Una de las cabinas del teleférico que conecta Stresa con Mottarone, al norte de Italia, se ha desprendido dejando al menos 14 muertos. En el habitáculo viajaba un grupo de personas entre las que se encontraban dos menores de 5 y 9 años que han sido trasladados al hospital en estado grave.
Según los primeros testimonios, la cabina se habría desprendido tras romperse los cables a los que va conectada. En ella viajaban varias personas que han sido trasladadas en helicóptero hasta el Hospital Reina Margarita de Turín, donde están siendo intervenidas por numerosas fracturas y traumatismos.
La cabina del teleferico cayó al vacío en uno de los puntos más altos del recorrido, a 1.490 metros de altitud, y cuando ya estaba cerca de llegar a su destino, la cumbre de la montaña Mottarone, lo que está dificultado las acciones de rescate, debido a que se trata de una zona boscosa de difícil acceso. De hecho, durante las operaciones, uno de los vehículos del cuerpo de bomberos que intentaba llegar la zona ha volcado, pero sin dejar heridos.
La alcaldesa de la vecina localidad de Stresa, Marcella Severino, ha explicado que "algunos testigos escucharon un fuerte silbido y luego vieron que la cabina retrocedía rápidamente para luego precipitarse en el momento del impacto contra el pilar", en declaraciones al canal Sky Tg24.
Reabrió en abril
El teleférico sale de la localidad italiana de Stresa, situada en la orilla piamontesa del lago Maggiore, y llega a la montaña Mottarone, que domina la panorámica y está situada a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar. Se trata de un destino turístico muy popular tanto en verano como en invierno, ya que cuenta con varias pistas de esquí.
La instalación se reabrió al público el pasado 24 de abril, justo después del segundo confinamiento, y había sido remodelada en 2016. Durante los trabajos de remodelación se realizaron labores magnetoscópicas en las cuerdas del teleférico, una especie de examen radiográfico para comprobar su capacidad de resistencia.
Según informa Il Corriere Della Sera, las cabinas fueron entonces desmontadas, reacondicionadas y reensambladas con un nuevo sistema de sonido y de videovigilancia a bordo. Las obras de revisión técnica de la instalación costaron entonces 4.400.000 euros y fueron financiadas por la Región del Piamonte, el ayuntamiento de Stresa y una sociedad gestora.