Un manifiesto de 16 partidos de la ultraderecha europea, presentado como piedra angular de una nueva alianza que reclama más soberanía para los Estados miembros y menos competencias para Bruselas, tiene ingredientes que alimentan el debate sobre si podría ser la génesis de una nueva formación a nivel europeo.
Sin embargo, las diferencias ideológicas entre sus miembros y las realidades nacionales de cada partido, así como las intenciones de sus fundadores, enfrían esta posibilidad. Al menos, en el medio plazo.
El documento, publicado hace ocho días e impulsado por Agrupación Nacional (Francia), Vox (España), Fidesz (Hungría), Ley y Justicia (Polonia) y Hermanos de Italia y Liga (Italia), alerta contra la creación de un "superestado" europeo que elimine la soberanía nacional.
El documento afirma que la alianza respetará las actuales formaciones políticas (dos en el Parlamento Europeo: los Conservadores y Reformistas e Identidad y Justicia), pero la publicación ha hecho temer a algunos en Bruselas que el manifiesto sea la semilla de un macrogrupo en la Eurocámara.
Y es que, con 115 eurodiputados, sería el tercero más numeroso de la Eurocámara y tendría capacidad para alterar las mayorías existentes, acceder a nuevos recursos y posiciones de poder, como vicepresidencias de la institución y en las comisiones parlamentarias que hacen el grueso del trabajo legislativo diario.
“Es una declaración abierta y esperamos que algún partido más pueda adherirse”, explica el eurodiputado de Vox Jorge Buxadé a Efe. El manifiesto, cuenta, nace de la “necesidad de que fuerzas que defendemos un modelo de Europa no federalista se agrupen en una alianza estratégica”.
“Ahora mismo no está en el horizonte cercano la creación de un nuevo grupo (...) Iremos viendo cómo vamos desarrollando esto”, recalca Buxadé.
Unión complicada
No es la primera vez que hay un intento de unir a las formaciones a la derecha del Partido Popular Europeo; los obstáculos residen en sus diferencias a nivel ideológico más allá del rechazo al federalismo.
Estos 16 partidos discrepan en el apoyo a la OTAN –clave para el partido Ley y Justicia polaco, impensable para la Agrupación Nacional francesa-, la ampliación de la UE hacia el este –a la que los países de la región son mucho más favorables- o la posición sobre Rusia o China.
Desde los Verdes, el eurodiputado alemán Daniel Freund señala a Efe que incluso los grupos ideológicamente coherentes tienen que hacer un esfuerzo para consensuar posiciones y ese grupo no contaría con esa base ideológica y, además, mezclaría realidades nacionales frontalmente opuestas.
También el analista Carl Dolan, vicedirector del Instituto de Política Europea de la Open Society Foundation, lo ve “fuera de alcance” y considera que los asuntos de política exterior serían los mayores obstáculos. “Es difícil imaginar a los grupos de Lituania o Finlandia de acuerdo con Le Pen o con Fidesz en el enfoque hacia Rusia”, señala.
Buxadé defiende que en su grupo no hay disciplina de voto y que “el respeto a esas diferencias y ser muy leales y fieles" en lo que les une forma parte de su cultura, por lo que no ve "ningún problema”.
Aún así, considera “imposible de predecir” cuál será el escenario de cara a las elecciones europeas de 2024, pero vaticina que los grandes partidos tradicionales “seguirán perdiendo fuerza”.
Freund y Dolan coinciden en que las ventajas de formar un grupo grande en el Parlamento son golosas: financiación pública, prioridad en debates y representantes entre las posiciones de poder o acceso a información.
“En el pasado en el Parlamento Europeo se han juntado partidos ideológicamente muy diferentes solo por el acceso al poder, los recursos y el dinero que supone tener un grupo grande. ¿Puede este grupo dejar de lado sus diferencias y apostar por esos recursos?”, pregunta Dolan.
Cordón sanitario
Pero el analista cree que lo importante es lo que se hace con los recursos. “Sin una agenda común, no serán capaces de hacer mucho, salvo poner obstáculos a la agenda proeuropea”, predice.
Clave será la respuesta de los grupos proeuropeos ante esta alianza si llega a solidificarse: ¿se formalizará un cordón sanitario para evitar que accedan a puestos de poder y saquen adelante su agenda?.
“Estos partidos están explícitamente en contra de todo lo que defienden el resto de grupos”, señala Dolan, que cree que la respuesta ante la legislación anti LGTBIQ+ en Hungría marca un punto de inflexión incluso para los diputados de mayor tradición democristiana. “Hay una división fundamental. Ahora es el momento de decidir en qué lado de la división se quiere estar”.