El 24 de noviembre de 2021 una nueva variante del SARS-CoV-2, la B.1.1.529, fue notificada a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta nueva cepa se detectó por primera vez en muestras recolectadas el 11 noviembre del 2021 en Botsuana y el 14 de noviembre del 2021 en Sudáfrica. Se trata de la variante ómicron. Mucho más contagiosa que su predecesora, la delta, pero menos virulenta.

Desde que ómicron entrara en escena los casos se han multiplicado por todo el mundo. Y Europa no ha sido una excepción. Cuando en marzo de 2020 se extendió la Covid por todo nuestro continente la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, señaló en el Parlamento Europeo: "Debemos velar los unos por los otros y hemos de apoyarnos mutuamente en este trance. Porque si hay algo más contagioso que este virus es el amor y la compasión. Y frente a la adversidad, el pueblo europeo está mostrando cuán fuertes pueden ser".

Estas buenas palabras han venido acompañadas de hechos a lo largo de todo este tiempo. Algunos ejemplos son la repatriación de ciudadanos de la Unión Europea (UE) (enero de 2020), la movilización de los primeros fondos para investigar sobre el brote de coronavirus, la adquisición de equipos médicos (febrero de 2020), la presentación de un plan de recuperación (mayo 2020), la estrategia de vacunas (que ha ido cambiando con el tiempo), los contratos con diferentes empresas farmacéuticas para garantizar el acceso a las vacunas, la aprobación de los planes de recuperación, la distribución de los fondos Next Generation o la búsqueda de una coordinación en cuanto a las restricciones de viaje.  

Sin embargo, después de dos años asediados por la Covid, no existe a nivel europeo una respuesta uniformada para hacer frente a la variante ómicron. Y por eso, cada uno de los 27 Estados miembros está planteando la guerra por su cuenta e imponiendo las medidas que consideran oportunas. Por eso y porque la UE no tiene el poder coercitivo necesario para imponer restricciones a los 27 países que forman parte del club. Todo ello está generando una auténtica torre de Babel y un verdadero caos de limitaciones antiCovid, que varian de un territorio a otro. A continuación, se exponen algunos ejemplos de la situación que se está viviendo en Europa y de cómo reaccionan unos Estados y otros.

En España, tras la reunión del Consejo Interterritorial del pasado 22 de diciembre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decidió volver a la mascarilla obligatoria y propuso un plan de acción ante el estallido de ómicron. Pero no quiso imponer restricciones, se refugió en nuestra alta tasa de vacunación, y prefirió que cada comunidad autónoma decidiera sobre la mejor forma de hacer frente a la sexta ola. Varias autonomías han optado por limitar las reuniones y fijar límites horarios a la hostelería. Nadie se ha atrevido a hablar de toque de queda, pero prácticamente viene a ser lo mismo.

Pedro Sánchez en rueda de prensa tras la reunión telemática de la XXV Conferencia de presidentes autonómicos. Efe

Mientras tanto, la situación empieza a ser preocupante. Este martes hemos batido nuestro propio récord de contagiados y de incidencia acumulada: 99.671 nuevos casos y la incidencia de los últimos 14 días alcanza la cota de 1.360 contagiados por cada 100.000 habitantes.

Situación en Portugal

Nuestro vecino Portugal ha registrado este martes más de 17.000 contagios de coronavirus, máximo de toda la pandemia, y espera que en la primera semana de enero esta cifra alcance los 37.000, según la ministra de Sanidad, Marta Temido.

Actualmente hay 936 ingresados con el virus, lejos de los datos de la tercera ola de principios de este año, cuando se aproximaron a 7.000, con casi un millar de personas en la UCI. También se mantienen muy por debajo de entonces los niveles de mortalidad: este martes se reportaron 19 decesos, lejos de los picos de 300 que llegó a haber a finales de enero.

Ante la subida de contagios y el avance de ómicron, el Gobierno portugués implementó nuevas restricciones el 25 de diciembre, como el cierre del ocio nocturno, de las guarderías y el teletrabajo obligatorio.

Un grupo de personas hace cola en las calles de Lisboa el pasado 23 de diciembre para hacerse test de Covid. Reuters

En hoteles, bodas y bautizos, espectáculos culturales y recintos deportivos, independientemente del aforo, se exige presentar test negativo incluso para vacunados.

El test también fue necesario para entrar a restaurantes en Nochebuena y Navidad y se exigirá también el 30 y 31 de diciembre y el 1 de enero, días en los que se prohíben las reuniones de más de 10 personas en la vía pública.

Portugal tiene a cerca del 88% de su población total con la pauta primaria completa (98,3% en los mayores de 11 años) y está centrado ahora en las dosis de refuerzo y en la vacunación de los niños de 5 a 11 años.

Francia

Las autoridades sanitarias francesas registraron en las últimas 24 horas 179.807 casos positivos de coronavirus, un dato récord que supera con creces la barrera de los 100.000 diarios que el país registró el pasado 24 de diciembre.

