El vivo colorido y la música alegre del Budapest Pride, la marcha del orgullo Pride, sirvieron este sábado para afrontar y contrarrestar la "desesperación" de la comunidad LGTB+ húngara ante las políticas discriminatorias y homófobas del Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán.
Miles de húngaros -más de 10.000, según medios locales- de todas las edades se unieron al desfile que recorrió el centro de la capital magiar en solidaridad con una comunidad sacudida por una controvertida nueva ley que, adoptada en junio, vincula la homosexualidad con la pederastia.
Bajo el lema "Reconquista tu futuro" y rodeada de un gran despliegue policial, la marcha se convirtió así en una manifestación de protesta contra el Gobierno, en un momento en el que, según los organizadores, los miembros de la comunidad LGTB+ viven tiempos "estresantes" y desesperantes".
Pero también fue una muestra de apoyo solidario y una fiesta para "hacer llegar la esperanza a todos aquellos que tienen miedo de participar en la marcha, para que vean que miles se manifiestan por un país lleno de amor y solidaridad", según los organizadores.
Además de políticos opositores, actores, músicos, deportistas y otras personalidades conocidas de la sociedad magiar, en esta ocasión participaron también, por primera vez, los dirigentes municipales de Budapest.
En la céntrica plaza Madách, punto de partida del desfile, Sisi (1837-1898), la emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, tenía en sus manos de piedra un paraguas con los colores del arco iris, que alguien había colocado en la estatua.
En este día "toda Europa observa lo que sucede en Hungría", declaró Terry Reintke, copresidenta del Intergrupo del Parlamento Europeo sobre Derechos de los LGBT+, ante la multitud llena de globos, abanicos y banderas del arcoíris que se había congregado en la plaza.
"Estamos aquí contra el odio y la deriva del Estado de derecho, y la ola autoritaria", afirmó la eurodiputada. Aludía así a la controvertida ley adoptada en el Parlamento húngaro en junio que prohíbe hablar de homosexualidad o cambio de sexo ante menores, tanto en los colegios como en los medios.
La normativa había sido diseñada inicialmente para endurecer las penas contra la pederastia, pero a último momento el gobernante partido Fidesz del primer ministro (Orbán) añadió esa prohibición, con lo que vincula la homosexualidad con la pedofilia.
"Consideramos que la propaganda del Gobierno y las leyes que han aprobado sirven muy bien para dividir la sociedad", declaró a Efe Johanna Majercsik, la portavoz de la Budapest Pride, durante la marcha.
Agresiones
Majercsik recordó el aumento de las agresiones contra los miembros de su comunidad que se viene registrando desde que se aprobó la citada ley, una "incitación al odio" que generó una fuerte ola de protestas e indignación dentro y fuera del país.
"Los que están en contra de los derechos de los LGTB+ ahora son más agresivos", enfatizó la activista. Recientemente, tres personas intentaron irrumpir a la fuerza, con patadas en la puerta, en un piso de Budapest, solo por el hecho de que tenía una bandera arcoíris colocada en el balcón.
"Pensamos que la incitación no se acabará antes de las elecciones y será parte de la campaña electoral", afirmó la activista, aludiendo a los comicios que se celebrarán en abril de 2022. "Hay muchos miembros de la comunidad LGTB+ que tienen miedo y que ya planean abandonar el país; otros lo condicionan a los resultados de las elecciones de 2022", añadió.
De momento, la situación se mantiene tensa, pues ni el Gobierno da la más mínima señal de dar marcha atrás y anular la polémica ley, tal y como ha pedido la Comisión Europea, ni las ONG que defienden los derechos de los miembros de la comunidad LGTB+ tienen previsto acatar las medidas homófobas.
El presidente de Amnistía Internacional, Dávid Víg, prometió que su organización "no cambiará ni una letra" de sus programas educativos o de sus campañas.
Más allá de la ley
La citada ley ha sido la gota que ha colmado el vaso, pues la lista de políticas y actitudes contra la comunidad LGTB+ por parte de los miembros del Gobierno húngaro es larga.
Desde que Orbán asumió el poder en 2010, varias disposiciones limitaron sus derechos. Ya en la Constitución adoptada en 2011 se determina que el matrimonio sólo puede ser la unión de un hombre y una mujer. El año pasado, en plena pandemia, en mayo de 2020, se aprobó una ley que prohíbe a los transexuales cambiarse de nombre.
Pese a todo, los sondeos apuntan a que los húngaros son cada vez más tolerantes hacia la comunidad LGTB+: en los últimos 8 años, el porcentaje de ciudadanos a favor de que las parejas del mismo sexo puedan adoptar niños aumentó del 42% al 59%.