El anuncio en Bélgica de que la reapertura del sector de la hostelería se limita a sus terrazas, y solo a partir del 8 de mayo en lugar del 1 de mayo inicialmente anunciado, generó quejas, tanto del sector como de algunos alcaldes, dispuestos a no respetar la norma.
Esa decisión, adoptada esta semana por las autoridades en la lucha contra la Covid-19, ha tenido el efecto de gasolina sobre el fuego de la desobediencia que empezó a prender hace semanas a través de vídeos en redes sociales de restauradores anunciando su intención de reabrir el 1 de mayo, pese a multas o procesos judiciales.
La situación de malestar es tal que ha obligado a intervenir al primer ministro, Alexander De Croo, y a su ministra del Interior, Annelies Verliden, para pedir a hosteleros y alcaldes que respeten las decisiones adoptadas el miércoles pasado, entre ellas alguna relajación de las estrictas medidas contra la pandemia.
"Todo el mundo tiene que mantener la cabeza fría. Veamos lo que hemos hecho en un año. Pudimos controlar una tercera ola que algunos predecían que sería exponencial (...) ¿Vamos a poner en peligro todo eso por un periodo de espera de ocho días?", clamó anoche De Croo en la cadena pública RTBF.
La diferencia entre el 1 o el 8 de mayo es que en ese intervalo se puede vacunar a medio millón de personas, señaló De Croo, tras recordar que la presión es aún alta en los hospitales.
"A partir del 8 de mayo, será posible hacer más, especialmente al aire libre ", tuiteó Verlinden, que llamó "a respetar las medidas" porque "esta es la única forma de limitar la propagación del virus".
El ministro de Salud, Frank Vandenbroucke, fue más duro al tachar el mensaje de los alcaldes disidentes como "especialmente cobarde", en alusión a los de Lieja, Namur y Middelkerke.
Cansados de esperar
En diferentes medios locales, algunos alcaldes, como Jean-Marie Dedecker de la localidad costera de Middelkerke, en la región de Flandes, dijeron que están cansados de esperar, mientras que otros alegaron no tener medios para evitar que abran las terrazas.
Es el caso de Willy Demeyer, alcalde de Lieja, en la región de Valonia, aseguró que le falta personal y que la policía "no quiere reprimir a la gente que se toma una copa".
Tampoco el alcalde de Namur, Maxime Prévot, se imagina ordenando a la policía que vaya a cerrar todas las terrazas el 1 de mayo: ¿Cómo explicar a la gente que puede ir de pic-nic a un parque pero no sentarse en una terraza?", se preguntó.
En Valonia, que es donde más eco parece estar teniendo este movimiento de desobediencia en el sector de la restauración, el ministro del gobierno Local, Christophe Collignon, consideró que "el papel de un alcalde no es echar aceite al fuego y llamar a la desobediencia civil", aunque entiende que "están bajo mucha presión" porque "la población está cansada", tras soportar confinamiento estricto desde octubre pasado, con comercios no esenciales cerrados, toque de queda y relaciones sociales muy limitadas.
Entre las nuevas medidas destaca la reapertura gradual este lunes 19 de los colegios y el fin de la prohibición de los viajes no esenciales, aunque se desaconsejan con firmeza.
El 26 de abril abrirán todos los comercios, y a partir del 8 de mayo, además de reabrir las terrazas, se podrán retomar algunas actividades deportivas o culturales de forma limitada.
Y el 1 de junio se seguirán relajando las medidas en función del ritmo de vacunación y de la evolución de los contagios.