Los enfrentamientos entre clanes vinculados con el narcotráfico en Dijon, en el este de Francia, han sacudido al país por la violencia de sus imágenes, difundidas por redes sociales, y se han convertido en un arma política contra el Gobierno.



Al Ejecutivo francés se le reprocha principalmente la falta de efectivos policiales durante los primeros días del conflicto, desatado el viernes por la noche por un presunto ajuste de cuentas entre chechenos y vecinos de origen magrebí tras una reciente agresión a un adolescente de 16 años de origen checheno.



Unos 200 chechenos llegados de toda Francia fueron a esa ciudad para vengar al joven y los altercados registrados en el barrio popular de Grésilles, donde los chechenos aseguraban que estaban los agresores, han tomado una dimensión nacional en plena campaña de la segunda ronda de las elecciones municipales.





"La policía no ha hecho bien su trabajo. Me enfrento a un fallo generalizado del funcionamiento de la policía y de la Justicia. Falta prevención y disuasión, es decir, presencia policial sobre el terreno", señaló este martes en la emisora "RTL" el exministro socialista François Rebsamen, alcalde de Dijon.

Imágenes de guerrilla



En estas últimas cuatro noches se ha dañado material urbano, se han incendiado coches y cientos de individuos se han enzarzado en peleas en las que se han visto barras de hierro y armas automáticas de gran calibre, que todavía no se sabe si eran auténticas o de imitación.



El adolescente checheno, según el diario "Le Figaro", fue agredido el pasado día 10 cuando quiso ayudar a unos amigos balcánicos a defenderse de unos traficantes de droga supuestamente integrantes de la comunidad de origen magrebí.





El Ministerio del Interior subrayó este lunes que los incidentes son "inadmisibles" y aportó su apoyo a los agentes, en un momento en que los policías, acusados en Francia de racistas y violentos, se sienten abandonados por el Gobierno.



La Justicia ha abierto una investigación para esclarecer el origen de los altercados y el ministro del Interior, Christophe Castaner, mandó este martes a su "número dos", el secretario de Estado Laurent Nuñez, para mitigar la críticas en persona.

Batalla política

"El Estado debe aportar respuestas. Es absolutamente necesario dar prioridad al desmantelamiento de los tráficos (de drogas, armas, prostitución, personas...) y a la lucha contra la delincuencia financiera, la corrupción y el terrorismo", denunció el partido opositor La Francia Insumisa, de izquierda radical.



Las críticas más virulentas han partido de la ultraderechista Marine Le Pen, que fue hoy a la ciudad para denunciar una situación originada a su juicio por el laxismo judicial, una inmigración "fuera de control" y políticas municipales "ruinosas".



El Gobierno ha aumentado el dispositivo de seguridad en Dijon con dos unidades de fuerzas móviles, compuestas en total por unos 150 agentes, que se quedarán "el tiempo necesario": "Nuestra respuesta será extremadamente firme", prometió el secretario de Estado de Interior.





Pero esas medidas no han evitado que el ministro del Interior, a quien en Francia se conoce también como el "primer policía" del país, vuelva a estar en el punto de mira.



"No acepto que se insinúe que en algún momento he abandonado a las fuerzas del orden", alegó Castaner este martes en la Asamblea Nacional.



La mayoría de chechenos implicados en los altercados, según la cadena "BFM TV", tenían el estatuto de refugiado y estaban fichados por la policía. Ese mismo canal añadió que el Elíseo ha pedido al Ministerio de Interior examinar la posibilidad de expulsar del país a los extranjeros participantes.