Con estos datos la media de casos diarios diagnosticados en la última semana asciende a más de 87.000, cuando hace dos semanas se encontraba por debajo de 50.000.

En paralelo, la tensión en los hospitales sigue subiendo: este martes se registraron 2.110 nuevos ingresos, frente a los 1.634 del día anterior, con lo que hay 17.405 camas ocupadas en Francia por pacientes con Covid. De ellas, 3.416 son de pacientes en UCI, tras apuntar en un día 417 ingresos frente a los 328 que hubo el lunes.

Gente haciendo cola en las calles de París para hacerse pruebas de coronavirus. Reuters

El Gobierno de Emmanuel Macron anunció este lunes nuevas medidas para frenar el crecimiento exponencial de contagios por la variante ómicron.

Las nuevas normas implican la limitación de aforos en interior a 2.000 personas y 5.000 en exterior, la prohibición de beber de pie en bares e impone el teletrabajo al menos tres días por semana.

Además, a partir del 15 de enero la presentación del pasaporte de vacunas será indispensable para acceder a restaurantes, bares, museos, cines, teatros y otros lugares públicos. El Gobierno ha adelantado además la inyección de la dosis de recordatorio, que a partir de ahora se podrá hacer tres meses después de acabar la pauta inicial de vacunación.

Bélgica y Países Bajos

La variante ómicron está ya detrás de más de la mitad de los contagios detectados en la última semana en Países Bajos y Bélgica, por lo que ya ha suplantado a la variante delta en esos países.

Los datos han sido comunicados este martes por el Instituto de Salud Pública (RIVM) en Países Bajos y el lunes por el microbiólogo médico Emmanuel André, a cargo del laboratorio nacional de referencia de Bélgica en Covid, quien señaló que ómicron había llegado ya al 60% de los contagios.

En Países Bajos el número de casos positivos se ha reducido en un 11% en la última semana, aunque el RIVM alerta de que la variante ómicron conducirá a un aumento de los contagios y probablemente también al de las hospitalizaciones.

El primer ministro neerlandés, Mark Rutte, durante la rueda de prensa en la que anunció el confinamiento. Efe

El Gobierno neerlandés introdujo por precaución lo que denomina un "confinamiento estricto", que consiste en limitar el contacto social a través del teletrabajo y el cierre de toda la actividad no esencial hasta el 14 de enero, y de toda la educación al menos hasta el día 9, y estableció en dos el máximo de invitados a un hogar y los grupos al aire libre.

Estas restricciones, junto a la aceleración de la campaña de dosis de refuerzo, buscan retrasar el avance de ómicron durante el mes de enero, limitar el porcentaje de reproducción de los contagios con esta variante y la presión hospitalaria.

En Bélgica, la incidencia acumulada ha caído por debajo de los 1.000 puntos por primera vez en esta oleada de contagios y las infecciones se redujeron a un ritmo del 25% semanal.

Pero por prudencia ante la variante ómicron, el Gobierno y las regiones de Bélgica también endurecieron el pasado domingo las restricciones, aunque sin llegar al nivel de sus vecinos. Sin embargo, la justicia ha suspendido estas medidas y las autoridades belgas tendrán que convocar este miércoles un nuevo comité de concertación para dar marcha atrás.

Miles de manifestantes se concentraron la semana pasada en Bruselas para protestar contra las restricciones. Reuters

Bélgica había impuesto el teletrabajo parcialmente obligatorio y el cierre nocturno de bares y restaurantes y la prohibición el grueso de actividades culturales en interiores, con excepciones como museos o bibliotecas. Para la alta jurisdicción, no está probado que la frecuentación de estas salas sea particularmente peligrosa para la salud de la población.

Según el diario Le Soir, la ministra belga del Interior, Annelies Verlinden, está trabajando en un nuevo real decreto que enmiende el anterior y previsiblemente el país volverá a la situación anterior al 22 de diciembre, cuando estaba permitido que hubiera hasta 200 personas sentadas en teatros, pero también en cines.

Grecia

Grecia también registró este martes un salto en los contagios diarios de Covid, al contabilizar el récord histórico de 21.657 casos, fruto de la fuerte propagación de la variante ómicron, que se ha convertido en la prevalente en cuestión de unos pocos días.

El número de contagios duplicó con creces el récord del lunes, cuando se registraron 9.284 contagios, si bien la cifra de muertes se mantiene estable con 60 decesos. A pesar del fuerte incremento, la tasa de positividad bajó al 3,9% frente al 9,7% del lunes, lo que se debió al gran número de pruebas realizadas, con un total de 556.060, entre PCR y test de antígenos.

El vicepresidente de la Sociedad Griega de Neumología, Nikos Tzanakis, calculó que actualmente en Grecia debe haber mas de 100.000 casos activos de Covid, en un país con 10,7 millones de habitantes. Desde el inicio de la pandemia se han contabilizado 1.105.885 contagios y 20.557 fallecimientos.

