia turca como organización terrorista. También se ha desmarcado de la solidaridad que exige la Alianza al comprar un sistema de defensa aérea a Rusia.
Europa no puede defenderse sola
Pero las críticas a Macron no llegan sólo desde Turquía, sino también de su supuesta aliada más próxima, Angela Merkel. Primero condenó sus "palabras drásticas" sobre la OTAN y después ha vuelto a arremeter contra el presidente francés por cuestionar lo que ella considera piedra angular de la seguridad de Alemania.
"Más ahora incluso que durante la Guerra Fría, mantener la OTAN redunda en nuestro propio interés", dijo la canciller la semana pasada en el Parlamento alemán. "Europa no puede en la actualidad defenderse sola, dependemos de esta alianza transatlántica y por eso debemos trabajar por esta alianza y asumir más responsabilidad", alega Merkel.
Atrapado en medio de este cruce de acusaciones entre aliados, el secretario general de la OTAN dedica sus días a apagar fuegos y reducir la tensión. Pero a la vez se distancia tanto de Trump como sobre todo de Macron defendiendo la utilidad de la Alianza. "La UE no puede defender a Europa. La unidad europea no puede reemplazar a la unidad transatlántica. Una OTAN fuerte y una UE fuerte son las dos caras de la misma moneda. Ambas son indispensables para la libertad y la prosperidad de Europa", señala Stoltenberg.
"No es un secreto que hay desacuerdos y diferencias entre los aliados de la OTAN. Somos 29 aliados diferentes y, por supuesto, hay diferencias. Pero la fuerza de la OTAN es que ya hemos tenido el mismo tipo de diferencias en el pasado, pero cada vez hemos sido capaces de superarlas para ponernos de acuerdo sobre nuestra tarea central: protegernos y defendernos mutuamente. Uno para todos y todos para uno". Es el mensaje que Stoltenberg quiere que salga de la cumbre de Londres. ¿Lo logrará?