El Senado francés adoptó este jueves de madrugada la ley que instaura el pasaporte de vacunación, que establece la obligatoriedad de tener todas las dosis para acceder a la mayor parte de los lugares públicos, incluidos bares y restaurantes. La medida ha provocado varias protestas sociales en las últimas semanas.
La Cámara alta, dominada por la oposición conservadora, introdujo algunas modificaciones con respecto al texto que la pasada semana fue adoptado por los diputados, donde el Gobierno de Emmanuel Macron cuenta con una holgada mayoría.
El hecho de que el texto no haya sido aprobado de forma idéntica retrasa algo la entrada en vigor del pasaporte de vacunación, que ahora tiene que ser objeto de un acuerdo entre diputados y senadores, aunque los primeros tienen la última palabra.
El pasaporte de vacunación ha provocado una gran polémica, pero su adopción en el Senado muestra que cuenta con un gran consenso político, puesto que esa Cámara tiene mayoría conservadora y lo adoptó con 249 votos a favor y 63 en contra, entre ellos varios "macronistas".
Una vez que entre en vigor, el pasaporte que indique que se tiene la pauta de vacunación completa será exigido para acceder a lugares de ocio, transportes y otros lugares, y ya no servirá un test negativo, como hasta ahora.
Los senadores han introducido algunas enmiendas que no gustan al Gobierno, como las restricciones a su uso ligado a que se supere la cifra de 10.000 hospitalizados a nivel nacional.
Además, el texto adoptado por el Senado también excluye del pasaporte de vacunación a los menores de 18 años y suprime la posibilidad de que los dueños de bares y restaurantes verifiquen la identidad de los clientes para evitar falsificaciones.
Dentro de la ley, que tiene otras disposiciones para luchar contra la pandemia, el Senado tampoco ha aprobado las sanciones a las empresas que se opongan al teletrabajo que habían adoptado en primera lectura los diputados.