A gritos de "¡Zemmour, presidente!", en torno a 13.000 personas se han reunido este domingo en el Recinto Ferial de Villepinte, en el norte de París, para acudir al primir mitin oficial del candidato de ultraderecha a las elecciones presidenciales del país galo, Éric Zemmour, que desveló el nuevo nombre de su partido: Reconquista.

Zemmour, columnista de televisión de 63 años, se animó a emprender la carrera presidencial con el objetivo de "salvar a Francia" y sus valores, amenazados por la inmigración y el Islam y busca batir a Macrion. 

"Durante mucho tiempo me contenté con mi papel de periodista y escritor (...), me decía que cada uno su papel. (...) Pero ya no es cuestión de reformar Francia, sino de salvarla. Por eso he decidido presentarme a la elección", dijo en un mensaje de vídeo grabado y retransmitido en sus redes.

Ondeando banderas francesas, los asistentes al evento esperaron con ímpetu la llegada del candidato. El ambiente fue increpándose a medida que avanzaba la jornada, con algunos periodistas siendo insultados por los allí presentes. 

El acto, enmarcado en un contexto de tensión y con un enorme dispositivo de seguridad tanto en el interior como en el exterior de la enorme sala, se vio interrumpido en varias ocasiones por enfrentamientos con opositores. Más de un centenar de manifestantes antiZemmour protestaron contra el "racismo, negacionismo y homofobia" del candidato. 



Un hombre trató de agarrar a Zemmour a su llegada al escenario y un grupo de activistas de SOS Racismo se levantaron con camisetas en las que gritaron 'No al racismo' y fueron atacados por los asistentes, que incluso les lanzaron sillas. El grupo, formado por una decena de personas, tuvo que ser evacuado con dos de sus integrantes sangrando por heridas en la cabeza.



Fuentes de la Prefectura de Policía indicaron a EFE que se interpusieron 46 multas en Villepinte y se produjeron dos detenciones en la marcha antifascista de la capital, en la que participaron unas 2.200 personas. 

Una nueva ultraderecha

En su vídeo de presentación, Zemmour apeló a esos franceses que tienen la sensación "de no estar en casa": "Durante mucho tiempo no os habéis atrevido a decir lo que veis", dijo sobre esa realidad en la que "aunque la inmigración no es la causa de todos los problemas, los agrava".

"Os van a decir lo peor sobre mí, pero aguantaré. Nunca bajaré la cabeza porque tenemos una misión que cumplir. (...) Ayudadme, uníos a mí (...) para que nuestros hijos y nietos no conozcan la barbarie, para que nuestras hijas no tengan que llevar velo y que nuestros hijos no sean sometidos", añadió.

El grueso del programa político de Zemmour se centra en medidas de seguridad. El candidato asegura que, de ser elegido, frenará los flujos migratorios con el “otro lado del mediterráneo” antes del verano, exigiendo que las demandas de asilo -que serán reducidas “a un puñado”- tengan que ser solicitadas en el consulado de cada país.



Zemmour quiere acabar con el derecho de reagrupación familiar, el derecho de suelo, suprimir las ayudas sociales a los extraeuropeos, expulsar a los extranjeros encarcelados y despojar de la nacionalidad francesa a los criminales con doble nacionalidad.



Todas estas medidas serían aprobadas por referéndum, y la voluntad popular se impondría al “Consejo constitucional, a los tribunales europeos y a los tecnócratas de Bruselas”, dijo. Para Zemmour, la única forma posible de que los inmigrantes vivan en Francia es “asumiendo” el modo de vida francés.



“La asimilación es una opción exigente, pero es la única que nos permitirá recuperar la paz y la fraternidad. Si usted, musulmán, hace de cada francés y francesa su hermano, es usted un compatriota”, defendió.



En el plano económico, Zemmour quiere “aligerar los impuestos”, facilitar la reindustrialización y acabar con el impuesto de sucesión. Otro de los ejes de su discurso lo copó la educación, donde promete reforzar las matemáticas y las humanidades y “reimplantar el culto al mérito”.



“La escuela será la herramienta de la asimilación a la francesa. Sacaremos de las escuelas a pedagogos e ‘islamo-izquierdistas’”, señaló al tiempo que defendió la prohibición de la escritura inclusiva, propuesta que se llevó un fuerte aplauso de los asistentes, compuesta sobre todo por hombres y antiguos simpatizantes de la derecha tradicional, Los Republicanos.

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