La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete que se celebra este jueves y viernes en Bruselas era el momento programado para firmar el nuevo acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido. El pacto para seguir siendo amigos tras el divorcio. El periodo de transición del brexit concluye el 31 de diciembre y se necesita tiempo para la ratificación parlamentaria. En su lugar, la UE constata "con preocupación" la falta de "progresos suficientes", según se recoge en las conclusiones de la reunión.
Finalmente, el Consejo Europeo sólo ha servido para que los líderes aprieten las tuercas sobre Boris Johnson. Le exigen que flexibilice su posición negociadora y ponga sobre la mesa concesiones para la UE. Un giro que debe llegar ya mismo, porque el tiempo se acaba. De lo contrario, será inevitable una salida caótica de Reino Unido del mercado interior y la unión aduanera, que agravaría la crisis del Covid-19, pero tendrá un mayor impacto en Londres que en la UE, insisten los europeos.
"No a un acuerdo a cualquier precio". Esa es la consigna que han repetido la mayoría de líderes europeos en Bruselas: Angela Merkel, Emmanuel Macron, Charles Michel o Ursula von der Leyen. Una insistencia que sonaba a argumentario. "En el brexit, queremos un acuerdo pero no a cualquier precio, debe ser beneficioso para las dos partes", ha dicho la canciller. "Queremos un acuerdo, pero no a cualquier precio", ha repetido casi con las mismas palabras la presidenta de la Comisión.
Durante el debate a puerta cerrada, los jefes de Estado y de Gobierno han reiterado su total apoyo al negociador de la UE, Michel Barnier, mil veces cuestionado por los británicos, que filtran repetidamente que será apartado de las conversaciones. También han coincidido en que mantendrán un frente unido pese a los intentos de Londres de dividirlos, según informan fuentes diplomáticas.
El mensaje que sale de la cumbre es que la UE quiere seguir negociando y preferiría que haya un acuerdo antes de que acabe este mes de octubre. No obstante, los líderes piden a la Comisión que se prepare también para el peor escenario.
Las conclusiones del Consejo Europeo han "decepcionado" al Gobierno británico. El negociador de Johnson, David Frost, se ha declarado "sorprendido" por el hecho de que los líderes europeos no hayan puesto el énfasis en intensificar las negociaciones. "También me sorprende que se sugiera que para lograr un acuerdo todas las cesiones futuras deben venir de Reino Unido. Es una forma peculiar de negociar", ha dicho en Twitter. El primer ministro británico anunciará este viernes si está dispuesto a seguir intentándolo o rompe la baraja.
Lo que está claro es que si quiere un pacto comercial, Johnson tiene que moverse en los tres problemas que ahora mismo más preocupan a Bruselas. En primer lugar, la continuidad del acceso de la flota comunitaria a las aguas territoriales británicas. En el caso de España, se trata de 88 barcos que dan empleo a 2.150 tripulantes y generan alrededor de 10.000 puestos de trabajo indirecto, así como otros 55 buques más de capital español, según los datos del sector.
El segundo motivo de inquietud en la UE es el riesgo de que Londres dope con ayudas públicas a las empresas británicas para competir con ventaja con las compañías comunitarias. Finalmente, Bruselas reclama un mecanismo sólido de resolución de disputas que permita sancionar rápidamente a Reino Unido en caso de incumplimiento. Por ejemplo, en casos con la ley de mercado interior de Johnson, que se salta el acuerdo de divorcio en lo referente a Irlanda del Norte.
"En ningún caso nuestros pescadores serán los sacrificados por el brexit. Preservar el acceso de nuestros pescadores a las aguas británicas y lograr un buen compromiso para nuestros pescadores -de todos los países de la UE afectados, entre ellos Francia- es un punto importante de esta discusión para nosotros", ha explicado el presidente francés, que ha abanderado este jueves la línea más dura.
Macron exige además "condiciones equitativas entre Reino Unido y la UE". "Es decir, garantizar que estamos en un mismo terreno de juego por lo que se refiere a las ayudas públicas y las reglas sociales y medioambientales. La consecuencia del brexit no puede ser crear dumping mediombiental o social en nuestras fronteras", ha avisado el presidente francés.
"Voy a ser claro. El acuerdo no puede ser a cualquier precio. Si estas condiciones no se cumplen, es posible que no tengamos acuerdo. Si no se encuentran los términos adecuados al final de la discusión, nosotros estamos preparados para un no acuerdo sobre las relaciones futuras", sostiene Macron.
"El procedimiento de divorcio se termina el 31 de diciembre. Pero con los giros que hemos conocido en los últimos tiempos de los británicos, incluso a nivel legislativo, no sabemos cómo va a continuar esto", se quejaba el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel.
Entre los pocos que se han salido del guión estaba Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha puesto el énfasis en su preferencia por un pacto con Londres. "Para España, este acuerdo es fundamental, no sólo por la relación histórica que tenemos con Reino Unido, sino también por los intereses comerciales y económicos que compartimos ambos países", ha señalado.
Sánchez todavía espera que "que durante estas semanas podamos lograr ese acuerdo que dé certidumbre, que dé confianza, en un momento tan difícil como el que está atravesando el mundo como consecuencia de nuevo de la emergencia en esta segunda ola de la pandemia del Covid".
"Reino Unido tiene un enorme interés tanto económico como geopolítico. La UE tiene un enorme interés, tanto económico como geopolítico. ¿Cómo es posible que no lleguen a un acuerdo? Esto es demasiado importante", ha dicho el primer ministro holandés, Mark Rutte. La respuesta definitiva se conocerá en cuestión de días.