Pedro Sánchez traslada a la Unión Europea su conflicto con Rabat. El presidente del Gobierno ha aprovechado la cumbre presencial que se celebra en Bruselas para informar al resto de líderes europeos sobre la "crisis sin precedentes" que sufrió Ceuta la semana pasada por la "llegada masiva de migrantes provenientes de Marruecos". El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha reiterado su "solidaridad total" con España, pero la cuestión migratoria no se ha abordado en profundidad y se aplaza a una próxima cumbre.
"Nosotros reafirmamos la solidaridad total europea hacia el Gobierno español, hacia las autoridades españolas, por lo que se refiere a la cuestión migratoria y la protección y la seguridad de las fronteras españolas: se trata de las fronteras europeas", ha explicado Michel en una rueda de prensa en la madrugada del martes, al término de la primera jornada de la cumbre.
Con esta respuesta, el presidente del Consejo Europeo ha desmontado los argumentos del ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita. En una entrevista con la radio francesa, Burita había asegurado que el problema de Rabat es bilateral con España y no una crisis con la UE. Los líderes europeos replican cerrando de nuevo filas con Madrid.
Michel ha aclarado no obstante que los líderes europeos no han debatido el problema migratorio porque no estaba en el orden del día. Eso sí, ha reconocido que varios jefes de Estado y de Gobierno le han pedido que la reforma de la política de migración y asilo -cuya tramitación está totalmente bloqueada- se incluya en una próxima reunión. No obstante, no ha desvelado si eso sucederá ya en la próxima cumbre del 24 y 25 de junio.
Ha sido Mario Draghi el que solicitó un breve punto de información para hablar de política migratoria en el Consejo Europeo. El primer ministro italiano quería reactivar el debate sobre las cuotas de reparto de refugiados para aliviar la presión renovada que está sufriendo Italia en la isla de Lampedusa. Sánchez se ha sumado a sus reivindicaciones con su exposión sobre la situación en Ceuta. No obstante, el debate apenas ha durado unos minutos al final de una larga cena de trabajo consagrada a Bielorrusia, Rusia o Reino Unido.
A su llegada a Bruselas, Sánchez ha admitido que la "llegada masiva" de migrantes a Ceuta ha desencadenado una "crisis sin precedentes entre la Unión Europea y Marruecos". Una crisis que había sido minimizada por miembros de su Gobierno como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Sánchez agradece a las instituciones comunitarias y al resto de socios su apoyo "firme y contundente" durante la crisis y reclama al Gobierno de Rabat "respeto" a las fronteras.
El presidente del Gobierno ha puesto el acento en que nuestro país es el principal valedor ante la UE del régimen de Mohamed VI, a la hora por ejemplo de negociar ayudas al desarrollo. En este sentido, Sánchez ha insistido en "recordar siempre a Marruecos que no hay mejor ni mayor aliado dentro de la UE que España".
"Nosotros queremos tener una relación lo más constructiva posible, pero se tiene que fundamentar sobre dos ejes primordiales", avisa el presidente del Gobierno. "El primero, la confianza; y el segundo, el respeto y en este caso el respeto a las fronteras de Europa, las fronteras españolas de Ceuta y Melilla para con el país marroquí", ha reclamado.
Bloqueo migratorio
Lo cierto es que las negociaciones internas en la UE sobre el nuevo Pacto de Asilo e Inmigración que propuso Von der Leyen en septiembre de 2020, están completamente bloqueadas. De ahí la reticencia de Michel a incluir la reforma migratoria en la agenda del Consejo Europeo, como reclaman Italia y España. "En este momento, el consenso es el refuerzo de las fronteras y la dimensión exterior de la migración", señala un alto funcionario comunitario.
Es decir, sólo hay acuerdo en Bruselas en externalizar el control de las fronteras a países como Turquía, Libia o Marruecos, lo que amenaza con perpetuar el problema y dejar a la UE a merced de estos regímenes autoritarios. Este capítulo de la dimensión exterior, los pactos con los países de origen y tránsito de los migrantes, es el que podría acelerarse tras la intervención de Draghi y Sánchez este martes, según las fuentes consultadas.
En contraste, en el resto de pilares del plan de Von der Leyen no hay acercamiento de posturas de ningún tipo. De hecho, los Estados miembros se dividen en tres bandos en apariencia irreconciliables. Los países en primera línea de la frontera exterior -España, Italia, Grecia y Malta- reclaman más solidaridad al resto de socios e insisten en la necesidad de cuotas obligatorias de reparto de refugiados y migrantes.
Por su parte, los nórdicos, pero también Alemania o Francia, están dispuestos a aceptar un reparto, pero primero exigen a los Estados miembros fronterizos que refuercen los controles para impedir los llamados "movimientos secundarios" en la UE. Es decir, que impidan a los migrantes viajar hacia el norte, hacia los países donde realmente quieren ir. De hecho, Madrid y Roma denuncian que las propuestas de Bruselas les obligarían en último término a crear grandes centros cerrados de refugiados en la frontera: Canarias, Canarias, Ceuta y Melilla, Lampedusa o Lesbos.
El tercer bando está formado por los países del Este, liderados por Polonia o Hungría, que rechazan cualquier tipo de cuotas e incluso formas alternativas de solidaridad y defienden que la única solución es una Europa fortaleza que no deje entrar a nadie. Desde la crisis de refugiados en 2015, la migración se ha convertido en un debate emocional y envenenado en la UE, y el enfrentamiento entre los tres bandos hace muy difícil cualquier avance.
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