Boris Johnson participó en una fiesta en el 10 de Downing Street en mayo de 2020, durante el primer confinamiento en el Reino Unido. El primer ministro departió y bebió con unos 20 empleados sólo minutos después de que el ministro de Sanidad, Matt Hancock, rogara a los ciudadanos que cumplieran las normas y se quedaran en casa.
En aquel momento solo estaban permitidos los encuentros entre dos personas de distintos núcleos familiares en exterior y guardando una distancia nunca inferior a dos metros.
Pese a esto, revelan The Guardian y The Independent, Johnson comentó a un asistente que se merecían un trago por el duro trabajo para combatir la Covid-19, cuya propagación se encontraba disparada, y se sumaron a la reunión de carácter social, distendida y con alcohol que mantenían Hancock y su equipo.
Un portavoz del Gobierno ha reconocido los hechos a estos medios pero ha querido matizar que el premier se encontró "brevemente" con el ministro y sus colaboradores en el jardín, un espacio que según esta fuente se empleaba en aquellos días de manera "regular" para celebrar reuniones de trabajo.
Hancock se vería forzado a dimitir el pasado junio tras difundir The Sun unas fotografías abrazando y besando a su ayudante, violando sus propias restricciones y comprometiendo su matrimonio.
Johnson pasa por un momento muy bajo de popularidad, con varios escándalos a las espaldas que ponen en cuestión su liderazgo y su credibilidad a la hora de dirigirse a la población para pedir esfuerzos. De hecho, no es la primera fiesta que trasciende de Downing Street. Ya lo hizo una de diciembre de 2020, con Londres en nivel de alerta 2, y que recientemente acabó con la dimisión de la asesora de comunicación Allegra Stratton.
Ya lo paga en las urnas
También acabó en dimisión la fiesta destapada la pasada semana por The Mirror, igualmente en diciembre de 2020: 24 empleados del Partido Conservador con bebida, catering, sin distancia y sin mascarillas en un despacho de Westminster. Entre ellos Shaun Bailey, hasta su renuncia responsable del comité de policía y crimen de la Asamblea de Londres.
Y Johnson lo está empezando a pagar dentro y fuera de sus filas, con dos claros ejemplos en las últimas horas. El martes, el primer ministro llevó a la Cámara de los Comunes la batería de nuevas normas para frenar la propagación del coronavirus y un centenar de los suyos votó en contra: salió adelante gracias a la oposición.
Fuera de sus filas, acaba de encajar este viernes un duro revés al perder su partido un bastión histórico, la circunscripción rural de North Shropshire, que elegía en las urnas a un nuevo representante en la Cámara de los Comunes.