Según destacó el ministro de Sanidad, Thanos Plevris, este fuerte repunte, sin embargo, no se ha traducido en una mayor presión del sistema sanitario.

Gente con mascarilla pasea por una de las calles comerciales de Atenas. Reuters

A pesar de todo, Plevris volvió a apelar a los más jóvenes a evitar los contactos con las personas mayores o hacerlo con la máxima precaución, ya que la mayoría de las nuevas infecciones se producen entre los menores de 60 años.

Mientras el Gobierno no se cansa de urgir a la población que se inocule y a pesar de que la vacuna será obligatoria para los mayores de 60 años a partir del 15 de enero, tan sólo el 65% de los ciudadanos han recibido la pauta completa y el 30% la dosis de refuerzo.

El Ejecutivo del conservador Kyriakos Mitsotakis ha endurecido en apenas cuatro días varias veces las medidas de protección y no ha excluido ordenar precauciones adicionales. Desde el pasado viernes es obligatorio el uso de mascarilla de alta protección o doble mascarilla quirúrgica en supermercados y en el transporte público, así como entre el personal de la restauración.

Además, se han cancelado todas las celebraciones públicas durante las fiestas y a partir del 2 de enero la restauración, donde sólo está permitida la entrada a vacunados o recuperados, volverá a cerrar a medianoche, tan sólo podrán sentarse seis personas a una mesa, con la preceptiva distancia entre cada grupo, y no podrá haber clientes de pie.

Por otra parte, en los estadios sólo estará permitida la ocupación del 10% de las localidades, con un máximo de 1.000. El portavoz del Gobierno, Yannis Ikonomu, no excluyó que estas medidas se adelanten, en función de lo que decida el comité de expertos en su reunión de este miércoles.

El caso de Finlandia

En Finlandia el Eduskunta (Parlamento finlandés) aprobó este martes la vacunación obligatoria contra la Covid-19 del personal sanitario y de los profesionales que trabajan con grupos de riesgo, como los ancianos y las personas inmunodepresivas.

La reforma legislativa recibió 107 votos a favor procedentes de los cinco partidos de la coalición gubernamental de centro-izquierda y de la oposición conservadora, mientras que fue rechazada por 32 diputados de la formación de ultraderecha Verdaderos Finlandeses y los democristianos.

Gente paseando por las calles nevadas de Helsinki el pasado 26 de diciembre. Reuters

Según la nueva ley, que estará en vigor hasta finales de 2022, el personal sanitario y asistencial que se niegue a ser vacunado contra la Covid deberá ser reubicado en otros departamentos donde no suponga un riesgo para los pacientes y grupos de riesgo.

En caso de que no sea posible reubicar a estos profesionales, su empleador podrá suspenderlos temporalmente de empleo y sueldo, aunque su negativa a vacunarse no podrá ser considerada un motivo de despido.

Asimismo, el Eduskunta aprobó la propuesta de ley del Gobierno para eximir del IVA a las pruebas de autodiagnóstico del coronavirus durante todo el año 2022, a fin de incentivar su uso entre la ciudadanía.

Finlandia se encuentra inmersa en la quinta ola de la pandemia y el aumento del ritmo de contagios ha disparado la incidencia hasta los 536,4 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, un 18% más que hace sólo siete días.

Finlandia ha reinstaurado los controles fronterizos para los viajeros de todos los países, incluidos los de la zona Schengen

Este martes entraron en vigor las últimas restricciones aprobadas por el Gobierno finlandés hace una semana para intentar frenar la expansión del virus.

Entre otras medidas, Finlandia ha reinstaurado los controles fronterizos para los viajeros de todos los países, incluidos los de la zona Schengen, al menos hasta el próximo 16 enero. Esto implica que ya no bastará con presentar en la frontera el certificado Covid europeo, sino que todos los viajeros deberán mostrar además una prueba PCR negativa tomada como mucho 48 horas antes, excepto los residentes en el país nórdico.

Además, los bares y discotecas que quieran mantenerse abiertos deberán reducir su aforo a la mitad y tendrán que cerrar a las 18.00 horas (las 17.00 hora peninsular española) durante las próximas tres semanas.

Los restaurantes podrán cubrir hasta el 75% de su aforo y permanecer abiertos hasta las 20.00 horas (las 19.00 hora peninsular), aunque tendrán que exigir a sus clientes el certificado Covid y deberán dejar de servir bebidas alcohólicas dos horas antes del cierre.

En las zonas con mayor incidencia, como la región de Helsinki, se cerrarán todos los locales de ocio y deportivos considerados "de riesgo medio y alto", entre ellos los gimnasios, las saunas públicas y las piscinas.

En cambio, podrán realizarse actividades "de riesgo bajo" si se presenta el pasaporte Covid, como visitar museos, exposiciones, mercados navideños, bibliotecas, acudir a salas de cine, teatros y conciertos (con un asiento asignado).

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