Bruselas

Las relaciones entre la Unión Europea y Suiza han sufrido un duro golpe tras el anuncio por parte de Ginebra de que entierra definitivamente el acuerdo para estrechar su relación con Bruselas, que ha tardado siete años en negociarse y al final no verá la luz. Se trata de una especie de brexit por parte de un país que, aunque no es miembro del club europeo, sí goza de un acceso privilegiado al mercado único. Un acceso que ahora está en riesgo. 

Suiza y la UE son socios económicos claves. Los intercambios comerciales ascienden a alrededor de 1.000 millones de euros cada día laborable. Suiza es el cuarto mayor socio comercial de la UE, por detrás de China, Estados Unidos y Reino Unido: representa el 6,9% de sus exportaciones y el 5,7% de sus importaciones. Por su parte, la UE es con diferencia el principal socio comercial de Suiza: 42% de sus exportaciones y 50% de sus importaciones.

"No habrá firma del acuerdo institucional entre la UE y Suiza", ha anunciado este miércoles el Consejo Federal suizo. Las autoridades del país alpino alegan que "persisten divergencias sustanciales" sobre los elementos centrales del pacto y "no se dan las condiciones necesarias" para rubricarlo. Además, renuncian a seguir dialogando con la Comisión de Ursula von der Leyen y dan por finiquitada la negociación de forma definitiva. 

"El Consejo Federal considera no obstante que es de interés común para Suiza y la UE salvaguardar su sólida cooperación y mantener sistemáticamente los acuerdos ya en vigor", prosigue el comunicado. Ginebra lanza una nueva oferta de "diálogo político" a Bruselas. Una propuesta que no ha sido recibida con entusiasmo por el Ejecutivo comunitario. Más bien todo lo contrario.

"Sin este acuerdo, la modernización de nuestra relación no será posible y nuestros acuerdos bilaterales envejecerán de forma inevitable", ha dicho la Comisión en un comunicado. El Ejecutivo comunitario anuncia que "analizará cuidadosamente el impacto de este anuncio" antes de decidir los próximos pasos.

Pero la ruptura del diálogo ha tenido consecuencias inmediatas: desde este mismo miércoles, los aparatos médicos fabricados en Suiza han perdido el reconocimiento automático en la UE del que gozaban. Si los suizos quieren introducir estos productos en el mercado único, tendrán que seguir el mismo procedimiento de certificación que cualquier otro país extracomunitario.

El presidente de la Confederación Suiza, Guy Parmelin, y Ursula Von der Leyen, durante su reunión en Bruselas el 23 de abril CE

En la actualidad, las relaciones entre la UE y Suiza se basan en una maraña de 120 acuerdos bilaterales, los primeros de los cuales datan de los años 70. Sin embargo, no existen disposiciones comunes que garanticen la igualdad de condiciones entre las empresas europeas y suizas ni tampoco un mecanismo adecuado de solución de disputas. Eso conduce gradualmente a una falta de homogeneidad jurídica, creciente incertidumbre y un trato desigual de los operadores económicos, se queja Bruselas.

Este es precisamente el vacío que tenía que cubrir el nuevo acuerdo institucional entre la UE y Suiza. Garantizar la igualdad de condiciones en los sectores en los que Suiza tiene acceso al mercado único, incluyendo en materia de subvenciones públicas; y crear un mecanismo eficaz de resolución de disputas en el que el Tribunal de Justicia de la UE tendría la última palabra

El impacto de la ruptura

Las negociaciones entre Bruselas y Ginebra empezaron en 2014. Los sucesivos presidentes de la Comisión mantuvieron más de 20 reuniones con sus homólogos de la Confederación Suiza. En noviembre de 2018 se alcanzó un acuerdo político sobre el texto completo del acuerdo institucional. Pero en junio de 2019, el Consejo Federal se desdijo e informó al Ejecutivo comunitario de que no podía ratificar el compromiso.

Los suizos querían excluir del acuerdo tres elementos que Bruselas considera esenciales para garantizar la igualdad de condiciones: el libre movimiento de personas, los salarios de los trabajadores desplazados, y los subsidios públicos. El Ejecutivo comunitario se ha mostrado dispuesto a ofrecer flexibilidad, pero no a dar un cheque en blanco a Ginebra en estas cuestiones.

"Creo que es posible encontrar compromisos y concluir nuestro acuerdo internacional", aseguró Von der Leyen en su última reunión en Bruselas con el presidente de la Confederación Suiza, Guy Parmelin, el pasado 23 de abril. Pero al final la negociación ha acabado naufragando definitivamente por estas tres cuestiones.

¿Cuáles serán las consecuencias concretas de este fracaso? Los 120 acuerdos bilaterales entre Bruselas y Ginebra siguen vigentes. Pero a falta de estas reglas comunes que garanticen una competencia equitativa, la UE se niega a firmar nuevos acuerdos, por ejemplo en el sector de la electricidad que es particularmente importante para Suiza. 

Además, los acuerdos existentes "se erosionarán" a medida que la UE reforme sus reglas internas. Es lo que ha ocurrido con los aparatos médicos: el reconocimiento automático ya no es posible porque este miércoles ha entrado en vigor una nueva normativa europea. Un brexit a la Suiza.

Noticias relacionadas