La curva del coronavirus en Italia no toca techo. Un mes después de que llegaran los primeros contagios, el país transalpino sigue sin ver la luz al final del túnel. El jueves superó a China, país donde se originó el Covid-19, en número de muertos. Las cifras de este viernes tampoco han traído buenas noticias para un país que cumple este sábado 11 días de cuarentena y confinamiento total.
Los muertos son ya 4.032, 627 más en las últimas 24 horas. Se trata de un incremento de un 20% en los fallecidos. La subida en el número de contagiados con coronavirus es de un 12% este viernes y los positivos en todo el país ya son 37.860.
La tendencia de crecimiento es similar en la última semana, el número de fallecidos crece más rápido que el de nuevos infectados. La explicación podría estar, según los expertos, en la saturación extrema que sufre ya el sistema sanitario italiano.
Los médicos vienen avisando desde hace semanas: no hay camas de cuidados intensivos para atender a todos los pacientes infectados con un cuadro clínico grave. El personal sanitario se enfrenta a un dramático dilema: sólo pueden salvar a los que tienen más esperanza de vida.
En nuestro país son muchos los médicos que alarman ante una situación parecida. Hay unas 4.400 camas de cuidados intensivos en la sanidad pública española (datos de 2017) y si la curva aquí sigue al ritmo de la italiana el número de víctimas podría ser el mismo.
Medidas drásticas
El Gobierno de España mira de reojo las dramáticas estadísticas italianas y confía en las medidas restrictivas que se implementaron el pasado sábado con el estado de alarma. "Son las medidas más drásticas del mundo", ha sentenciado este viernes el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
China, que impuso desde los primeros momentos del brote confinamientos más estrictos, está observando con sorpresa el desarrollo de la emergencia en Italia. Una delegación de nueve expertos del gigante asiático asesora al Gobierno de Giuseppe Conte en la gestión de esta guerra al coronavirus.
Las palabras de Yang Huichuan, responsable del equipo y vicepresidente de Cruz Roja en China, aún retumban en los pasillos del Palacio de Chigi: "No estáis llevando a cabo políticas de cierre de las calles, porque el transporte público todavía funciona, la gente todavía circula y estáis haciendo cenas y fiestas en los hoteles y no estáis llevando máscaras. No os lo tomáis en serio".
Para Huichuan lo que está pasando ahora mismo en Italia es "similar" a lo ocurrido en Wuhan. El rapapolvo venía acompañado de una radical receta para frenar la curva: "Hay que parar toda actividad económica y cortar toda la movilidad de la gente".
La estrategia de Italia
Las restricciones en vigor en Italia desde el 11 de marzo son muy similares a las decretadas por Pedro Sánchez bajo el estado de alarma que se aprobó el sábado en nuestro país. En resumen, los italianos sólo pueden salir a la calle para hacer la compra, ir al médico, comprar medicinas o desplazarse hasta su puesto de trabajo si no es posible el teletrabajo.
Además, el Ejecutivo italiano llegó a la cuarentena total tras un puñado de decretos que no han demostrado todavía efectividad. Se confinaron los pueblos del norte donde se registraron los primeros brotes, se restringieron los movimientos de la llamada zona roja (Lombardía, principalmente) y se impuso la llamada 'ley del metro' para evitar la propagación. La realidad y los datos, obligaron al primer ministro italiano a extender a todo el territorio las medidas.
Sin embargo, hay algunas diferencias que Conte ya se plantea retocar: en Italia sí se puede hacer deporte en la calle y muchos vecinos han empezado a ver a más runners de la cuenta en sus barrios. Es el caso de Sabrina, una española que vive en las afueras de Roma: "Cada vez más gente que baja al parque a dar una vuelta o hacer deporte. Me parece bien que en España se haya prohibido esto. Tenemos que romper la cadena. Cuanto más tiempo nos encerremos antes saldremos de esta", explica vía telefónica.
Mientras llega el tratamiento eficaz o la vacuna para frenar la pandemia, sólo la disciplina social y las medidas restrictivas frenarán la curva. Las autoridades italianas y españolas no se cansan de repetirlo, pero las cifras -cada vez mayores- de infracciones y multas revelan que no toda la ciudadanía capta el mensaje.
Las fuerzas de seguridad del Estado, autonómicas y policías locales han levantado más de 31.100 denuncias por incumplir las normas del estado de alarma y han detenido a 350 personas por desobediencia grave, según los datos actualizados por el Ministerio del Interior el viernes.
Sólo minutos después de la comparecencia de Marlaska en Moncloa, imágenes de un monumental atasco a la salida de Valencia inundaban las redes sociales y la DGT informaba de un preocupante aumento de la densidad de tráfico en las salidas de Madrid, Barcelona, Valencia o Vizcaya a pesar de las restricciones de circulación.