El edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea en Bruselas

El edificio Berlaymont, la sede de la Comisión Europea en Bruselas Reuters

Europa

Bruselas cree que todavía es pronto para levantar el confinamiento: riesgo de rebrotes

El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades pide ahora considerar el uso de mascarillas en tiendas o transporte público.

10 abril, 2020 02:38
Bruselas

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La descoordinación, la cacofonía de voces y las medidas unilaterales vuelven a marcar la actuación de la UE durante la fase de desescalada del coronavirus, y no sólo en el ámbito económico. Mientras que Austria, Dinamarca y República Checa ya han anunciado su estrategia de salida del confinamiento y el Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen prepara una hoja de ruta coordinada, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus sigas en inglés) avisa de que es "demasiado pronto" para empezar a levantar las medidas restrictivas: hay alto riesgo de rebrotes que podrían detectarse a destiempo debido al periodo de incubación del virus.

El ECDC es la agencia sanitaria de la UE y su misión principal consiste en reforzar la defensa de Europa contra las enfermedades infecciosas. Se creó en 2005 y su sede central se encuentra en Estocolmo. Desde el inicio de la crisis del Covid-19 ha elaborado informes sobre la evolución de la pandemia, análisis de riesgo y recomendaciones a los Gobiernos. Pero ha mantenido un perfil público y mediático muy bajo en un momento en que sus directrices son más necesarias que nunca. Hasta el punto de que Von der Leyen ha creado su propio grupo de expertos epidemiólogos y virólogos para asesorarse.

En su último informe de evaluación de riesgos, el ECDC alerta de que a menos que el número de infecciones se reduzca a un nivel muy bajo en una determinada zona, el virus seguirá transmitiéndose hasta que se alcance un nivel mínimo de protección de la población que fija en el 67%. Es decir, como media, dos de cada tres personas en cada lugar tienen que ser inmunes para detener el contagio. Como no hay vacuna, esta inmunidad sólo se adquiere tras una infección. 

"Las estimaciones actuales sugieren que ningún país de la UE o población está cerca de alcanzar el umbral de protección, lo que significa que si las intervenciones se levantan demasiado rápido, cabe esperar una transmisión sostenida del virus. Por ello, todavía debe mantenerse alguna forma de intervención de distanciamiento físico al menos durante varios meses, porque de lo contrario la demanda de atención sanitaria superará la disponibilidad", señala el informe.

Coordinación entre los Estados miembros

El ECDC resalta además que en la fase de desescalada "es esencial la solidaridad y la coordinación entre los Estados miembros", ya que "si un país permite que la incidencia de virus aumente demasiado rápido, eso puede tener efectos negativos en los esfuerzos de los países vecinos".

La agencia de Estocolmo está actualmente evaluando cómo podría llevarse a cabo el levantamiento progresivo del confinamiento. Su escenario central sería mantener medidas rigurosas hasta que se consiga un cambio radical, por ejemplo una vacuna.

Las otras tres alternativas recogidas en el informe son una combinación de medidas que mantengan la incidencia del Covid-19 ligeramente por debajo de la capacidad hospitalaria; centrar la protección en los ciudadanos con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad (mayores de 65 años, hipertensos, diabéticos, enfermos cardiovasculares, de cáncer, con problemas inmunológicos, crónicos, obesos y fumadores); o realizar tests generalizados para facilitar el retorno al trabajo de los que se han recuperado. En términos prácticos, el enfoque óptimo consistirá en una combinación de estas opciones, sostiene el ECDC.

"Las medidas de desescalada conllevan el riesgo de un rápido aumento en la transmisión, que puede pasar desapercibido hasta que los nuevos casos infectados presenten síntomas (al menos 10 días)". Por eso, la agencia de Estocolmo recomienda a los países un sistema de vigilancia y control para poder evaluar en tiempo real las consecuencias epidemiológicas.

No basta con los datos de ocupación hospitalaria, se necesitan datos de telecomunicaciones en tiempo real sobre comportamiento y movilidad, que permitan indicar hasta qué punto la gente vuelve a sus rutinas normales y las tasas de contacto con otras personas, dice el informe.

"Basándonos en las evidencias disponibles, actualmente es demasiado pronto para empezar a levantar todas las medidas de distanciamiento físico y comunitario en la UE y Reino Unido", concluye el estudio del ECDC.

¿Qué pasará con las mascarillas tras el confinamiento?

En otro informe recién publicado, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades examina la utilidad de las mascarillas para protegerse del coronavirus y frenar la expansión de la pandemia. En Austria, el Gobierno exige a los ciudadanos llevarlas dentro de los comercios y en el transporte público. El estudio concluye que este enfoque tiene sentido.

"Esta medida puede ser particularmente relevante en situaciones epidémicas en las que se asume que el número de personas asintomáticas pero infecciosas en la comunidad es alto. Llevar mascarilla puede considerarse especialmente cuando se visitan espacios cerrados y concurridos como tiendas y centros comerciales; cuando se utiliza el transporte público; y en lugares de trabajo y profesiones que implican una proximidad física a muchas otras personas (como policías o cajeros)", dice el informe.

Usar mascarillas en público puede servir como un mecanismo de control para reducir los contagios comunitarios al minimizar la expulsión de gotitas respiratorias por parte de personas infectadas que todavía no han desarrollado síntomas o que se mantienen asintomáticas. No obstante, el ECDC admite que "se desconoce hasta qué punto el uso de mascarillas en la comunidad puede contribuir a reducir la transmisión además del resto de contramedidas".

Por ello, el estudio insiste en que las mascarillas médicas deben reservarse de forma prioritaria para los trabajadores sanitarios. El uso de mascarillas hechas de tela también debe considerarse para la gente normal si hay problemas de escasez. En todo caso, se trata de una medida complementaria que en ningún caso sustituye al resto como el distanciamiento social, el lavado meticuloso de manos y evitar tocarse cara, nariz, ojos y boca.

El ECDC recomienda finalmente a los Gobiernos que pongan en marcha campañas de información sobre el uso apropiado de las mascarillas.